Tudor sigue su marcha triunfal. Desde que en 2012 lanzara los modelos Black Bay y Pelagos sus años se cuentan por éxitos y su imagen pública no hace sino crecer y crecer. Hoy anunciamos el lanzamiento de un modelo que va a tener aún más éxito: el nuevo Tudor Heritage Black Bay Bronze.
El bronce siempre ha estado presente en los relojes (hace poco presentamos este de Oris), pero siempre de manera minoritaria, seguramente porque las marcas no están muy seguras de la reacción del público mayoritario ante un material que no permanece igual que en el momento de la compra sino que va evolucionando y cambiando de brillo e incluso color. Pero a quienes sí les gusta, les gusta mucho. Y sin duda eso mismo va a ocurrir con el Tudor Heritage Black Bay Bronze.
La caja es de 43 mm de diámetro -dos más que sus hermanos de colección (que se pueden ver en esta entrada)- y el cristal abombado están inspirados en modelos históricos de la marca. La corona Big Crown, es idéntica a la de la referencia 7924 de 1958. Está realizada en una aleación de bronce y aluminio que también evolucionará a una presencia distinta, dependiendo de dónde resida y lo que haga con la pieza su dueño. Y por supuesto las agujas conservan la famosa forma de Snowflake (copo de nieve). Su origen está en un modelo que se entregó a la Marina francesa en los años 70, una variación estilística que ha acabado por ser idiosincrática. También heredero de su tiempo es el grueso bisel, necesario para poder girarlo con los guantes de buceo y que hoy le da esa apariencia tan única. El conjunto se perfecciona con una esfera chocolate que mezcla perfectamente con los tonos beige del bisel, las manecillas y la minutería.
Dentro se mueve el calibre MT 5601. Es una variación del calibre de manufactura diseñado y construido por la propia Tudor (no, no por Rolex) que pudimos ver en dos modelos de la casa: el Pelagos (aquí) y el North Flag (aquí), que fue el primer modelo en incorporarlo. El movimiento ostenta 70 horas de reserva de marcha, se mueve a 4 hercios (28.800 alternancias por hora) y está regulado por un volante de inercia variable con una espiral de silicio. Un puente transversal lo mantiene en una posición estable y garantiza, además, su resistencia. Y para rematar su buen hacer, el movimiento dispone de la certificación oficial del COSC.
Los relojes que recibió la Marina francesa iban sin correa, por lo que muy a menudo cada usuario se hacía la suya propia. Una de estas se encontró, después de muchos años, y resultó que estaba hecha en tela de paracaídas, con un nervio central amarillo. Esta es la inspiración para la correa -que ahora llamaríamos NATO- que presenta el Tudor Black Bay Bronze y que enamora a primera vista. Se suministra junto con la «estándar», una correa de cuero envejecido también preciosa.
El Tudor Black Bay Bronze se pondrá a la venta a lo largo del 2016 y tendrá un precio de 3.800 francos suizos IVA incluido, unos 3.500 euros. Ese es el precio de uno de los relojes más atractivos y exitosos de año. Seguro.