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En vivo: Tudor Black Bay Ceramic certificado por METAS

El Tudor Black Bay Ceramic, en la muñeca

La verdad es que este es el año Tudor. Siempre tiene lanzamientos que dan mucho que hablar, pero este año está acumulando en muy poco espacio de tiempo piezas que son todas materia de conversación, de deseo y, desafortunadamente, de listas de espera. Empezamos con el fantástico Fifty-Eight 925 que vimos en vivo, posiblemente el más elegante de todos los Fifty-Eight. Ahora traemos este Tudor Black Bay Ceramic, pero todavía faltan por desfilar por nuestra web la versión de oro y el nuevo cronógrafo. Para llevar menos de la mitad del año, no está pero que nada mal.

CAJA DE CERÁMICA

Pero es que además casi cada aspecto del Tudor Black Bay Ceramic es una novedad. Empezamos por lo que le da el nombre: La caja monobloque está fabricada en cerámica. El acero recubierto de PVD negro se reserva para el bisel, pero el inserto también es de cerámica satinada en rayos de sol. Los numerales e índices del bisel están hechos en grabado inverso mate, para que contraste bien con el resto de la superficie.

A pesar de lo difícil que es mecanizar la cerámica, porque es extremadamente dura, la parte superior de la carrura tiene una sección pulida que la recorre de una punta a otra de las asas, algo que también tienen otros modelos Black Bay. Se crea así un aire de familia, además de que el pulido embellece la caja y le da un toque más elegante. La corona grande con la Rosa Tudor también se mantiene. En este caso está hecha también en acero con PVD negro, mientras que el tubo de corona es de acero satinado circular.

El diámetro de la caja es de 41 mm y aloja el conocido cristal de zafiro curvado, que le da ese toque vintage que distingue a los Black Bay. La hermeticidad está garantizada hasta los 200 metros, aunque se prueba hasta un 25% más.

ESFERA BIEN CONTRASTADA

La esfera del Tudor Black Bay Ceramic (qué gusto cuando los relojes tienen nombres cortos) también ha optado por el negro sobre negro. El fondo es mate esmerilado y los marcadores de minutos y los textos son en tono gris, sólo visibles en según qué situación de luz. A cambio, los índices horarios y las manecillas, con un borde plateado y rellenas de Super-LumiNova de color blanco roto, contrastan perfectamente, de manera que la información horaria siempre está disponible.

Por supuesto, tanto la manecilla de las horas como la del segundero mantienen su personal forma «Snow Flake», que permite distinguir un Black Bay a distancia (el sueño de todo fabricante de relojes). Todos los acabados son, como siempre, perfectos: los textos impresos están nítidamente definidos y con un espaciado exacto. Al estar certificado por METAS, el texto a las 6 horas ya no es el habitual «200m 660ft Chronometer Officially Certified». Ahora sólo encontramos la leyenda «Black Bay Master Chronometer». Y estar más ligero de texto beneficia a la esfera, para mi gusto.

CALIBRE DE MANUFACTURA MT5602-1U

El calibre Tudor Black Bay Ceramic cumple con todos los requisitios que ya conocemos de los movimientos de la casa: es un movimiento mecánico de cuerda automática con rotor bidireccional y frecuencia de 4 hercios (28.800 alternancias a la hora). La reserva de marcha es de 70 horas (certificada por el METAS). El volante tiene regulación por tuerca de microajuste para variar la inercia, y la espiral es de silicio amagnético.

Además Tudor ha decorado el movimiento en negro, por lo que, visto a través del zafiro posterior, resulta muy atractivo.

LA CERTIFICACIÓN METAS

Como ya saben los aficionados a la relojería, el certificado otorgado por el laboratorio independiente METAS es el más exigente del mercado. Los relojes que quieran obtenerlo deben cumplir los siguientes criterios: Los relojes deben funcionar dentro de un intervalo de variación diaria de cinco segundos (0 +5), es decir, cinco segundos menos de lo que permite el Control Oficial Suizo de Cronómetros (COSC) (-4 +6) en un único movimiento y un segundo menos que la norma interna de TUDOR, que se aplica a los modelos de la marca con Calibre de Manufactura (-2 +4).  La certificación también garantiza la precisión de la hora cuando el reloj se somete a campos magnéticos de 15 000 gauss.

Además, por último, garantiza que la hermeticidad declarada por el fabricante cumpla la norma 22810:2010 de la Organización Internacional de Normalización (ISO), al igual que la reserva de marcha de cada reloj Master Chronometer. Asimismo, cabe mencionar que hay dos requisitos que cumplir para optar a la certificación: la manufactura suiza debe cumplir los criterios Swiss Made y el movimiento debe estar certificado por el Control Oficial Suizo de Cronómetros (COSC).

Con cada Tudor Black Bay Ceramic se entrega la tarjeta de garantía de 5 años transferible sin necesidad de registro ni de revisiones de mantenimiento periódicas. La tarjeta se puede conectar vía NFC, lo que permite ver en el móvil las especificaciones de cada reloj individual. Es decir, el resultado de las pruebas realizadas por el METAS a ese reloj específico. Una forma más de individualizar el reloj.

Esta de aquí es la impresión de pantalla hecha en mi móvil a uno de los relojes de demostración:

PRECIOS Y CONSIDERACIONES FINALES

El reloj se entrega con una excelente correa híbrida de cuero y caucho con un pespunte a juego con el blanco roto de la esfera. Además viene con cierre desplegable de acero 316L y cierre de seguridad de acero 316L tratado con PVD negro. Viene también con una correa adicional de tejido negra con banda de color crema y hebilla de acero 316L tratado con PVD negro. El precio es de 4.480 euros, y ya está disponible en las tiendas.

El Tudor Black Bay Ceramic es un reloj importante que puede iniciar una nueva ruta para la marca: hasta ahora sólo los Omega estaban certificados por el laboratorio METAS, lo que les daba una clara ventaja competitiva. Ahora Tudor ofrece lo mismo, y encima con unos precios que se sitúan por debajo de los de Omega. Cierto es que la oferta de Tudor no es tan amplia como la de Omega -ni su nombre tiene tanto peso, ni de lejos-, pero los argumentos de venta son muy importantes para Tudor porque ofrece una estética distinta, unos relojes bien hechos y, no olvidemos, el respaldo de Rolex.

Entiendo que Tudor poco a poco irá incorporando la certificación en algunos modelos, aunque quizá no en todos: eso significaría subir un escalón de precio y abandonar el espacio entre los 3 y 4.000 euros, en los que ahora mismo reina en solitario. Veremos. Más información en Tudor.es.

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