Si algo distingue a Hermès es la búsqueda de la belleza en todo lo que hace. Pero el problema de las obras bellas es que, una vez creadas, ya no se pueden repetir: estás obligado a crear algo distinto. Eso es así también en relojería, donde la creación está constreñida a un espacio muy pequeño y, por tanto, limitado. Por eso es tan admirable la casa francesa: siempre está creando relojes muy bellos. Vimos en vídeo el L’Heure Masquée, uno de los GMT más bonitos y originales del mercado. Y también L’Heure de la Lune, mi reloj favorito si hablamos de fases lunares. Y, este año, presenté en vivo el Le Temps Voyageur, otra bella variación del reloj de viaje. Y ahora llega este Hermès Cape Cod Crépuscule, que es original en todo.
UN PROCESO CREATIVO LARGO Y DIFÍCIL
En 2018, Hermès inició una reunión con el Centro Suizo de Electrónica y Microtecnología (CSEM), con sede en Neuchâtel, como parte de su búsqueda de una innovación tecnológica que se pudiera dedicar a la creatividad. De ahí surgió el proyecto de una esfera fabricada con una oblea de silicio, que debía presentar el delicado motivo «Crépuscule» del diseñador y artista gráfico Thanh-Phong Lê.
La oblea de silicio, utilizada en microelectrónica por sus propiedades semiconductoras, fue elegida para el Hermès Cape Cod Crépuscule por sus cualidades puramente estéticas, lo que representa una primicia. Dependiendo de la cantidad de material depositado durante la producción, su color varía en una paleta infinita de matices sutiles y únicos. Este proceso altamente tecnológico es llevado a cabo por ingenieros especializados en los laboratorios del CSEM.
Las esferas del Hermès Cape Cod Crépuscule se crean a partir de una única placa de 0,5 mm de grosor, que se recubre de forma extremadamente precisa con una minúscula película (de 72 nanómetros) de nitruro de silicio para obtener el color azul intenso deseado.
A continuación viene la etapa de fotolitografía, durante la cual la oblea se expone a una luz azul para imprimir el patrón. El proceso incluye varios baños sucesivos, antes de la etapa de recubrimiento de oro, seguidos de otros baños para eliminar el material superfluo. Por último, la placa se corta con precisión según la forma de la caja de Cape Cod.
HERMÈS CAPE COD CRÉPUSCULE
La esfera, con sus finas agujas doradas, revela los tonos azulados salpicados de oro amarillo que se consiguen con este método único que combina creatividad y nanotecnología. Una correa de piel de becerro azul marino, de uno o dos recorridos, elaborada en los talleres de Hermès Horloger, pone el toque final al reloj crépuscule Cape Cod.
La caja es la clásica del Cape Cod, creada en 1991 por el diseñador de la casa, Henri d’Origny. El concepto de caja «cuadrada en un rectángulo», formada por dos medios eslabones de «cadena de ancla», toma aquí unas dimensiones de 37 mm de largo por 29 mm de ancho.
Por supuesto el movimiento es de cuarzo, que queda escondido tras la preciosa tapa de Hermès. El reloj es hermético hasta los 30 metros.
El Hermès Cape Cod Crépuscule tiene un precio de 4.150 euros. Es un capricho precioso que, creo yo, tiene un precio más honesto que muchos relojes sin nada especial que hay en el mercado (sobre todo el de relojes para mujer). A mí personalmente me encanta. Se puede comprar en las boutiques de Hermès o en Hermès.es.
