Ferdinand Berthoud Chronomètre FB 1L.1: alta relojería y astronomía, juntas
la unión de la alta relojería con una presentación astronómica y científica de las fases lunares
Ferdinand Berthoud es una marca aparte. Crear relojes a partir de los que construyó el relojero suizo es lo normal cuando se reclama una herencia histórica, pero la marca podría haber optado por hacerlos con un aspecto más convencional, más fáciles de vender. El modelo Breguet, por así decir. Sin embargo, y al menos por ahora, el criterio ha sido poner primero la excelencia técnica del Berthoud original, con unos niveles de acabados de los que sin duda el propio Ferdinand estaría orgulloso. El criterio estético es mucho más arriesgado porque no es inmediatamente paladeable por el aficionado medio (o alto). Sin embargo le ha dado el mejor resultado posible porque sus creaciones (esta es la última variación del original y este es el segundo modelo) han recibido todos los parabienes. Ahora nos presenta el Ferdinand Berthoud Chronomètre FB 1L.1, con una fase lunar que no se había visto hasta ahora.
UNA FASE LUNAR ÚNICA
Hace unos días veíamos el Hermès Arceau L`Heure de la Lune, otra forma única de presentar la complicación de fases lunares. El mecanismo es complejo, pero el resultado es muy poético y onírico, tal como se suele representar todo lo selenita. El Ferdinand Berthoud Chronomètre FB 1L.1 es todo lo contrario: una representación de la edad de luna desde su aspecto más científico. El efecto de ver el reloj es el de encontrarse ante un objeto matemático, preciso, sin zarandajas. Es, sin embargo, tan satisfactorio como el que más, porque la forma de presentar los elementos de la esfera recuerda a una caligrafía perfecta sobre papel verjurado. Un placer muy especial.
Una flecha de acero azulado va marcando de manera ascendente los días de la luna, desde el primer día tras la luna nueva hasta llegar al 14 -luna llena-. Después comienza a descender hasta llegar a la luna nueva. La indicación se ha grabado -y después barnizado en negro o blanco, según la versión- sobre una placa satinada.
A su derecha se ha incrustado una media luna texturada con láser. Está enmarcada por otra flecha (que parece el símbolo masculino -basado en el de el dios Marte) que a su vez señala a una apertura a las 4:30. Ahí vemos de manera intuitiva cómo está progresando la vida de la luna en ese mes: una leva, parte del mecanismo de la complicación, se va desplazando en movimiento ascendente y descendente para saber si estamos caminando hacia la luna llena o hacia la nueva.
Si nos vamos a la base de la flecha de los días del ciclo, a las 9 horas, veremos que se mueve gracias a un palpador dentado que se va desplazando de izquierda a derecha y transmite el movimiento a la manecilla.Junto con la subesfera de horas y minutos ya conocida, el conjunto transmite una sensación de pulcritud y exactitud como pocas veces se ve (y se ve muy bien, porque el zafiro es espectacular). A ello contribuye no poco la larga y elegante manecilla de segundos central, que en la versión de esfera plateada es de bronce azulado (las de horas y minutos son de oro azulado).
En la versión gris -que se distingue de su hermano en el número final del nombre, que en este caso es L4- las manecillas son del mismo material, pero rodiadas.
CAJA OCTOGONAL
La caja de estos Ferdinand Berthoud Chronomètre FB 1L.1 es la ya conocida de los anteriores modelos, inspirada en los cronómetros marinos creados por el relojero. En la versión de esfera plateada se ha usado una caja de oro blanco, pero las asas son de cerámica negra. En la versión gris, sin embargo, la caja es de titanio ceramizado, que lo hace tan ligero como el titanio pero con la resistencia de la cerámica. A las 4 horas hay un interruptor para elegir qué hacer con la corona: cambiar la hora o la fase edad de la luna.
Las cajas miden 43 mm de diámetro y 13,95 mm de diámetro, pero se llevan mucho mejor de lo que su tamaño nos haría temer. Esto es porque las asas son cortas y la correa de aligátor en seguida se puede ceñir al brazo. Aún así el reloj tiene una indudable presencia en la muñeca. Y tampoco querrías esconderlo, creo yo.
CALIBRE ESPECTACULAR
El punto fuerte de Ferdinand Berthoud es su calibre, que está en lo más alto de la alta relojería. Sus números espectaculares en todo: Tiene un diámetro de 37,30 mm, 55 rubíes y 1.240 componentes (incluidos 790 para la cadena del mecanismo de fuerza constante y 67 para el tourbillon).
El volante se mueve a tres hercios y tiene una reserva de marcha de 53 horas, mostrada en la parte trasera. El calibre está decorado a mano -como no podría ser menos- y además ostenta el certificado COSC de cronometría. Si hay que buscarle un pero… olvídate: no lo tiene.
UNA LUNA EXCLUSIVA
Estos Ferdinand Berthoud Chronomètre FB 1L.1 se han lanzado en una edición limitada a 10 unidades. Si eso no lo hace de por sí exclusivo, el precio sí: 265.000 francos suizos la versión en oro blanco y 250.000 francos la versión en titanio. Para mí lo valen. Por el trabajo que lleva construirlo, por la complejidad del desarrollo y por su singularidad absoluta. Más información en FerdinadBerthoud.ch.