IWC Schaffhausen está marcando un ritmo tal que consigue prolongar las celebraciones de los 75 años de su icónico Portugieser a lo largo de todo el año. El reloj lo merece y como estrategia de mercadotecnia resulta impecable para la marca. El modelo que traemos a portada es el más deportivo de la colección: el Portugieser Yatch Club Chronograph.
Éste es un modelo que ya existía, pero IWC ha realizado algunas modificaciones interesantes. La primera es el tamaño. Ya sabemos que el origen del modelo es un encargo de dos hombres de negocios portugueses que querían un reloj tan preciso como los cronómetros marinos, y en aquel entonces los únicos movimientos que podían garantizar esas especificaciones eran los de bolsillo; de ahí su gran tamaño (43 mm el original), que por cierto con los años fue creciendo hasta los 45 mm.
En Horas y Minutos ya hemos visto varios ejemplos de Portugueses: un Tourbillon, un calendario perpetuo en acero o este otro calendario perpetuo digital.
Pues bien, el Portugieser Yatch Club de este año ha pasado de los 45 mm a 43,5. Aunque sólo es un milímetro y medio, el efecto es inmediato: en la muñeca se asienta mucho mejor y no parece tan grande. Hay que tener en cuenta que éste es un reloj para un club de yates. No es un reloj de buceo ni para una competición a vela. Yates; cocktails; música lounge; caviar. Ya sabéis a qué me refiero. De ahí que la presencia del reloj, aun siendo un cronógrafo, está muy distante de ser un reloj deportivo. En el reloj prima la elegancia y por eso un tamaño menor le sienta muy bien porque encaja perfectamente en los clubes marítimos, antes y sobre todo después de navegar.
Los toques de elegancia se aprecian en todo el reloj. Para empezar porque ofrece una versión en oro rojo. Pero además los numerales aplicados son los mismos que en los demás portugueses; clásicos y con gusto a la vez. Sin embargo, para dar un toque deportivo están acompañados por índices luminiscentes y manecillas también rellenas de SuperLuminova. Además incluye ventana de fecha -por cierto del mismo color que la esfera, un detalle muy de agradecer.
Otro de los rasgos traídos del pasado es la subesfera en bajorrelieve del cronógrafo a las doce que incluye dos manecillas, una para los 30 minutos y otra para las 12 horas. Así se logra el equilibrio estético con la subesfera de los segundos. Por último, además de la minutería de ferrocarril que recorre los índices, en el bisel inclinado de la esfera hay una nueva franja con todos los marcadores necesarios para una medida de los tiempos cortos exacta, indicada por la llamativa aguja roja central del cronógrafo. No sólo eso: el Portugieser Yatch Club también es un cronógrafo flyback.
En conjunto la lectura de todos los datos es soberbia, con unas manecillas clásicas y de tamaño perfecto. La esfera plateada está disponible tanto en la versión en oro rojo como en la de acero, mientras que la esfera de antracita está disponible sólo con la versión de acero. Eso es un cambio con respecto a la anterior versión en la que la antracita sólo estaba disponible en combinación con el oro.
Todo ello animado por el calibre de manufactura 89361, automático y que proporciona unas respetables 68 horas de reserva de marcha. No es el calibre más sexy del mundo, pero no está nada mal. Es más «industrial», menos pródigo en decoración y con más acento en la visibilidad de las piezas que accionan la toma de tiempos.
La foto del calibre me sirve para hacer notar un detalle: la correa es de caucho (una vez mas, es un reloj para navegar) que incluye unas protuberancias pensadas para permitir una buena aireación de la muñeca (ya vimos algo parecido en este Rolex).
Como he dicho antes, el menor tamaño (y el rediseño de las asas) hacen que el reloj caiga muy bien sobre la muñeca, donde se adapta rápidamente. El diseño del Portugués tiene un atractivo inmediato, y la versión cronógrafo se beneficia y a la vez aumenta ese particular hechizo. Creo que las fotos hablan por sí solas.
Los precios de las dos versiones son: acero 12.200 € y oro rojo 23.400, y ya están disponibles en la boutique de IWC de Madrid. Es verdad que hay otros cronógrafos con calibres de manufactura más baratos que la versión en acero, pero es difícil ganar al Portugieser en elegancia. Este Portugieser Yatch Club es el cronógrafo para el que ya tiene varios cronógrafos, creo yo. Ya llegaré.