Esto sí que fue una oportunidad única: charlar con Frédéric Nardin, vicepresidente de OMEGA, responsable de las ventas mundiales. Y digo única y no exagero: no había fotos suyas en internet hasta hoy, ni tampoco había concedido ninguna entrevista. Esto es parte de lo mucho que me contó.
Horas y Minutos: En septiembre, cuando hablé con Gregory Kissling (director de desarrollo), era demasiado pronto como que la certificación Metas fuera ya un argumento de ventas sólido en el mercado. ¿Cómo está la situación ahora?
Frédéric Nardin: Cada vez más gente lo pide. Es verdad que la mayoría de la gente no lo demanda, porque para eso tienes que estar muy interesado en la tecnología, en los movimientos, y además está el proceso de trasladar la información desde la fábrica al cliente final. Hay que formar a formadores que a su vez formen a la fuerza de ventas, que es quien lo transmite al cliente final. Y eso país por país. Pero ciertamente desde septiembre a hoy hay cada vez más gente que, gracias a ese gran esfuerzo comunicador, se da cuenta del valor añadido que significa Omega y la certificación METAS. Aquí se puede leer lo que significa la certificación.
H. y M.: Pero aunque la mayoría no pida estos avances Omega sí está introduciendo los Master Chronometer en los relojes de vestir, en los que quizá no es tan necesario tener la última tecnología.
Frédéric Nardin: Hay gente que quiere un reloj de vestir con tecnología. Y tecnología punta además. Un producto en el que puedan confiar. Y como digo, queremos dar un producto para cada necesidad.
H. y M.: Yo creo que es muy bueno para Omega también, porque si tienes un movimiento excelente vas a tener que repararlo mucho menos. Esto es importante porque para la mayoría de gente cuando va a comprar un reloj piensa «voy a comprar UN reloj. No uno de muchos, sino uno que me va a durar toda la vida» Como solían ser antes, por otro lado.
Frédéric Nardin: Así es. Pero también aumentas las expectativas del cliente. Si se llevan un METAS van a esperar más del reloj. Por eso antes de lanzar un producto nos aseguramos al 100% que va a funcionar perfectamente. Y por eso hemos traído el laboratorio METAS a Omega: cuando certificas COSC se prueba el movimiento. Pero desde que se aprueba hasta que se pone a la venta el reloj tiene que ser manipulado (para meterlo en la caja, por ejemplo). Eso puede hacer que pierda exactitud. Con METAS probamos el reloj entero, de manera que no hay que volver a toquetear nada.
H. y M.: A decir verdad y desde el punto de vista del usuario una certificación como el METAS, con un informe de cada uno de los relojes que sus dueños pueden comprobar, devuelve la confianza al usuario. Una confianza muy debilitada por el concepto de «reloj de usar y tirar» que tanto tiempo ha pervivido (y pervive).
Frédéric Nardin: Es correcto. No estamos desarrollando estas tecnologías -en cada parte del reloj- para subir el precio. Lo hacemos para ofrecer al cliente final un valor añadido. Que puedan decir «vaya, realmente tengo algo más en la muñeca». Queremos ofrecer la mejor tecnología al precio adecuado.
H. y M.: ¿El mercado reconoce que Omega le está dando lo mejor al mejor precio?
Frédéric Nardin: Yo creo que sí. Cuando visitamos la red de distribuidores -y no me refiero a nuestras boutiques-, que venden muchas marcas, nos lo dicen: «vuestro producto tiene la mejor relación calidad/precio».
H. y M.: ¿Qué opinión tiene sobre la situación actual del mercado?
Frédéric Nardin: Estos últimos años ha sido todo más difícil. Sólo hay que mirar las estadísticas de exportaciones en los dos últimos años, y ver cómo han caído. Pero no todo se debe a la industria: hemos tenido y tenemos terrorismo, problemas en Brasil o Corea, China, el Brexit…
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En nuestro caso el año pasado fue más complicado, pero aún así mejor que el resto de la industria. Este año está volviendo a acelerar. En nuestro caso, repito. Por ejemplo en Asia tenemos un gran aumento de ventas. Hay que tener en cuenta que los chinos ya no están comprando tanto en Europa, sino en Asia. Hong Kong sobre todo.
En Europa están aumentando nuestras ventas a los ciudadanos europeos, que antes no compraban. Así que entre unos y otros las ventas se recuperan. Así que no hay que centrarse sólo en qué hacer en Asia. Hay que cuidar también los otros mercados locales.
H. y M.: ¿Cree usted que la crisis ha cambiado el mercado?
Frédéric Nardin: Es difícil de decir, porque el mercado es muy grande y siempre habrá excepciones. Lo que ha cambiado es la política de subir precios porque sí, sin añadir ninguna innovación o mejora. Creo que algunas marcas se han pasado, y los consumidores son ahora mucho más conscientes de qué están comprando. Y son más exigentes a la hora de gastar su dinero.
H. y M.: Omega vendió en tiempo récord su primer reloj pensado para la venta online, el #SpeedyTuesday. ¿Va a seguir explorando el mercado digital?
Frédéric Nardin: Estamos viviendo un época en que cada vez se compra más online. Una vez que conoces un producto ya no necesitas ir a la tienda, simplemente lo pides por internet. Los relojes es algo distinto. Hay que probárselos. Pero en cualquier caso creo que nosotros y todas las marcas deberemos estar en internet porque es lo que el cliente quiere. Pero será una venta multicanal, porque seguiremos necesitando las tiendas físicas. Incluso los jóvenes. Son todos nativos digitales, pero aún así les encanta ir a las tiendas.
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H. y M.: Distribuidores. Este año Omega ha lanzado 141 referencias nuevas, y ha retirado otras tantas. El año pasado ocurrió algo similar. Y los relojes no llegan inmediatamente a las tiendas. ¿Cómo se lo toman los distribuidores? Porque cuando están vendiendo las piezas que tenían de repente llegan nuevas…
Frédéric Nardin: Bueno, los distribuidores no tienen que tener las 141 referencias…
H. y M.: Ya, pero los clientes leen sobre las novedades y empiezan a pedirlas. Pero el distribuidor quiere vender lo que tiene allí, no algo a futuro.
Frédéric Nardin: 141 referencias es una locura como tal, si lo tomas de manera individual. Pero nosotros somos globales. Si piensas en España dirías que se hagan Aqua Terra y se olvidaran de Prestige. Pero vas a China y el SeaMaster es muy pequeño, mientras que el Prestige es gigantesco. Nosotros hacemos relojes para todos nuestros clientes potenciales. Y después el distribuidor elige.
H. y M.: En Omega los relojes deportivos y los de vestir parecen pertenecer a mundos completamente separados. ¿El que compra un De Ville nunca compra un Seamaster?
Frédéric Nardin: Depende del poder adquisitivo. Los que pueden comprar 5, 6, 7 relojes seguro que van a tener uno de cada. Cuando tienes menos recursos lo que compras es un reloj para todos los días, versátil. Como el nuevo Railmaster. Al ser el reloj prácticamente el único ornamento del hombre, siempre vamos a querer afirmar quiénes somos mediante el reloj.
H. y M.: ¿Le parece a usted que los relojes de vestir de Omega son un poco los hermanos pobres de la casa? Porque el énfasis en el Speedmaster y el Seamaster es enorme.
Frédéric Nardin: Entiendo lo que dices, pero para Europa. Vas a Asia y es completamente diferente. O para ser más exactos, Asia sin Japón. Japón es muy específico: les encanta el Speedmaster, los cronógrafos… El resto de Asia es más para el reloj de vestir.
H. y M.: ¿Y qué tal va el Globemaster?
Frédéric Nardin: Pues va bien. Y hubiera ido mejor si hubiéramos tenido más stock desde el principio. La gente tuvo que esperar hasta 6 meses, y eso no es nada bueno.
H. y M.: ¿Y tendrá más complicaciones? Porque la forma de esfera no favorece tener, por ejemplo, un cronógrafo.
Frédéric Nardin: Siempre tenemos muchos proyectos…
H. y M.: …que no me va a desvelar aquí.
Frédéric Nardin: ¡Exacto! (risas)
H. y M.: ¿Y hay algún reloj que no existe en Omega que le gustaría que estuviera?
Frédéric Nardin: Pues siempre estamos pensando en nuevas cosas. Por ejemplo: tenemos el Moonwatch. ¿Por qué no tener el Marswatch? Cuando lleguemos a Marte yo quiero que haya un Speedmaster sobre la superficie. Tenemos que estar allí.