Hacía tiempo que no tenía en la muñeca relojes de Nomos, una de las tristes consecuencias de la desaparición de Baselworld y de este año maldito de 2020. Ahora he tenido la oportunidad de tener estos Nomos Ludwig neomatik 41 mm, y ha sido una sorpresa para mí. Sin duda el Ludwig es el más clásico de los relojes de Nomos, condicionado por el uso de unos numerales romanos que, al tener una grafía pura, sin ninguna concesión estética (mira por ejemplo los de Cartier o estos de Chopard), resultan más formales.
Y, sin embargo, cuando tienes en la muñeca estos dos relojes las sensaciones son muy distintas, porque el tamaño le da una vivacidad que al menos yo no me esperaba, con una presencia mucho más marcada de lo que uno se esperaría.
Los dos Nomos Ludwig neomatik 41 mm tienen un origen distinto, pero comparten, además del diámetro, todas las otras características técnicas. La caja tiene una altura de sólo 7,7 mm por lo que, si el diámetro es adecuado para quien lo va a llevar, la ropa no va a causar ningún problema. Esos 7,7 mm son un alzada que mete al reloj directamente dentro de la familia de los relojes delgados y de vestir, así que va a ser siempre un buen aliado de las situaciones formales.
Como el bisel es prácticamente inexistente la esfera es mayor de lo que estamos acostumbrados, resultando en una presencia deslumbrante, particularmente en el modelo con fecha en romanos, del que hablaré más abajo. Este tamaño, con los numerales también grandes y las manecillas largas nos recuerdan, a los reguladores, esos relojes muy precisos que se usan en relojería como referencia para ajustar otros. Las manecillas azuladas ponen un contrapunto a la sobriedad del conjunto.
Los dos Ludwig neomatik 41 mm se mueven gracias al calibre de manufactura DUW 6101, que fue presentado en 2018 y que vimos en vídeo aquí. Es un calibre grande, con un diámetro de 35,2 mm pero con sólo 3,6 mm de altura. El mecanismo de fecha es único (y patentado): además del salto instantáneo, se puede cambiar hacia adelante y hacia atrás sin problema. Y además lleva un embrague que desconecta el sistema si se cambia la fecha cuando ya iba a cambiar por sí sola; de esta manera no existe el problema de que puedas dañar el mecanismo.
Además el movimiento está calibrado en seis posiciones, una más de las exigidas por los laboratorios que certifican la cronometría. Y están decorados al estilo sajón: nervaduras Glashütte, perlado en la platina base, tornillos azulados y un rotor esqueletado y grabado. El uso del dorado le además un apariencia más dulce. Es, en definitiva, uno de los mejores calibres que se pueden encontrar en el mercado dentro de su segmento de precio (y de otros precios más altos, la verdad).
Y además la apertura posterior permite verlo al completo, lo que es un placer añadido.
Pero decía antes que, siendo el mismo reloj, tienen orígenes distintos, así que vamos a aclararlos.
NOMOS LUDWIG NEOMATIK 41MM FECHA – 175 YEARS WATCHMAKING GLASHÜTTE
Hace diez días presenté unos relojes de Lange que homenajeaban a su fundador, Ferdinand Adolph Lange en el aniversario de la creación de su fábrica de relojes. Ese fue el inicio de la relojería sajona, cuyo epicentro está en Glashütte. Pero no sólo Lange está allí. Justo a su lado está Glashütte Original y cruzando la calle está Nomos Glashütte (éste es el vídeo de mi visita a la manufactura). Así que el aniversario es para todas las marcas que residen allí.
Nomos lo ha celebrado lanzando tres modelos Ludwig, en 35, 39 y el que estamos viendo aquí. Sin duda es el Nomos Ludwig neomatik 41 mm por el añadido de la fecha, pero los tres tienen otras dos particularidades que los distinguen de los demás Ludwig: la esfera está esmaltada, no lacada, lo que le confiere ese brillo único que además no se deteriora con el tiempo, y que nos retrotrae a los relojes de bolsillo antiguos. Y unas manecillas en acero azulado con forma de hoja, para remarcar -de nuevo- el sentido de tradición.
Y por primera vez se ha utilizado una fecha con numerales romanos, algo completamente inusual que lo hace absolutamente original. El resultado es elegante e incluso imponente.
El otro Nomos Ludwig neomatik 41 mm de este artículo es, por así decir, estándar. Sin embargo tiene una esfera que no es blanca -el color más habitual en la marca- sino de un crema muy suave que le da calidez y menos rigor formal.
El modelo sí conserva todos los rasgos normales de la familia, con las delgadas manecillas de bastón, pequeño segundero a las 6 horas y justo debajo un espacio vacío, sin numeral. Esto es algo común a otros modelos Ludwig (otros sí tienen un VI) y me parece una buena opción para no sobrecargar el conjunto.
La ventana de fecha es grande, con numerales que la ocupan entera y que se leen perfectamente. Después de ver los anteriores romanos, sorprende lo que cambia el aspecto del reloj cuando son numerales arábigos, ¿verdad? Resulta un conjunto mucho más informal. Yo creo que es la versión que más me gusta de las dos.
Ambos Nomos Ludwig neomatik 41 mm Date vienen con una correa de Horween Genuine Shell Cordovan en negro, de una excelente calidad, y dentro del estupendo estuche también de piel que siempre añade Nomos. La versión aniversario tiene un precio de 3.300 euros, mientras que el otro modelo cuesta 3.140 euros. Son, como ya he dicho, una excelente opción para quien desee un reloj clásico pero no tanto, que le pueda acompañar en cualquier situación.
Los relojes están disponibles en la tienda en línea de la marca y en los distribuidores autorizados. Más información en Nomos.es,