Este Moritz Grossmann Benu Power Reserve no es ni mucho menos un modelo nuevo de la casa pero, ya que tuve la oportunidad de hacerle fotografías decentes, no quería dejar de hacerlo. En realidad, cuando pensamos en Moritz Grossmann pensamos -o yo tiendo a pensar- en modelos absolutamente clásicos, pero lo cierto es que ha lanzado modelos (como el Central Second que vimos en vivo) que le dan un aire más moderno y manteniendo su esencia. Este Benu va en esa misma dirección.
Aclaremos en primer lugar que Benu viene del egipcio Bennu, el dios de la muerte y la resurrección. La otra colección de la casa se llama Tefnut, la diosa que personifica del rocío que da vida y de todo proceso corporal que produce humedad. Original es, desde luego.
La caja del Benu Power Reserve está construida en oro rosa y tiene un diámetro de 41 mm y una altura del 11,65 mm. Podría sorprender tanta altura para un calibre manual, pero cuando le das la vuelta y ves cómo está construido el motor, te das cuenta de que se ha sacrificado la altura por incluir un movimiento espectacular.
Aún así el reloj es comodísimo en la muñeca.
La esfera es básicamente clásica, aunque la indicación de reserva de marcha aporta un toque más informal que parece imitar la denominación de origen de la marca, que aparece junto con el nombre. Cuando el reloj está totalmente cargado, la reserva aparece blanca, y se va tornando roja según transcurre el tiempo.
La esfera es sencilla, con grandes números arábigos que recuerdan a los relojes de pie y de observatorio. Está fabricada en plata maciza, y el notable escalón del pequeño segundero demuestra que no es precisamente una pieza delgada.
La estrella del Benu Power Reserve, como siempre en la casa, son las manecillas. Cada una de ellas se termina a mano, se pule y se redondea, con una forma que transmite contundencia y elegancia a la vez. Las manecillas se van estrechando hasta llegar a una punta muy fina y, en el caso de la de minutos, con una suave curva en la punta también hecha a mano. A pesar de su tamaño, las agujas están montadas muy cerca de la esfera, sobre todo el minutero, un detalle que aumenta la impresión de calidad.
Y por supuesto son de ese color entre violeta y marrón (conseguido térmicamente) que distingue a los Moritz Grossmann. Y, cuando miras la esfera de cerca, te das cuenta que los numerales no son negros, sino del mismo color que las manecillas.
Como muchos otros relojeros de alta gama de Glashütte, la inspiración de los movimientos de Grossmann proviene de los relojes de bolsillo del siglo XIX. El calibre 100.2 del Benu Power Reserve es casi un calibre de reloj de bolsillo miniaturizado, pero, al igual que las agujas, revela un sorprendente e impresionante grado de calidad cuando lo miras de cerca.
La placa de dos tercios está hecha de alpaca y es recta, al contrario que en las otras marcas de Glashütte, que es curva, con todas las letras grabadas a mano y a la perfección. También están grabados a mano el volante y la rueda de escape, ambos de acero y cubiertos de finos rizos. El índice del regulador en el volante es un índice micrométrico, con un tornillo lateral que se puede ajustar para regular el reloj.
El trinquete está recubierto con un triple acabado solar, esencialmente tres espirales concéntricas, y es un placer para la vista. Igual de hermosa es la rueda de remontuar pulida en negro, un tratamiento que también se aplica al clic de remontuar. Ambas ruedas tienen dientes biselados y pulidos, acabados a la perfección.
El Benu Power Reserve se mueve a 18.000 alternancias a la hora (2,5 hercios), lo que permite disfrutar del movimiento del volante y que nos retrotrae, una vez más, a los relojes de bolsillo.
Toda esta perfección, más la caja de oro, tiene su reflejo en el precio: 46.400 euros. Lejos del alcance de muchos, pero afortunadamente soñar es gratis. Se puede adquirir en la Joyería Grassy, y hay más información en MoritzGrossmann.com.