Icono del sitio Horas y Minutos

¿Gastar en un Rolex sin llegar a tenerlo? La nueva forma de inversión

Así se ve el Rolex Submariner Date 41 mm 2020 126610LN

La terrible pandemia de Covid ha tenido una consecuencia económica a tener en cuenta: un año y medio de reclusión ha dejado a mucha gente con un dinero en el bolsillo que, en condiciones normales, se hubiera gastado en vacaciones, artículos gourmet y productos de lujo. Eso incluye a los inversores llamados Millenials («milénicos» fue la traducción buscada en español -y poco usada-) y a los de la Generación Z. A ambos se los suele agrupar bajo el nombre Gen MZ). Eso es un arco que abarca desde los nacidos en los 80 hasta los nacidos en los 90 y primeros años 2000. Para que nos hagamos idea de su magnitud, La Generación Z supone en Estados Unidos el 25% de la población, lo que la convierte en una cohorte demográfica más numerosa que los baby boomers o los milénicos.

Los inversores de estos Gen MZ no quieren depender por completo de los volátiles mercados de valores o de las criptodivisas, que conllevan mayores riesgos, según los conocedores del sector. Imagino que las debacles bursátiles vividas desde que nacieron son también una señal de precaución. La gran liquidez del mercado ha llevado a algunos jóvenes inversores minoristas con presupuestos relativamente moderados a buscar formas de inversión poco convencionales, y quizá «divertidas». Es un fenómeno que ha comenzado en Corea del Sur y cada vez crece más.

¡MUUUUY INTERESANTE!

Bancow, una plataforma de inversión en ganado vacuno, actúa como intermediario entre los inversores y las explotaciones que desean comprar y co-invertir en terneros. Al cabo de unos dos años, las vacas adultas se venden en subasta y las dos partes se reparten los beneficios de la inversión.

Según la empresa, las partes inversoras se dividen en dos grupos: inversores y ganaderos. Cuanto más dinero inviertan los inversores en una vaca, más acciones tendrán. Por su parte, los ganaderos contribuyen a los costes de cría. Los ganaderos que pagan el forraje de clase A reciben más acciones que los demás. El precio de los terneros, que suele rondar entre los 4 y los 5 millones de wons (3.000 -3.700 euros), depende de si la vaca puede heredar genes con rasgos más deseables, como una fuerte musculatura que se convierta en una carne de alta calidad. Bancow espera una tasa de beneficios de aproximadamente el 19%, algo difícil de conseguir en el mercado bursátil (o cualquier otro, en realidad) salvo corriendo riesgos altísimos.

MUCHO MÁS QUE DEPORTIVAS

Las zapatillas de deporte también son populares. En la plataforma de reventa de zapatillas Reple, un par de Nike Dunk Low Retro Black se revendió por unos 380.000 won. La zapatilla tenía un precio original de 119.000 won. La reventa se ha hecho más fácil, ya que los comerciantes no tienen que entregar las zapatillas al nuevo propietario. Reple simplemente las guarda en su almacén y los comerciantes compran y venden certificados de propiedad. Los jóvenes son el principal objetivo de la reventa de zapatillas. Según Reple, más del 80% de sus usuarios son jóvenes nacidos en los años 80, 90 o 2000. De los usuarios de la plataforma entre el 1 y el 26 de abril, cerca del 33 por ciento eran adolescentes, mientras que un 32 por ciento eran veinteañeros y un 16 por ciento eran treintañeros.

Las zapatillas de edición limitada de los famosos son conocidas por su rareza, lo que eleva el precio de reventa. Las Air Force 1 Para Noise de Nike, una colaboración con la estrella del K-pop G-Dragon, se vendieron por unos 20 millones de won en Internet (14.900 euros). Las zapatillas tenían un precio original de 219.000 won (162 euros).

Los derechos de autor de la música también son una inversión alternativa muy popular. En Musicow, los usuarios pueden comprar y vender acciones de canciones. Una acción de Rollin de Brave Girls, que se cotizaba a unos 24.000 won (18 euros) por acción en febrero, antes de que el grupo se hiciera viral, subió hasta 775.000 won el 17 de abril (575 euros).

ROLEX, POR FAVOR

Piece, otra plataforma de inversión, inició el 1 de abril un programa de inversión en relojes en el que la gente puede invertir colectivamente en relojes Rolex, sin duda el epítome del reloj triunfante. Si los relojes se revenden a un precio superior, los beneficios se dividen entre los inversores. Se puede invertir desde 100.000 hasta 20 millones de won (75 a 15.000 euros, aproximadamente), y recoger beneficios tras la venta de las piezas seis meses después. En la primera tanda de inversión la empresa afirma haber devuelto un 23% de beneficio a sus inversores.

La empresa Koia, con sede en Londres y todavía en fase de pre-startup, está anunciando sus primeras oportunidades de inversión en relojes, vinos y tarjetas comerciales. La lista de espera ya se cuenta por miles.

Esto, que sin duda es llamativo y atractivo, no deja de ser un problema añadido a la proverbial escasez de relojes de Rolex, porque no hace sino aumentar la presión sobre los stocks de la marca. Rolex, por su parte, no hace que la escasez disminuya -haciendo más relojes- sino que trata de mantener un control férreo sobre las ventas de sus relojes para evitar la reventa y mantener el aura de exclusividad que tienen sus relojes. Los de acero, porque los de oro si se pueden conseguir fácilmente. Por tanto su política se enfrenta frontalmente con este nuevo concepto de inversión. Ya veremos quién tiene más fuerza, pero yo apuesto por Rolex que es, al fin y al cabo, quien tiene el control sobre sus stocks y sus puntos de venta. A estos últimos los controla como si fueran propios.

Hay otro aspecto a tener en cuenta: las personas que se apresuran a adquirir activos financieros a través de nuevos métodos están accediendo a ellos a través de plataformas que no están reconocidas por las autoridades financieras, así que los mecanismos tradicionales de protección al inversor no operan en su caso. O así es por ahora. Veremos cómo evoluciona todo esto.

Salir de la versión móvil