Uno de los relojes más comentados del SIHH 2017 ha sido, sin duda, el MB&F HM7 Aquapod, el reloj inspirado en las formas de una medusa. Vamos a ver de qué está hecho este cnidario mecánico y cuanto cuesta.
Ya sabemos que los relojes de MB&F surgen de los recuerdos de su fundador, Maximiliam Busser, y de todo aquello que le hizo como es. Es esto no es distinto de cualquier artista. En el caso de esta Horological Machine 7 Aquapod leemos en su web que la inspiración le vino de cuando una vez vio una medusa, estando de vacaciones con sus padres. La verdad es que debió dejarle una impresión muy vívida como para que, décadas después, le inspirara este reloj. ¡Y eso que no le picó! Por otro lado se me ocurre que, si tan fuerte fue la impresión, lo lógico hubiera sido que siguiera leyendo sobre los cnidarios y todo esa investigación le hubiera llevado, en su edad adulta, a diseñar el reloj… Pero no, la inspiración vino de esa única vez. Si él lo dice, habrá que creerlo.
Siendo un hombre tan interesado en el diseño hubiera tenido más sentido que le hubiera inspirado el Aquatic Pod Suite de Hammacher Schlemmer de principios de siglo, que además es súper chulo.
O incluso los conceptos visuales de las naves invasoras de La Guerra de los Mundos de H. G. Wells. Pero cada uno es cada uno, supongo.
Porque la verdad es que si no tienes en cuenta la correa de caucho y te fijas en la caja del reloj -que es al cabo lo que se va a mirar cuando el reloj está puesto- recuerda más a un platillo volante de los años 50 y 60 que a otra cosa. El Aquapod es un reloj de inspiración marina, hasta el punto que tiene un bisel unidireccional -el anillo exterior del reloj-. Sin embargo no se puede sumergir, porque es hermético sólo hasta 50 metros.
¡Qué decepción! Es decir, por supuesto que nadie va a querer usar el reloj como instrumento de buceo, pero si ni siquiera te puedes meter en la piscina con él… como mínimo es frustrante. Dice MB&F que se debe a que las dos coronas no van roscadas, pero es una excusa pobre: un Seiko 5 de 200 euros no tiene la corona roscada y es hermético hasta cien metros. Estamos tan acostumbrados al alto nivel de exigencia que siempre supera la marca que esto se me hace un fallo inexplicable.
Pero, si no tenemos en cuenta estos detalles, el reloj es realmente una de esas piezas que comienzan conversaciones. Se presenta en titanio con bisel azul u oro rojo con bisel negro -en mi opinión la versión más bonita-. El bisel, fabricado en cerámica para que no pierda su lustre, se sujeta a la caja gracias a cuatro brazos fijos que dan la rigidez necesaria al anillo. El conjunto tiene unas medidas de 53,8 mm × 21,3 mm. Es decir, enorme. El ancho podría disimularse porque las correas articuladas hacen que la pieza se ajuste bien a la muñeca, pero la altura es insalvable: hay que estar pendiente del reloj porque si no lo vas a golpear contra todo.
El reloj es así de alto porque el calibre se ha diseñado como los relojes de bolsillo del siglo XVIII: hacia arriba. Es decir, en los relojes de muñeca normales -e incluso los de bolsillo- todo se hace en horizontal para que el reloj abulte lo menos posible, pero en este caso se ha partido de la base y se ha crecido hacia arriba para culminar el reloj en el tourbillon volante de 60 segundos. Es el mismo tourbillon que vimos en el Space Pirate (en vídeo, aquí), una de las grandes creaciones de MB&F. Verlo funcionar es un verdadero placer -que por cierto me recuerda al Deep Space Tourbillon de Vianney Halter, que también repasamos en vídeo en este artículo-.
De abajo arriba, el rotor, el barrilete, los indicadores de las horas y los minutos y el tourbillon volante van montados concéntricamente sobre un eje central. La energía se transmite desde el rotor, situado en la parte inferior, hasta el tourbillon volante, en la parte superior, mediante una serie de engranajes que, a modo de escalera, permiten que el impulso avance de un nivel a otro. La masa oscilante tiene una fantástica forma de tentáculos de titanio y platino, uno de los mejores diseños que he visto.
Leer la hora en el HM7 Aquapod necesita cierta adaptación por parte del usuario, pero no es desde luego uno de los relojes más difíciles de leer de la casa. Ese honor recae, seguramente, sobre el HM3 Megawind (que vimos aquí). En este caso la lectura se basa en dos círculos concéntricos que giran en el sentido de las agujas del reloj y pasan por delante de un indicador pintado en azul, no muy refinado a decir verdad.
Además del perfecto tratamiento los índices y numerales con SuperLuminova, la caja del tourbillon volante tiene 3 paneles luminiscentes AGT (Ambient Glow Technology) que iluminan el torbellino, creando un efecto nocturno mágico. Se echa de menos que el indicador horario también fuera luminiscente de manera que la lectura en la oscuridad fuera exacta. Tal cual es ahora hay que recordar que el indicador está en la parte frontal de la correa e intuir la hora que es.
No hay nada más simétrico que un círculo o una esfera, y para guardar la simetría el reloj también tiene dos coronas. La de la izquiera sirve para dar cuerda al Aquapod -si fuera necesario- mientras que la de la derecha pone en hora el reloj. Y lo hace de una manera extremadamente suave, gracias a un gran rodamiento creado a tal efecto que hace girar los discos horarios como una brisa.
La colección MB&F HM7 Aquapod está -por ahora- limitada a dos modelos, de los cuales se van a fabricar 33 unidades en titanio y 66 en oro rojo. Los precios están en la línea de exclusividad de la casa: la versión de titanio cuesta 98.000 francos suizos (91.700 euros), mientras que la versión en oro rojo cuesta 110.000 euros. Los relojes ya están disponibles para su entrega. Más información en MB&F.com.