Hace casi tres años ahora que hablé por primera -y única- vez de los Chaumet Dandy: fue en este artículo. Ahora puedo volver sobre un reloj que siempre me ha gustado mucho. Hay algo en él que me resulta muy atractivo, y es que sabe compensar muy bien los tamaños de un reloj de vestir con formas más atrevidas y detalles de decoración que lo ponen muy por encima de los relojes que llevan su mismo movimiento, pero que tampoco se dispara en precio sólo por ser una marca de lujo.
La verdad es que creo que Chaumet no está precisamente interesado en que sus Chaumet Dandy salgan a conquistar el mundo, porque la colección se ha reducido significativamente. Yo creo que la mantiene simplemente porque el reloj es un hallazgo y quitarlo de la escena sería abrir la puerta a que alguien copiara el diseño y le sacara mucho más fruto, porque lo que es innegable es que el reloj es muy atractivo. Aún así la casa ha rediseñado las esferas, y el resultado es mucho más elegante que lo que ya conocíamos. Así que merece la pena tenerlos en la web (y en la muñeca, si es posible).
No voy a repetir la historia del reloj porque ya la resumí en el artículo citado arriba, y además está muy detallada en el vídeo, así que nos vamos a centrar solamente en los relojes. Los Chaumet Dandy ahora son sólo de 38 mm de diámetro (salvo la versión de cronógrafo, que es de 40). En principio podría ser una medida demasiado pequeña para las muñecas actuales, pero el reloj parece más grande por su forma de cojín y porque la apertura de la esfera es tal que casi no hay bisel en el ecuador de la caja, por lo que su apariencia es de mayor tamaño.
Lo que sí conserva es su delgadez, de tan solo 8,30 mm en la versión manual y 9,43 mm en la versión automática. Esto hace que el reloj pueda pasar desapercibido en aquellas ocasiones formales en las que así se le exija y, a la vez, poder alternar en otros ambientes porque sus formas se salen un tanto de lo convencional. Además la corona lleva un zafiro azul auténtico, lo que aumenta el valor (y el precio) del reloj y lo singulariza aún más.
Pero donde de verdad se han producido cambios es en la esfera, que se ha rediseñado y ahora resulta mucho más elegante. Los numerales han sido sustituidos por unos índices aplicados. Tan sólo permanece el número 12, recuerdo de la ubicación de la tienda de Chaumet en la Place Vendôme. Así se descarga al dial de elementos no necesarios y pasa a ser mucho más estilizado. Las famosas líneas verticales de «bayadera» (llamadas así porque en francés y en inglés bayadera no sólo significa bailarina hindú, sino también líneas horizontales) ahora quedan interrumpidas por una línea horizontal del mismo material de la caja, sea acero u oro. El resultado, nuevamente, es mucho más refinado que en las versiones anteriores.
La decoración puede ser simplemente mate, como en la esfera negra, con rayos de sol como la azul o, como ocurre en la versión crema y que sin duda es mi favorita, con un fino graneado que lo convierte en una exquisitez. Además, como las bayaderas están decoradas con guilloché -en todas las versiones-, el resultado es absolutamente seductor.
Hay dos calibres en la colección: uno manual, para las versiones de oro, y uno automático para la de acero, ambos fabricados por ETA. El manual se mueve a 21.600 alternancias a la hora, lo que le da al pequeño segundero un movimiento más pausado que le viene muy bien al reloj de vestir. Tan sólo tiene 42 horas de reserva de marcha. El automático se mueve a 28.800 alternancias por hora durante las 42 de la reserva de marcha, y su vivacidad queda subrayada por el segundero central y la fecha, que le dan un aire más deportivo.
En el caso del automático Chaumet ha incluido un zafiro posterior para que se pueda ver, mientras que en la versión de oro, más lujosa, se ha tapado con el mismo metal y se ha decorado igual que la esfera. Una vez más, elegante.
Los tres Chaumet Dandy se atan a la muñeca con una correa de aligátor (negra, marrón y azul según el modelo) y una hebilla en el mismo material que la caja. Los precios son de 5.510 euros para la versión de acero y de 15.630 euros en la versión de oro. Claramente son precios que están por encima de la media, pero aquí no sólo se está pagando el reloj -que desde luego está mucho mejor decorado que los relojes que llevan movimientos iguales- sino también el diseño y la exclusividad, porque quien lo lleva difícilmente va a coincidir con otro en cualquier evento. Yo desde luego si pudiera lo tendría. Sobre todo el de esfera crema, que me tiene enamorado. Más información en Chaumet.com.