Oris sigue con su encomiable compromiso con proyectos que ayuden a preservar el agua, ya sea el agua dulce (como éste)o el agua marina (como el Clipperton). Este año, en Baselworld 2019, la casa de Hölstein ha presentado el Oris Clean Ocean Limited Edition, que también se enmarca dentro de uno de estos proyectos.
PACIFIC GARBAGE SCREENING
El Pacific Garbage Screening está todavía en fase de desarrollo, pero el proyecto es tan fascinante como el objetivo que persigue. Marcela Hansch, la fundadora, concibió una especie de filtro gigantesco para atrapar el plástico.
Es una nave autosuficiente que se mueve aprovechando las corrientes del océano, que son las que arrastran el plástico. Con una altura de 40 metros, 25 de los cuales están sumergidos, su estructura bulbosa hace que el agua que fluye por su interior disminuya la velocidad del agua, permitiendo que el plástico suba y se recoja mediante sedimentación pasiva. Por supuesto el PGS no pone en peligro la vida marina, porque los peces pueden circular libremente por su interior.
Uso y generación de energía
El plástico recogido ya no se puede reciclar porque su estructura molecular está dañada por la sal marina. Una alternativa innovadora es la gasificación, que produce un gas sintético que consiste principalmente en hidrógeno y dióxido de carbono. El hidrógeno se puede usar como fuente de energía para células de combustible, aportando una fuente ecológica de energía para mover la estructura.
Neutralidad del CO2 bioplástico para algas
El dióxido de carbono generado por la gasificación puede utilizarse como nutriente para el cultivo de algas, para no lanzarlo a la atmósfera. Las algas se pueden cultivar sobre la superficie de agua de la plataforma del PGS. La biomasa que se genere se puede usar para producir un plástico biodegradable y compatible con el medio ambiente.
ORIS CLEAN OCEAN LIMITED EDITION
A partir de esta idea tan esperanzadora Oris lanza una nueva edición limitada con la que apoya el proyecto (aunque no especifica cómo o con qué cuantia monetaria). Para ello utiliza, claro, el modelo Aquis, aunque en este caso la caja de acero tiene 39,50 mm de diámetro, perfecto para encajar en cualquier muñeca. Sobre ella se asienta un bisel unidireccional en azul, que tiende más bien al azul oscuro, casi negro. Y es que estamos hablando de un reloj con una hermeticidad garantizada hasta 200 metros. Lo que le distingue de otros Oris Aquis -además del tamaño- es el triángulo a las 12, que en este caso es rojo.
La esfera está decorada en azul satinado con acabado en rayos de sol -seguramente el color favorito de los compradores de la marca-, lo que hace que el juego de tonalidades según le dé la luz dote de profundidad y viveza al conjunto. Las tres manecillas, los índices y el inserto del bisel a las 12 están tratados con Super-LumiNova, lo que hace al reloj perfectamente legible en la oscuridad, como se puede ver aquí.
Como siempre, es un calibre Sellita SW 200-1 el que mueve al reloj, con un volante que late a 4 hercios y una reserva de marcha de 38 horas, claramente insuficiente hoy en día, sobre todo porque estamos hablando de un reloj de más de 2.000 euros. Sellita haría bien en ponerse al día en este apartado.
El movimiento no se ve porque está tapado por la única parte original del reloj: un medallón hecho de PET reciclado, lo que significa que cada reloj es único (además de darle un aspecto muy a lo Jackson Pollock).
El Oris Clean Ocean Limited Edition se entrega con el ya conocido brazalete de acero de Oris, que incluye una extensión en el cierre para aquellos que lo utilicen de verdad en el agua y sufran las variaciones de perímetro habituales en el buceo de profundidad.
El reloj es una edición limitada a 2.000 unidades, marcada cada una con un precio de 2.050 euros. Eso son 200 más caro que un Aqua Date estándar, pero este último tiene un diámetro de 43,5 mm. A cambio el reloj se entrega con una caja fabricada a partir de algas ecológicas. Más información en Oris.es.