Hace un mes vimos en vídeo el Hamatic, un reloj que se mueve gracias a un calibre único y del que no hay pistas en su esfera, absolutamente clásica dentro de su interpretación de las dos manecillas y pequeño segundero. Este Moritz Grossmann Central Second incluye, como su nombre indica, un segundero central y una esfera más deportiva que solemos asociar con los calibres automáticos. Sin embargo es un reloj manual, con otro excelente calibre. Es decir, todo a lo que nos tienen acostumbrados los sajones de Moritz Grossmann.
Desde luego el Moritz Grossmann Central Second se aleja de la imagen, no solo de sus compañeros de colección (la llamada Benu), sino de toda la línea clásica de la casa. En realidad está más cerca de un reloj de piloto, o simplemente deportivo.
Para empezar, la caja mide 41 mm de ancho con una altura de 12 mm. Siendo un movimiento de cuerda manual uno pensaría que el reloj sería más delgado, pero cuando se ve la profundidad del calibre te das cuenta de por qué.
La caja es de acero inoxidable elegantemente pulida, con asas inclinadas y un bisel estrecho. También aparece el pulsador, exclusivo de Moritz Grossmann y que merece una explicación.
UN PULSADOR ÚNICO
Al igual que en todos los demás relojes del mercado sin corona roscada, la corona del Moritz Grossmann Central Second sirve en su posición normal de funcionamiento del reloj para darle cuerda y, si se quiere ajustar la hora, hay que tirar de la corona. Pero -aquí está la característica única- se nota cómo la corona vuelve a su posición original. Este dispositivo de resorte activa el mecanismo de parada de los segundos para permitir el ajuste preciso de la hora. Una vez que haya ajustado la hora exacta, los minutos y los segundos, se presiona el pulsador cónico situado a las 3:50 horas. El pulsador reactiva el movimiento y devuelve a la corona a la posición inicial de modo de cuerda.
De esta manera, se evita una posible entrada de polvo al mecanismo, el desgaste de las piezas y que se mueva sin querer la manecilla de los minutos cuando se empuja la corona hacia la posición inicial (con la rabia que da eso).
La esfera del Moritz Grossmann Central Second es sencilla y refinada, con un claro énfasis en las horas, los minutos y, por supuesto, el segundero central. El Moritz Grossmann Central Second muestra un hermoso y sedoso acabado de rayos de sol. La decoración de rayos de sol, que irradia desde el centro con trazos muy finos, permite que la esfera azul brille en diferentes tonos, dependiendo de la luz.
En un nuevo giro a los códigos de la marca, los números arábigos blancos impresos y las agujas de las horas y los minutos están tratados con material luminiscente blanco. Conocido como HyCeram Luminex, este material cerámico híbrido está compuesto por potentes pigmentos luminiscentes que emiten un intenso color verde brillante en la oscuridad.
Por supuesto, las manecillas están hechas a mano en la manufactura, uno de sus orgullos.
CALIBRE 100.11
En contraste con la sobria esfera del Moritz Grossmann Central Second, el calibre es un festín relojero. Ciertos rasgos distintivos, como la platina de los 2/3 de plata alemana (lo que nosotros llamamos alpaca) no tratada, adornada con un anchas nervaduras de Glashütte -que son más difíciles de ejecutar a la perfección-, los tornillos del volante y su correspondiente puente, grabado a mano, la decoración de rayos de sol en la rueda de trinquete, los tornillos violetas termoendurecidos y las inscripciones grabadas a mano en la platina de los 2/3, establecen claramente su procedencia.
El Calibre 100.11 de este Moritz Grossmann Central Second deriva del calibre 100.1. Para tener el segundero en el centro de la esfera, la fuerza del muelle real se transfiere de la tercera rueda a la nueva rueda central del segundero a través de una rueda intermedia adicional. Todos los componentes del puente del tren de engranajes están alineados en un mismo nivel para garantizar un aspecto armonioso y homogéneo.
Está equipado con un volante Grossmann de fabricación propia con inercia variable y tornillos de ajuste y una espiral Nivarox. Es un volante grande, de 14,2 mm, y tiene una frecuencia lenta de 18.000 semioscilaciones por hora, lo que lo hace un placer a la vista. Otra característica distintiva es el uso de joyas de zafiro blanco en lugar de los rubíes habituales. El calibre 100.11, con toda la cuerda dada, tiene una autonomía -escasa, su único punto débil- de 42 horas.
El Moritz Grossmann Central Second se lleva con una correa de piel de kudú (piel de antílope africano que también usa Moser) de color marrón con una hebilla de acero, y queda espectacular en la muñeca: cómodo y elegante.
Es una edición no limitada con un precio de 29.900 euros. En España se puede comprar en la joyería Grassy, que es su distribuidor exclusivo y gracias a los cuales he podido hacer estas fotos. Más información en MoritzGrossmann.com.