El año pasado mostré en vivo las nuevas esferas de Aikon, que han demostrado ser todo un éxito. Ahora Maurice Lacroix vuelve a experimentar con la esfera del reloj, pero de una forma mucho más radical porque lo que ha hecho ha sido vaciarla. El resultado es este Aikon Skeleton 39 mm.
No cabe duda que hay un mercado para los relojes esqueletados. No es desde luego grande, porque las esferas así siempre resultan raras para el público en general (que es el que de verdad da de comer a las marcas de este nivel de precio), y son más bien preferidas por los que son aficionados. Precisamente por eso el Aikon Skeleton 39 mm no es simplemente una esfera calada, sino que la marca ha ido más allá. No ser «uno más» es clave hoy día.
El Aikon Skeleton 39 mm está construido en acero inoxidable y tiene un tamaño adecuado para un público amplio, gracias a sus 39 mm de diámetro y 11 mm de altura. Y, dada su resistencia al agua de 200 metros, es además un reloj deportivo muy versátil. La altura del reloj hace que sea muy cómodo de llevar en cualquier circunstancia.
Dice la casa que la inspiración del reloj es la arquitectura urbana, y se nota.
El diseño integrado de la caja desemboca en un brazalete de cinco eslabones a juego con palancas de liberación rápida (sistema easy-change) para cambiar sin necesidad de herramientas las correas de cuero o caucho. Los cristales de zafiro del anverso y el reverso muestran el movimiento esqueleto desde ambos lados, que es lo más destacado de este modelo.
El calibre del Aikon Skeleton 39 mm tiene índices rodiados y aplicados con Super-LumiNova X1 alrededor del perímetro y unidos al anillo de capítulos, que parecen estar en la parte inferior del cristal, aunque hay un disco transparente entre el cristal principal y el movimiento. Las agujas de las horas y de los minutos, chapadas en rodio, tienen también inserciones de material luminiscente, y la legibilidad es sorprendentemente buena para una configuración de este tipo. El pigmento blanco evita que los elementos de la hora se pierdan en la mecánica.
El muelle real es claramente visible a las 5 horas, actuando como un indicador aproximado de la reserva de marcha, mientras que el volante se ve a las 12 horas. Las decoraciones son mínimas, pero hay un bonito veteado y la arquitectura calada es ciertamente llamativa. Además, demasiada decoración haría de la lectura un problema mayor del que de por sí tienen este tipo de relojes. Un sencillo segundero se sitúa en el perímetro exterior, rematando la esfera.
Cuando damos la vuelta al Aikon Skeleton 39 mm vemos que esta parte del calibre también ha sido cuidada. Sellita lo diseñó a petición de Maurice Lacroix con puentes personalizados, utilizando un SW 200-1 automático de base. El rotor personalizado está calado con el logotipo de la marca y todo está, de nuevo, bien acabado.
Se trata de una edición especial del calibre ML115 y, por lo demás, funciona como un SW 200-1 estándar con 26 rubíes, un ritmo de 28.800 alternancias a la hora (4Hz) y una poco defendible reserva de marcha de 38 horas. Sin embargo, se ha eliminado la fecha, sabia decisión porque hubiera sido muy difícil encajarla sin que resultara rara.
Como todos sus modelos hermanos, el Aikon Skeleton 39 mm se lleva estupendamente en la muñeca, sea de hombre o de mujer. Es, sin embargo, el más caro de la colección: 3.200 euros, lo que obviamente disipa las ventajas intrínsecas del Aikon. A cambio, te llevas un esqueletado mucho más trabajado que los de su competencia. Hay más información en MauriceLacroix.es.