Nuevo Vacheron Constantin Maître Cabinotier Retrograde Armillary Tourbillon
Cuando aún no se han apagado los ecos del ruido relojero que significa la feria de Baselworld, con una gigantesca oferta de todos los niveles, la gran dama ginebrina quiere que nos volvamos a maravillar con la esencia creadora de la relojería en su estado más puro. Para ello nos presenta el nuevo Vacheron Constantin Maître Cabinotier
Cuando aún no se han apagado los ecos del ruido relojero que significa la feria de Baselworld, con una gigantesca oferta de todos los niveles, la gran dama ginebrina quiere que nos volvamos a maravillar con la esencia creadora de la relojería en su estado más puro. Para ello nos presenta el nuevo Vacheron Constantin Maître Cabinotier Retrograde Armillary Tourbillon.
El pasado 17 de septiembre, coincidiendo con el el día 260 de los 260 años de la marca, Vacheron Constantin presentó su Referencia 57260, el reloj más complicado del mundo hasta la fecha con nada menos que 57 complicaciones. Ya revisé el reloj en este extenso artículo, que conviene releer aunque sólo sea por poder admirar los límites a los que se puede llevar la imaginación y la genialidad relojera. Una de las complicaciones del reloj, no la más peliaguda -cuyo título ostenta el calendario judío- pero sí de las más llamativas, era el tourbillon recogido en una esfera armilar. Otra, menos espectacular pero igualmente sorprendente, es la doble indicación retrógrada. Ahora los tres mismos relojeros que construyeron la Referencia 57260 han aunado ambas complicaciones en un reloj de muñeca, lo que es doblemente meritorio porque aquí sí que hay restricciones de espacio, no como en el reloj «de bolsillo» (que recordemos medía 98 mm de diámetro por 50,55 de altura y pesaba casi un kilo).
El resultado supera ampliamente la barrera de lo espectacular, en todos los sentidos. Estamos ante una pieza construida en oro blanco con un diámetro de 45,7 mm y 20,06 de altura, lo que de facto significa que es una máquina solo para un rango limitado de muñecas. Y de paso también para un rango limitado de ocasiones para usarlo, porque las posibilidades de dar un golpe al reloj de ese tamaño crece exponencialmente. Aunque claro, ¡a quién no le gustaría correr ese riesgo! A pesar del tamaño la caja es perfectamente clásica en sus formas redondas y en su decoración: pulido a espejo en las partes frontales para aumentar el reflejo de la luz cuando se mira, y satinado en el perfil de la carrura. Esta acoge por un lado una gran corona con el logotipo de la manufactura y por el otro una ventana a través de la cual disfrutar de la esfera armiral y su constante movimiento.
Porque es la esfera la que se lleva todas las miradas, cuando menos al principio. La esfera armilar fue inventada por Erastótenes hacia el 255 a. de C. y representa el movimiento de los astros alrededor de la Tierra o el Sol, si bien Vacheron Constantin nos dice que la de su Maître Cabinotier Retrograde Armillary Tourbillon está inspirada en el del relojero Antide Janvier, fabricada en el siglo XVIII. Es una imagen perfecta para un tourbillon de espiral esférico. La forma del espiral (ideado por Jacques-Frédéric Houriet en 1814) garantiza un desempeño concéntrico y por tanto la isocronía del volante. La jaula en la que se aloja el tourbillon está realizada en aluminio y a su vez esta se aloja en otra jaula. Ambas tienen un elemento constructivo cada una que se cruzan cada 15 segundos, momento en el que componen una Cruz de Malta, símbolo de Vacheron Constantin. El tourbillon es de un minuto, por lo que sirve además de pequeño segundero.
A la derecha se muestra la otra gran complicación, un funcionamiento retrógrado tanto de la manecilla horaria como la de los minutos. V C ha resuelto el problema de la lectura de manera sencilla y elegante: las horas -pares- se muestran con numerales romanos en un semicírculo de oro blanco satinado que se eleva sobre el fondo, en el que se han pintado los minutos múltiplos de 5. Además las manecillas de titanio, diferentes entre sí, están facetadas para favorecer la lectura.
Todo este conjunto maravilloso se mueve gracias al calibre 1990 de carga manual. Tiene 299 componentes y 45 rubíes y, a pesar de la energía necesaria para mover las complicaciones, tiene una más que respetable reserva de marcha de 65 horas. Al igual que su hermano mayor el 1990 se mueve con una frecuencia de 2,5 hercios (18.000 alternancias/hora) lo que permite disfrutar del movimiento del tourbillon y, dentro de él, del espiral. A pesar de la baja frecuencia Vacheron nos dice que cumple con creces los requisitos COSC; tampoco nos esperábamos nada que no fuese eso, la verdad, porque nos tiene muy mimados. El calibre es visible a través del zafiro del reverso, y es igualmente atractivo gracias a la aleación empleada para su imprimación. VC sólo menciona que es una aleación NAC, pero es que eso sólo significa «Normalised Alloy Content» (Contenido de Aleación Normalizado). Seguramente será algún tipo de carburo de cromo, quizá también con vanadio o niobio. No importa mucho; lo importante es el resultado, que es a la vez sobrio y poderoso.
Este Vacheron Constantin Maître Cabinotier Retrograde Armillary Tourbillon tiene, como todos los relojes de la casa, el Sello del Punzón de Ginebra y ha generado 4 patentes. Es también una pieza única y no sería de extrañar que en el futuro veamos más ediciones singulares con las invenciones presentadas en el 57260. No hay ningún precio disponible, al menos por ahora, pero sin duda va a ser tan exclusivo como el propio reloj. Más información en Vacheron.com