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Fotos en vivo y precio del triple cronógrafo A. Lange & Söhne Triple Split

Otro puñetazo en la mesa de la emperatriz sajona: el A. Lange & Söhne Triple Split es el único reloj del mundo con triple medidor rattrapante de tiempos.

Cada año en el SIHH A. Lange & Söhne presenta un producto héroe, uno que hace cortar la respiración al aficionado y sobre todo a sus estimados colegas suizos, que se quedan preguntándose cómo es posible que una manufactura que no tiene tiene ni cuarto de siglo puede estar ahora mismo disputando defendiendo el primer puesto de la relojería mundial. El año pasado vimos el espectacular Tourbograph (aquí con fotos en vivo ) y este año le toca a este impresionante Triple Split Chronograph, que permite medir tiempos adicionales y comparativos de hasta 12 horas de duración.

En 2004 apareció el Double Split, que permitía comparar dos tiempos de un máximo de 30 minutos. Desde entonces el reloj lleva dominando el mundo de los cronógrafos, porque nadie se ha atrevido a toserle, técnicamente hablando, a Lange. Ahora, con un contador de minutos rattrapante y un contador horario rattrapante y continuo, el Triple Split multiplica por 24 la función split seconds.

Recordemos brevemente cómo funciona un mecanismo rattrapante (en francés) o split seconds (en inglés): un cronógrafo rattrapante tiene dos trotadoras superpuestas que, al ponerse en marcha el cronógrafo, comienzan su andadura juntas. Cuando se pulsa el botón secundario (en el Triple Split está a las 10) la principal se para y sigue la segunda. Si se vuelve a pulsar la que está parada alcanza a la primera (en francés rattraper, y de ahí el nombre), y siguen caminado juntas. Así se pueden medir dos tiempos con un solo mecanismo, por ejemplo dos corredores. O la cocción de los espaguetis y el horneado del pastel.

La caja del Lange Triple Split mide 43,2 mm de diámetro y 15,7 mm de altura, que son exactamente las mismas medidas que el Double Split. Es decir, la maestría de los relojeros de Lange ha conseguido multiplicar la usabilidad del reloj enormemente pero sin sacrificar unas medidas que ya de por sí están en el vecindario de los relojes grandes. Una de las cosas que me dijo Tino Bobe hace ahora exactamente un año es que Lange siempre busca que sus relojes se puedan llevar. Que no sirve de nada tener una cornucopia de complicaciones si luego el reloj no se puede gobernar desde la muñeca. El Triple Split es grande, pero perfectamente ponible.

Y encima el reloj es precioso: elegante, sobrio, arrebatador con su caja de oro blanco y la esfera de plata maciza en color antracita. Para que la lectura sea fácil uno de los juegos de manecillas es de acero azulado y el otro rodiado. Las agujas rattrapante son azuladas, y las manecillas de horas y minutos (sí, el reloj también sirve para dar la hora), tienen material luminiscente.

El cronógrafo es además flyback, lo que significa que al apretar el pulsador a las 4 las agujas vuelven instantáneamente a cero y comienzan de nuevo el conteo de tiempos. Todo esto consume mucha energía, así que Lange ha incluido a las 6 horas un indicador de reserva de marcha.

Para darle la vuelta al reloj es obligado abrocharse el cinturón de seguridad, porque el impacto visual del calibre de la manufactura L132.1 es mareante. Una ciudad entera de engranajes y mecanismos que, al verlos en sus distintos estratos, te hace comprender por qué el reloj tiene casi 16 mm de altura. Cada mecanismo de rattrapante sencillo dispone de dos agujas sujetas en árboles interconectados. En el mecanismo de triple rattrapante esta disposición se triplica: dos agujas del segundero, dos agujas para el totalizador de los minutos y otras dos para el totalizador de las horas.

La construcción del mecanismo garantiza que ni la medición de tiempos intermedios ni el avance del totalizador exacto de los minutos saltantes repercutan en la estabilidad de la marcha. Un mecanismo aislante patentado y desarrollado por A. Lange & Söhne, impide la inevitable caída de la amplitud. Sin él se producirían pérdidas por rozamiento al accionar la función rattrapante. El totalizador de las horas no necesita tal dispositivo debido a su giro lento y continuo.

Llama la atención (a mí por lo menos) la hebilla desplegable -de oro blanco- que se pliega sobre la muñeca: tiene una presencia sólida y potente que le va muy bien a un reloj que es, al fin y al cabo, un reloj herramienta. Sofisticadísimo, delicado en decoración, exclusivo por su precio, pero en definitiva pensado para hacer un trabajo duro durante períodos prolongados.

El A. Lange & Söhne Triple Split (cómo se agradece un nombre sencillo en un reloj) es una edición limitada a 100 piezas que demandará paciencia por parte de sus futuros dueños porque el tiempo de montaje es prolongado. Cada una de las piezas (que si no están ya asignadas poco le faltará) tiene un precio de 130.000 euros. Más información en A.Lange&Sohne.com.

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