Jaeger-LeCoultre Master Grande Tradition Répétition Minutes
Descubrimos cómo se ve, cómo suena y cuánto cuesta
Va a ser muy difícil ver alguna vez el Jaeger-LeCoultre Master Grande Tradition Répétition Minutes porque es una edición muy limitada. Pero como es un buen compendio de todo lo que significa Jaeger-LeCoultre, de todos los valores que defiende la manufactura, no he querido dejar pasar la oportunidad de mostrarlo en Horas y Minutos.
Digo que es un compendio porque aúna en una pieza mucho de lo que significa la relojería: excelente factura técnica, pasión por las cosas bien hechas y mejor terminadas, maestría en las complicaciones y a la vez una presencia arrebatadora, todo ello en una pieza que a la vez es sumamente clásica. Dejadme que lo explique con un poco más de detalle.
El Jaeger-LeCoultre Master Grande Tradition Répétition Minutes, como indica su nombre, pertenece a la colección Master, que es la colección más pura de formas. Todas las cajas de la colección son redondas y el tiempo lo marcan agujas facetadas de perfecta longitud para una lectura perfecta, incluso con esferas llenas de vida como las de este reloj.
Los repetidores de minutos han pasado de ser un instrumento para saber la hora en la oscuridad a un lujo superfluo y maravilloso. Los repetidores de antaño eran relojes de bolsillo que a menudo eran también piezas muy decoradas en sus tapas o en las esferas, con todo tipo de motivos pictóricos. Por eso el Jaeger-LeCoultre Master Grande Tradition Répétition Minutes enlaza también con antiguas tradiciones relojeras.
En este caso el motivo de la decoración es el conocido cuadro de Van Gogh «Noche estrellada sobre el Ródano». Van Gogh se sentía muy atraído y a la vez retado por la idea de pintar la noche «in situ», no imaginándola. Llegó a Arlés en febrero de 1888 y por fin pintó el cuadro en septiembre.
Esto es lo que escribió a su hermano menor, Theo Van Gogh, quien era además marchante de arte y mecenas del artista: » Te adjunto un pequeño croquis de un lienzo cuadrado de 30, por fin el cielo estrellado, pintado la misma noche, a la luz de una farola. El cielo es azul verdoso, el agua azul real, la tierra malva. La ciudad es azul violeta, el gas es amarillo y los reflejos son rojizos y van cayendo hasta un bronce verdoso. Sobre el campo azul verdoso del cielo, la Osa Mayor tiene un destello verde y rosa, cuya discreta palidez contrasta con el oro brutal del gas».
Jaeger-LeCoultre inauguró el Atelier des Métiers Rares en el que ha reunido en un mismo equipo a los encargados de las creaciones excepcionales (la colección Hybris Artistica) y ahora también a los decoradores, de manera que la conjunción transversal dé origen a piezas de equipo, más que de departamentos separados. Una de las piezas salidas de este nuevo Atelier es este Jaeger-LeCoultre Master Grande Tradition Répétition Minutes, en el que el reto para los artesanos decoradores de Jaeger-LeCoultre era conseguir replicar los minuciosos trazos que Van Gogh plasmó en un lienzo de 72.5 por 92.0 cm de altura en un reloj cuyo diámetro de caja es de sólo 39 mm de diámetro y que sea un fiel reflejo de la obra. Para ello utilizan pinceles a veces de un solo pelo y, a menudo, también un microscopio. Todo ello con la técnica del esmalte Grand Feu, la más complicada de todas.
El maestro utiliza una caja de oro con una concavidad de 0,4 mm sobre la cual dispone tres capas de esmalte blanco. Luego se diseña el motivo con los trozos de esmalte coloreados por óxidos metálicos reducidos a polvo y mezclados con aceite. La obra resultante se mete en un horno a 800º centígrados para que el material se «coagule» sobre la base. Después recibirá hasta 8 capas de esmalte transparente de protección, pasando por el horno entre 17 y 22 veces para completar el proceso de vitrficación. Es una técnica muy arriesgada porque en cada pasada de horno se puede romper el esmalte, lo que obliga a empezar de nuevo. Pero el resultado es una pieza excepcionalmente brillante y de larga duración, ya que no le afecta el paso del tiempo. Y, en este caso, una increíble reproducción del cuadro de Van Gogh que además permite leer la hora perfectamente, gracias a sus manecillas facetadas.
La caja de oro rosa está satinada en la parte central de la carrura y pulida en el resto, con un bisel de forma cóncava. El cristal de zafiro tiene forma cónica debido a la placa de oro con la palabra Sonnerie (por si acaso al dueño se le había olvidado que tiene un repetidor de minutos en la muñeca). La plaquita hace que la anciana del cuadro parezca que, en vez de estar, se asome. Es una decisión estética cuestionable, pero tampoco hace daño. En cuanto a la forma del cristal sólo se aprecia en determinadas posiciones y con determinada incidencia de la luz, y no impide en absoluto el disfrute de la esfera. El lado izquierdo acoge el mecanismo de puesta en marcha de la sonería que, en este caso, no es un gatillo que se desplaza de arriba abajo sino un pulsador.
Jaeger-LeCoultre es la manufactura que más calibres ha desarrollado desde el comienzo de su historia, y movimientos con sonería tiene unos cuantos. El que mueve a este Jaeger-LeCoultre Master Grande Tradition Répétition Minutes es el 942, un mecanismo que ya vimos en el mismo reloj pero sin decoración artística (o no artística en el sentido de la que estamos viendo ahora). Se mueve a 4 hercios (28.800 alternancias/hora) y tiene una reserva de marcha de 40 horas.
Está compuesto por 437 piezas, lo cual es mucho si se tiene en cuenta que, aparte de la complicación, el reloj sólo marca las horas y minutos, lo que se puede conseguir con unas cien piezas más o menos. El rotor de oro rosa se ha esqueletado para que ocupe la menor cantidad de espacio posible, dejando hueco para la transmisión del sonido. El calibre en su conjunto es francamente bonito.
Y si el movimiento es bonito, el sonido que produce lo es aún más, gracias en primer lugar al ajuste llevado a cabo por el maestro relojero y en segundo a las cualidades del oro rosa, que modula con una dulzura especial el sonido que transmite.
Así suena el maravilloso Master Grande Tradition Répétition Mi…
Así suena el maravilloso Master Grande Tradition Répétition Minutes de Jaeger-LeCoultre, con las "Estrellas sobre el Ródano" de Van Gogh en la esfera.
Publicada por Horas y Minutos en Jueves, 12 de mayo de 2016
El reloj queda, como siempre en Jaeger y particularmente en la colección Master, muy bien en la muñeca. Aunque la caja no es excesivamente delgada (12,2 mm de altura) las formas clásicas lo hacen parecer más pequeño y, en cualquier caso, es un reloj creado para arrancar comentarios, no para pasar desapercibido. La correa azul de aligátor le sienta perfectamente.
Por supuesto este exquisito Jaeger-LeCoultre Master Grande Tradition Répétition Minutes es una edición limitada a 18 piezas y la exclusvidad, así como el largo y delicado trabajo decorativo y de ensamblaje del calibre, tiene un coste. El precio del reloj es de 224.000 euros. Al contrario que otros modelos que he mostrado éste no está disponible en la boutique de Jaeger-LeCoultre en Madrid, pero sí se puede encargar allí. Más información en Jaeger.com.