Ferdinand Adolph Lange es una figura capital en la historia de la relojería, y particularmente la germana. Como educando del maestro Gutkaes, que en seguida se dio cuenta de su particular disposición y habilidad para la disciplina, trabajó en el famoso reloj de la ópera de Dresde, origen de la famosa «Gran Fecha» típica de la relojería de Glashütte.
Ferdinand estuvo en Suiza, Inglaterra y París perfeccionando sus conocimientos. Sus 4 años de viajes quedaron plasmados en un cuaderno de viaje y un libro de trabajo, un tesoro sobre el que se construyó la renacida A. Lange & Sohne tras la reunificación de Alemania, de la que ya hablamos con motivo del 20 aniversario de la primera colección, en 1994.
Pues bien, F. A. Lange nació el 18 de febrero de 1815, hace ahora 200 años. Con ese motivo se ha puesto en marcha, en el precioso Salón Real de los Instrumentos Matemáticos y de la Física de Dresde, una exposición llamada “Simplemente Perfecto – Cómo Sajonia se convirtió en un centro de la industria relojera” con la que la ciudad rinde homenaje al ilustre vecino de Glashütte. Si el Salón es bello de por sí, aprovechar la visita para ver la exposición de Lange lo hace aún más atractivo.
Y, como no podía ser de otro modo, Lange lanza una sere limitada del 1815 para tener también una celebración relojera. El reloj conserva la esencia del conocido modelo. Sobre una esfera negra resaltan los arábigos de Lange, el pequeño segundero a las 6 y la minutería de ferrocarril. Todo encapsulado en una caja de titanio de 40 mm de diámetro, que lo hace en un reloj perfecto para lucir en la muñeca durante por lo menos otros 200 años (todos los detalles están aquí).
Es una edición limitada a 200 unidades, que se venderán exclusivamente en las boutiques de la marca por 31.500 euros. Sabiendo la revalorización que tienen los Lange y que es una edición limitada, me parece una (relativa) ganga.
Os dejo el vídeo conmemorativo y, si queréis leer más sobre el personaje y su herencia, tenéis esta página (en inglés).