Ya sabemos que Omega lanza una miríada de relojes al año; tantos que a veces cuesta decidirse por uno, o incluso a veces puede dejar de hacerse uno que ni siquiera conocías y que, de saberlo, te habrías propuesto tenerlo. Es algo de lo que hablé en mi entrevista con Frédéric Nardin, vicepresidente de Omega, en la que por cierto es la única entrevista oficial que ha dado nunca (merece la pena leerla, aunque sólo sea por la curiosidad).
Pero me desvío: aunque la mayoría de los Seamaster vendidos son en acero (aquí vimos su presentación en vídeo), lo cierto es que a Omega también le gusta experimentar con materiales. Así, por ejemplo, vimos en vivo el modelo de cerámica y titanio, uno de los más atractivos de la colección. Pues lo mismo ocurre con los Seamaster Diver 300M Chronograph (que presenté aquí). Y el mejor ejemplo es este modelo en tres metales.
En realidad el modelo no es nuevo, porque en 1993 ya apareció la combinación de tres metales. Pero fue un modelo muy caro entonces, de manera que, ahora que vuelve, parece nuevo porque casi no hay memoria del anterior. Y hay que recordar que, antes que este Seamaster Diver 300M Chronograph, apareció una versión en tres agujas:
La versión de tres agujas es mucho más de vestir (si puede ser de vestir un reloj tan claramente de buceo), mientras que la versión cronógrafo es mucho más potente y, a la postre, también más atractiva.
La base del reloj está hecha en su mayor parte de titanio, concretamente de titanio de grado 2. El titanio tiene múltiples ventajas sobre el acero inoxidable, ya que es más resistente a la corrosión, antimagnético, bioquímicamente inerte y capaz de soportar temperaturas extremas. Además es más ligero, lo que, en el caso de un reloj de 44 mm de diámetro como este Seamaster Diver 300M Chronograph, es muy importante. Por último, el titanio de grado 2, que se utiliza con un acabado cepillado, tiene un color más oscuro y una superficie mate, lo que le da un aspecto más instrumental.
Además, están los elementos de oro en contraste, que añaden un toque lujoso al reloj, algo que realmente forma parte de su identidad. Aquí también hay algunas evoluciones. El oro amarillo ha sido sustituido por la aleación de oro rojo propia de Omega, el oro Sedna, que es más resistente a la decoloración que una aleación de oro rojo estándar. Se aplica a los eslabones intermedios del brazalete, a los pulsadores y a la corona, a la válvula de helio y a la inserción del bisel, esta última con una bonita textura granulada con números y pista en relieve, obtenida por ablación láser.
Por último está el tántalo, el más importante de los tres metales. En este Seamaster Diver 300M Chronograph se utiliza para el bisel y los eslabones centrales del brazalete. Este metal de color gris azulado es más raro que el oro, más duro que el acero y muy resistente a la corrosión. Oscuro, denso, flexible y muy conductor del calor y la electricidad, es especialmente difícil de trabajar. De ahí su mayor precio.
En la siguiente foto se puede ver la diferencia de tono del tántalo (en el bisel) y el titanio (en la caja).
Aunque el reloj no es una edición limitada, Omega ha añadido una placa en el lateral con el número de fabricación del modelo. Un problema, porque con lo picajosos que somos para los relojes (y más de este precio), habrá más de uno que arrugue la nariz al ver el suyo porque no le guste particularmente.
La esfera de este Omega Seamaster Diver 300M Chronograph de Ti/Ta/Au conserva el aspecto clásico del SeaMaster. Está hecha de cerámica pulida azul, con un patrón grabado con láser, un elemento característico de esta colección. A juego con la caja, las agujas y los índices aplicados son también de oro Sedna. La disposición bi-compax presenta un pequeño segundero a las 9 horas, un subcontador de horas y minutos del cronógrafo a las 3 horas y una ventana de fecha en la parte inferior de la esfera.
El tratamiento con Super-LumiNova es, como siempre, excelente.
El fondo revela un cristal de zafiro con el logotipo del caballito de mar, que ha sido grabado con láser y lacado en blanco sobre el cristal de zafiro. Debajo se encuentra el potente movimiento de Omega, el calibre 9900. Este movimiento automático de cronógrafo integrado está equipado con una rueda de pilares y un embrague vertical. Funciona a 4 Hz y almacena 60 horas de reserva de marcha. La certificación Master Chronometer atestigua que el Seamaster Diver 300M Chronograph es un cronómetro COSC (pero con parámetros mejores que el COSC, porque están entre 0 y +5) y es resistente al magnetismo hasta 15.000 gauss.
El calibre permite el cambio de la hora sin afectar a la manecilla de los minutos, perfecto cuando nos movemos entre diferentes usos horarios. Por último, la tapa trasera tiene el cierre Naiad, lo que significa que siempre está bien orientado. Es decir, que al darlo la vuelta siempre te vas a encontrar el caballito de mar en vertical.
El Seamaster Diver 300M Chronograph trimetálico, una auténtico reloj de inmersión con una estanqueidad de 300 metros, se lleva en un brazalete metálico con un extensor patentado para adaptarse a los perimetros cambiantes de la muñeca. Quizá el brazalete es único punto débil, porque quizá resulta un tanto barroco. Es, en cualquier caso, donde más se nota la diferencia de los tres metales, en los que destaca el tono azulado del tántalo, flanqueado por el oro Sedna.
Va dentro de una caja de presentación especial al estilo de una cámara estanca.
Este Omega Seamaster Diver 300M Chronograph (Ref. 210.60.44.51.03.001) refleja la exclusividad de su composición en el precio: cuesta 21.700 euros, por lo que va a ser difícil para quien lo adquiera encontrarse con otro igual ahí fuera. El reloj se puede adquirir en la tienda online de la marca, en sus boutiques y en los distribuidores autorizados. Más información en Omega.es.