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Longines Conquest 1/100th Roland Garros: Fotos en vivo y precios

Ya ha comenzado Roland Garros y Longines es, un año más, el cronometrador del torneo en tierra más importante del circuito. El Longines Conquest 1/100th Roland Garros es el reloj que celebra el torneo y merece la pena revisar qué nos ofrece.

Dentro de Longines la colección deportiva es una de las más apreciadas. Los modelos Conquest (y más aún los Hydroconquest) son reverenciados como modelos de gran calidad a un precio excelente. Como Longines tiene una presencia más que notable en el deporte (la última muestra que hemos tenido ha sido el Longines Global Champions Tour que narramos en este artículo) ha tomado el nombre Conquest para crear un cronógrafo que se adapte a las distintas disciplinas que patrocina. Todos comparten las mismas características, con la única variación visible en la esfera.

El Longines Conquest 1/100th Roland Garros tiene una caja de acero de 41 mm de diámetro, sólida,  con mucha presencia y además con un peso notable, sorprendente en un reloj de cuarzo pero que sin embargo reafirma la sensación de «buen reloj». La carrura y las asas se han satinado para ayudar a sobrellevar mejor el trajín diario, en contraste con el bisel, alto y poderoso, y el conjunto de corona y pulsadores del cronógrafo.

Hay que detenerse un momento en ese tándem corona/pulsadores porque cómo resuelto. Los pulsadores -que tienen la función clásica de puesta en marcha/paro y puesta a cero a las 2 y a las 4 respectivamente- se integran de manera suave con los protectores de corona y menguan elegantemente hasta casi fundirse con la caja. La corona por su parte aporta al conjunto la elegancia de su acanalado. Además el diseño resultante recuerda al logotipo alado de Longines, que aparece en relieve sobre la corona.

La esfera está decorada con un fondo gris antracita en rayos de sol, sobre el que se disponen tres subesferas y acentos naranjas. Recordemos que el Longines Conquest 1/100th Roland Garros vio la luz en 2015, que fue un año con muchos modelos en los que el naranja era el color dominante (sí, los relojes también pasan por modas). Pero en este caso tiene sentido porque recuerda el color de la arcilla sobre la que se juega el torneo. Esa fecha de lanzamiento es también el motivo por el que la forma de la corona y los pulsadores no es como la nueva que vimos en el VHP que presentamos aquí.

La visibilidad es impecable: las manecillas de bastón tiene un buen tamaño y además están recubiertas de SuperLuminova, al igual que los índices aplicados. Las subesferas tienen una base gris plata que resalta perfectamente sobre el antracita de la base, y están decoradas con un guilloché circular que contrasta con los rayos de sol. Y además las esferas tienen un bisel propio que alterna el naranja con con el negro: imposible perderse un dato. Curiosamente lo que peor se lee es el indicación 1/100, que queda difuminada sobre la esfera. Habría quedado mejor en gris, o quizá mejor aún con esa misma leyenda pero en pequeño y sobre una de las esferas.

La referencia está ahí porque el reloj es capaz de indicar la centésima de segundo, gracias a un movimiento que Longines encargó a ETA con esa capacidad. El calibre contiene un microcontrolador con memoria flash integrada que le permite, además de la medida centesimal, puestas a cero instantáneas. Por supuesto el movimiento no se ve (ni falta que hace, siendo un cuarzo) porque está tapado con un fondo roscado con la inscripción relativa a Roland Garros. Esta es la única referencia al torneo, lo que permite que el reloj se pueda llevar como un reloj normal, no como un homenaje. La tapa y la corona roscada permite al reloj ser hermético hasta 300 metros, nada menos.

La aguja de la centésima de segundo no se mueve cuando se pone en marcha el cronógrafo; si lo hiciera el consumo de la pila sería enorme porque la esfera giraría a toda velocidad. Lo que ocurre es que al poner en marcha el cronógrafo la memoria flash comienza a trabajar y, cuando se para, mueve automáticamente la aguja naranja para señalar la centésima, marcada en el bisel inclinado que rodea la esfera. Por supuesto, también con acentos naranjas.

El Longines Conquest 1/100th Roland Garros es vistoso y a la vez elegante en la muñeca, a la que se ata con un brazalete con la clásica combinación satinado en los eslabones exteriores y pulido en el interior. Como decía al principio es difícil no darse cuenta de que te has dejado el reloj sobre la mesilla de noche porque tiene un peso significativo (más que el de un Omega Speedmaster Moonwatch original, por dar una referencia conocida).

Sin embargo el reloj es muy cómodo de llevar, gracias a sus medidas contenidas y unas asas con la curvatura adecuada. Además, aunque el bisel es grande, la altura general del reloj es lo suficientemente moderada para que el reloj pueda llevarse a diario, si ese es el deseo de su dueño (que lo será).

En definitiva el Longines Conquest 1/100th Roland Garros es un excelente reloj si se quiere una pieza deportiva con unas formas discretas que le permitan alternar en ambientes variados. Tiene un precio de 1.400 euros, y este año Longines ha lanzado una versión femenina de 36 mm de diámetro. Tiene la misma presencia que la versión masculina, pero sin la medida de la centésima de segundo y con un precio de 1.200 euros. Más información en Longines.es.

 

 

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