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Orient Kamasu. El diver más completo de Orient, en vídeo

El Orient Kamasu, en la muñeca

Orient ha sido históricamente una empresa muy activa a la hora de lanzar relojes. Su fundación en 1950 hizo que la fabricación en serie fuera el método natural de crecer, porque era el que ya existía en el mundo. Y más en una Japón que se estaba recuperando y creciendo tras la Segunda Guerra Mundial. Desde que fue adquirido en 2001 por Seiko Epson (que acabó de absorber toda la compañía en 2017), la mejora en la producción y en la creación de calibres fue notable (sobre todo en su precisión).

Orient siempre ha tenido muchos tipos de relojes de buceo (como su propietaria Seiko), que siempre ha llamado con números de referencia. Han sido los aficionados -particularmente norteamericanos- los que le han ido dando nombres: Orient Ray, Orient Mako, Orient Triton (llamado ahora Neptuno) u Orient Kano. De hecho en la división de Estados Unidos sí se usan los apodos como nombre del reloj, lo que me parece muy sensato. En el caso del Orient Kamasu parece que la casa ha querido crear su reloj de buceo definitivo, el que lo tiene todo: buena construcción y buen precio.

La caja del reloj tiene un diámetro de 41,8 mm sin la corona, con una altura de 12,8 mm un largo de 46,8 mm. Las medidas, sin embargo, engañan: el reloj en la muñeca parece más pequeño de lo que es, de manera que podría ser llevado por muñecas más pequeñas. Yo diría que a partir de unos 16 cm de muñeca el reloj va a quedar bien. La caja tiene las partes frontales satinadas y las laterales pulidas, con el bisel superior también pulido para suavizar el aspecto de reloj-herramienta.

El bisel es también de acero con un inserto de aluminio anodizado en el mismo color que la esfera. Además tiene pequeñas inserciones en los minutos acabados en 5, lo que realza la estética del conjunto. Lo que sí he observado, al menos en mi unidad, es que el bisel es difícil de manejar. No tiene nada de holgura, pero hacerlo girar tiene truco: no se puede ejercer ninguna presión porque entonces no se mueve. Tiene que hacerse el giro de manera muy liviana (podríamos decir), y eso lo complica mucho. Pero, como digo, puede ser sólo el mío.

También la corona podría ser mejor: es pequeña y, por tanto, no muy sencilla de manejar. Cierto es que, al ser un reloj automático, no le estás dando cuerda siempre. Pero si eres de los que va intercambiando relojes y por tanto sí tienes que darles cuerda para que arranquen y ajustando la hora y la fecha, sí echas de menos un poquito más de diámetro.

Una de las mejores características del Orient Kamasu es el cristal, que es de zafiro. Normalmente los cristales en Orient son de Hardlex (como ocurre en Seiko), así que traer el zafiro a este modelo es todo un avance. Además es un cristal plano, por lo que la visibilidad es buena en cualquier ángulo.

Como ocurre con todos los modelos de la manufactura, los Orient Kamasu se lanzaron con varias esferas. En mi caso elegí la verde; me parecía la más bonita porque no era el azul tradicional, tampoco el negro, pero su color es lo suficientemente sobrio como para no ser demasiado llamativo tampoco, lo que favorece que se pueda llevar todos los días. Al parecer es también el color más demandado, así que me costó un par de meses conseguirlo.

Aunque no lo parece, la esfera tiene un suave graneado, que sólo se ve en determinadas circunstancias lumínicas, y sólo de cerca. La estructura de la esfera es la habitual en Orient: a las 12 el logotipo, que es de los que te gustan o te quitan las ganas de tener un reloj. Yo, como lo tengo asociado a mi infancia, lo tengo incluso cariño. Como se miran esas cosas que ya no se llevan, pero que tienen el encanto de su edad.

Enfrente, a las 6 horas, la habitual leyenda «Water Resist – 20 bar». Es decir, que el reloj es hermético hasta 200 metros. No es un reloj de buceo certificado, porque esa certificación cuesta dinero, pero ya se sabe que los Orient cumplen perfectamente. A las tres tienes la ventana de fecha y día, con el clásico doble idioma (inglés y español, en este caso).

Según dice la casa, el nombre de Orient Kamasu se debe a que la forma triangular de los índices y la forma de las manecillas recuerda a la de los dientes de la barracuda. Los índices están aplicados y, junto con las manecillas, están tratados con lo que entiendo que es el LumiBrite de Seiko. Sea o no, la legibilidad en la oscuridad es buena.

Otro de los avances del reloj es el calibre F6922, un movimiento propio automático que incluye parada de segundero y cuerda manual. Late a 3 hercios (21.600 alternancias a la hora), con una discreta reserva de marcha de 40 horas. Su precisión está en -15/+25 segundos al día, aunque los calibres de Orient suelen ser bastante más precisos. El calibre está tapado por un cierre de acero con unos delfines decorándolo.

El brazalete es tipo Oyster y es donde más se nota el ahorro en costes, con un cierre plegable de chapa brillante. Aún así, el cierre tiene cuatro posiciones de ajuste y dos pulsadores para abrirlo. En conjunto, cumple su función sin problemas.

El Orient Kamasu tiene un precio de 358 euros, lo que en mi opinión es más que bueno para todo lo que ofrece el reloj. Más información en Orient.es.

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