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Chopard L.U.C All-in-One. Una edición limitada con 14 indicaciones

Chopard L.U.C All-in-One

El otro día nombraba este Chopard L.U.C All-in-One como ejemplo de la manera en que Chopard es capaz de lanzar un reloj de altísima relojería y con complicaciones muy clásicas, pero sin perder un ápice de su personalidad. La persona con la que hablaba no me cuestionó el reloj, sino mi consideración de Chopard como «alta relojería». Cuando pregunté por qué me dijo simplemente -tontamente- que sus relojes «no lo parecen». Hacía referencia a que su estética se aparta del clasicismo al que nos acostumbran otras casas, lo que cual me deja estupefacto: siempre estamos buscando que nuestros relojes sean únicos e inconfundibles y, cuando una casa crea su propio estilo nos parece que se ha desviado del camino correcto.

Le pasa a Lange, por ejemplo, que lleva años creando maravillas con unos niveles incontrovertibles (en cuanto a técnica y a decoraciones) y cuando dices que ella es una de «las tres grandes» siempre te dicen que no. Porque así ha sido siempre. Pues lo mismo le pasa a Chopard, que todavía se le niega su puesto entre el grupo de cabeza. Y eso que, por ejemplo, hace un par de años se llevó la Aiguille d’Or -el máximo galardón del Gran Premio de Relojería de Ginebra- con el L.U.C Full Strike que vimos en vivo.

El Chopard L.U.C All-in-One que vemos aquí no es un reloj nuevo. El primer modelo apareció en 2010 para celebrar el 150 aniversario de la manufactura (hay un reportaje sobre ella aquí). En ese entonces el reloj se lanzó en oro blanco, y 8 años después la manufactura lanzó dos nuevas versiones: una en platino y esfera azul y otra la que vemos aquí, en oro rosa. Pero esta versión tiene algunos cambios que refuerzan su atractivo.

Las dimensiones de la caja son imponentes: 46 mm de diámetro y nada menos que 18,50 mm de altura, unas cifras de vértigo que sin embargo consiguen guardar el equilibrio  de manera bastante razonable. Esto se debe a la forma de las asas, curvadas y con la longitud necesaria para que el peso no desestabilice la pieza. También a la curvatura del bisel, que visualmente recoge la pieza hacia dentro. Las partes verticales estan exquisitamente satinadas, mientras que las frontales están pulidas a espejo. La corona, como siempre, lleva grabado el símbolo de la casa, y tiene un tamaño de acuerdo con el del reloj.

Las 14 indicaciones de las que habla el título se reparten entre la esfera y el reverso del reloj, que se convierte en otra esfera. Como el Chopard L.U.C All-in-One está muy centrado en la información astronómica, la casa ha decidido que la gran fecha a las 12 horas ejerza de sol de mediodía a partir del cual se derraman los datos por el resto de la esfera.

Esto lo consigue mediante un guilloché que parte precisamente de la gran fecha, no del tornillo de las manecillas como suele ser habitual. Estas, con la forma Art Déco firma de la casa, se alinean con un registro a la derecha con los meses del año y la indicación del ciclo de 4 años (con la L de leap year -año bisiesto- en rojo), y a la izquierda con los días de la semana y una indicación de 24 horas. A las seis horas la gran ventana del tourbillon, con el puente que se ha convertido en el logotipo de la casa (y que se reproduce, por ejemplo, en la corona).

Los ejes del tourbillon tienen forma curvada para moverse junto con el pequeño segundero y así dotar al reloj de aún más dinamismo, reforzado por las indicaciones en rojo de los 14, 45 y 60 minutos. Lo que sí ha mejorado mucho es la sustitución de los numerales romanos por índices facetados, ya que los romanos (que por otro lado son muy de Chopard) recargaban la esfera en demasía. 

En la parte trasera nos encontramos con la información puramente astronómica. Si empezamos por las 12 y en el sentido de las agujas del reloj, vemos la reserva de marcha de 8 días, la indicación de día y noche, la hora del amanecer y la de la puesta del sol. Y en el centro una gran fase lunar. Todas las indicaciones están ajustadas tomando como referencia Ginebra, y me parece que Chopard no ofrece la posibilidad de personalizarlo. Lo cual, dicho sea de paso, me parece absurdo en un reloj de este precio, también astronómico.

De mover todo esto se encarga el calibre manual 05.01-L, que es un cronómetro certificado y además ostenta el sello del Punzón de Ginebra, lo que garantiza los mejores acabados hechos a mano. Es un motor que tiene 516 componentes, entre los que están el sistema Quattro de 4 barriletes conectados de dos en dos. El volante oscila a 4 hercios.

El hecho de que tenga 14 indicaciones es, supongo, el que ha llevado a Chopard a llamar a su reloj «All-in-One». Es decir, «todo en uno». Como si fuera una herramienta para el coche, una navaja (suiza, claro), un limpiador de baño. ¿De verdad no hay nadie con un poco de seso en la manufactura para darse cuenta de que no hay un nombre más alejado de la alta relojería que ese? Es que de verdad…

El Chopard L.U.C All-in-One es, como su compañero en platino, una edición limitada a 10 unidades por metal. Tienen un precio de 374.000 euros para la versión de platino y 360.000 euros para la versión en oro rosa. Como decía antes, un precio sólo asequible a aquellos que vuelan muy por encima de nosotros mortales, y que compite precisamente con los nombres más importantes de la alta relojería, lo que no juega desde luego a su favor. Más información en Chopard.es.

 

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