El pasado 29 de marzo Breitling lanzó su nueva colección Navitimer, que vimos en vídeo en exclusiva. El Navitimer es seguramente el reloj de piloto por excelencia, pero no está limitado a los vuelos en aeroplanos. Los seguidores de la marca saben perfectamente que también hubo un Breitling Navitimer Cosmonaute, que salió a la atmósfera de la mano de (o sobre la muñeca de, mejor dicho) Scott Carpenter, el astronauta a bordo del Aurora 7
UN POCO DE HISTORIA: LA MISIÓN MERCURY ATLAS 7
El Mercury-Atlas 7, lanzado el 24 de mayo de 1962, fue el cuarto vuelo con tripulación del Proyecto Mercury. La nave, llamada Aurora 7, fue pilotada por el astronauta Scott Carpenter, que se convirtió en el sexto ser humano en volar al espacio.
La misión estaba asignada a Deke Slayton, con Walter Schirra (quien estaría a bordo del Apolo VII, como conté aquí) como piloto de reserva. Sin embargo, a Deke le detectaron una arritmia cardíaca y fue descartado para la misión.
Pero, en vez de darle la misión a Schirra, se eligió a Scott Carpenter, porque él era el piloto de reserva en la misión anterior, la Mercury-Atlas 6 que había llevado a cabo John Glenn en febrero de ese mismo año.
La nave se iba a llamar Delta 7, ya que éste habría sido el cuarto vuelo con tripulación y Delta (Δ) es la cuarta letra del alfabeto griego.
Cuando Carpenter recibió la misión, la rebautizó con el nombre de Aurora 7 por el cielo abierto y la aurora, que simbolizaba el amanecer de la nueva era.
La misión era en realidad una extensión de la anterior: consistía en orbitar tres veces el planeta y hacer experimentos científicos. El plan de vuelo completo incluía el primer estudio de líquidos en ingravidez, la fotografía de la Tierra y un intento -infructuoso, por las nubes- de observar una bengala disparada desde tierra.
El tiempo total de la misión debía ser de 5 horas.
Carpenter se despertó a la 1:15 de la mañana del vuelo y tomó un desayuno a base de zumo de naranja, filete mignon, huevos, tostadas y café. Antes de la inserción en la cápsula, se le administró un régimen de hidratación a base de agua, zumo, café y té dulce (lo que le vino muy bien, como contaré más tarde). Ascendió al pórtico a las 4:36 horas y entró en la nave a las 4:43 horas.
El lanzamiento, a las 7:45, fue excelente, salvo por un fallo hidráulico que puso a la nave en modo «abortar misión», pero que se solucionó. La nave estuvo sin gravedad durante 4 horas y casi 40 minutos.
CUATRO CURIOSIDADES SOBRE LA MISIÓN AURORA 7
1- El domicilio de Carpenter (en Boulder, Colorado) en su infancia era la esquina de las avenidas Aurora y Séptima. Carpenter siempre negó que ese fuera el motivo del cambio de nombre de la nave.
2- Carpenter dispuso -por primera vez en un vuelo orbital- de alimentos sólidos, en forma de cubos liofilizados en una bolsa de plástico, en lugar de pasta exprimida de un tubo. Los cubos de comida habían sido recubiertos con un agente antidesmenuzamiento, pero quizá fueron aplastados accidentalmente antes del lanzamiento, rompiendo dicho recubrimiento. Como resultado, había migas flotando en la nave. Carpenter expresó su preocupación por el hecho de que las migas fueran aspiradas por las entradas de ventilación de la cápsula, además de suponer un posible riesgo de asfixia si se ingerían. Además, una barra de caramelo incluida en el suministro de alimentos se derritió por las altas temperaturas de la cabina (hasta 39 °C). Al final de la segunda órbita, informó a Control de que la mayor parte de la comida era un desastre y que evitaría tocarla durante el resto del vuelo. Por eso le vino tan bien la comida inicial antes de subir a la cápsula. Pero, aún así, al recogerlo mostraba síntomas de agotamiento.
3- En la anterior misión, John Glenn comentaba que durante el vuelo podía ver «luciérnagas», puntos luminosos, en el exterior de la nave, y no se sabía por qué, lo cual era preocupante porque podría ser un síntoma de que algo fallaba en la nave. Al amanecer de la tercera y última órbita, Carpenter golpeó inadvertidamente su mano contra la pared interior de la cabina y resolvió el misterio del vuelo anterior. La brillante lluvia de partículas flotando alrededor de la nave resultó ser partículas de hielo desprendidas de la capa externa del vehículo espacial. Casi al final del vuelo, Carpenter descubrió que, golpeando su mano contra la pared de la cápsula, podía desprender más «luciérnagas». Por fin se concluyó que el vapor generado por el sistema de soporte vital formaba una condensación entre la mampara de la nave espacial y el escudo térmico, que luego se escapaba al espacio y se congelaba. Era ese hielo inesperado el que brillaba.
4- Precisamente porque estaba mirando lo de las luciérnagas, Scott comenzó las labores de reentrada tarde. Además observó que el sistema de estabilización no funcionaba correctamente y, tratando de resolver el problema, se olvidó de atender a otros deberes.
Cuando cambió al modo de control automático, se olvidó de desconectar el sistema manual. Como resultado, ambos sistemas se utilizaron juntos durante 10 minutos, y se desperdició combustible. Además accionó los retropropulsores tres segundos tarde, lo que añadió 24 km de error a la trayectoria.
Debido a la falta de combustible, Carpenter sobrepasó su marca de reentrada prevista y cayó a 400 km del objetivo. Se tardó una hora en localizarlo.
Todo ello enfadó a sus jefes, y Carpenter fue apartado de los siguientes planes de vuelos, y acabó abandonando el programa espacial en 1964.
SCOTT CARPENTER Y SU BREITLING NAVITIMER COSMONAUTE
El Breitling Navitmer llevaba una década siendo el reloj de los pilotos, así que es natural que Carpenter tuviera uno. Sin embargo, el suyo fue al parecer una petición personal de Carpenter, que buscaba una esfera de 24 horas para diferenciar el día y la noche en el espacio (aunque su misión fue durante el día).
Debido a los problemas que ya he contado con la reentrada, Carpenter pasó mucho tiempo en el agua. Su Breitling Navitimer Cosmonaute estaba preparado para el espacio, pero no para el agua. El reloj se echó a perder completamente.
Por supuesto, la casa entregó un nuevo Breitling Navitimer Cosmonaute a Scott, mientras que el original, lleno de óxido en la esfera, el calibre e incluso la parte interior del cristal, permaneció en los archivos de Breitling.
BREITLING NAVITIMER COSMONAUTE EDICIÓN LIMITADA
Ahora, conmemorando los 60 años de ese vuelo, Breitling ha decidido mostrar el reloj original de Scott Carpenter y, además, lanzar una versión nueva en edición limitada. A primera vista parece idéntica, pero tiene diversos detalles que la diferencian.
El reloj tiene una caja de 41 mm de diámetro, lo que lo hace muy cómodo de llevar. El bisel es de platino, lo que le da un toque de exclusividad que le va muy bien a la serie limitada.
Otra de las novedades es el dorso abierto de la caja de cristal de zafiro, que permite contemplar el movimiento B02 con unos grabados especiales en el puente para conmemorar la ocasión: las palabras «Carpenter», «Aurora 7» y «3 orbits around the Earth», acompañadas por «Mercury 7», el nombre del grupo original de siete astronautas elegidos para los primeros vuelos espaciales tripulados de la NASA.
El dorso de la caja está grabado con la fecha de la misión de Carpenter, «ONE OF 362» y la frase en inglés «First Swiss wristwatch in space» (primer reloj de pulsera suizo en el espacio). Recordemos que John Glenn simplemente llevaba atado un cronógrafo de bolsillo (como conté aquí). El número 362 hace referencia a las 3 órbitas realizadas y al año en que ocurrió.
El Breitling Navitimer Cosmonaute Edición Limitada se puede encontrar con una correa de piel de cocodrilo negra (22/18 milímetros) con hebilla de espiga, o bien con brazalete Navitimer de acero inoxidable con siete eslabones y cierre de mariposa. El reloj tiene un precio de 10.200 euros con correa de piel o de 10.550 euros con brazalete, y ya se pueden reservar en las boutiques de la marca o en su web, Breitling.es.