Nomos Glashütte ha decidido salirse de la zona de confort. Y eso que no le hace falta, porque ya está reconocida por todo el mundo como una de las grandes manufacturas modernas y es un referente cuando hablamos no sólo de diseño alemán sino de diseño relojero en general. Su fórmula de dar una calidad excelente -incluyendo su propio calibre de manufactura- con unos precios públicos desde el principio ha hecho que su reputación como empresa exquisita esté incólume. Además Nomos debió ser de las primeras en vender sus relojes online, a través de su propia plataforma de comercio electrónico.
Ahora no hay marca que no venda en internet o no se esté preparando para hacerlo, pero en su momento esto era una idea que para la industria -la suiza, particularmente- iba de lo innecesario a lo absurdo. ¡Cómo cambian las cosas! Pero es que además Nomos siempre ha tenido un trato exquisito con sus distribuidores, que están más que contentos de tener en sus expositores una marca a la que ya nadie niega su importancia. Y tiene lógica porque Nomos, al haber hecho públicos los precios de venta desde hace mucho, da seguridad al comprador y sobre todo al distribuidor, quien sabe que la marca lo respalda cuando tiene que dar un precio al cliente final. Luego queda de su mano ofrecer o no un descuento, pero al ser los precios públicos no se crea esa zona gris -y nunca mejor dicho, porque está generada por el «mercado gris»– en la que el cliente final siempre tiene la sospecha de si le habrán cobrado más de lo debido o si lo podría haber conseguido a mejor precio en otro lado.
Así que, volviendo al principio, es encomiable que la casa quiera arriesgar. Lo vimos ya cuando introdujo su línea Aqua, de cuya presentación hablamos en este artículo. Nada menos que 16 variaciones de sus colecciones, con dos tamaños y un montón de colores a elegir. Del mayor o menor éxito que tenga nos enteraremos el año que viene en Baselworld, donde se pueden ver las altas y bajas. En cualquier caso es un riesgo controlado, como debe ser en cualquier industria, porque las diferencias fundamentales está en el color de la esfera. Pero en estos tiempos de incertidumbre es algo que se agradece.
Con los Nomos Glashütte At Work ocurre algo parecido: son 14 nuevos relojes, que se distinguen de sus hermanos mellizos en el tamaño de la caja y en la decoración de las esferas. El calibre de manufactura DUW 3001 (que es por supuesto el que equipa esta colección) tiene un diámetro de 28,8 mm, lo cual es perfecto para los relojes de 35 mm que abundan en la cartera de productos de la casa. Sin embargo esa medida se queda pequeña para muchos gustos, una queja que aborda esta nueva colección con sus 39 mm de diámetro. Pero es el tamaño mayor el que hace que en la trasera veamos mucho metal.
A decir verdad las prestaciones compensan el menor tamaño, aún cuando signifique que el pequeño segundero está más cerca del centro de lo deseado. Y es que es un movimiento ajustado en 6 posiciones, con una reserva de marcha de 43 horas y la decoración clásica de Glashütte: platina de tres cuartos, nervaduras Glashütte y tornillos templados azules. De los primeros neomatik hicimos este vídeo.
Como siempre las cajas están pulidas a espejo. Por cierto que, aunque sólo lo vemos en el vídeo adjunto, hay que señalar que por primera vez el Metro tiene una versión en oro rosa, lo que le convierte en una opción más que interesante porque con su precio de 7.200 euros nos permite entrar en un reloj de oro a precio asequible sin tener que irnos a sus hermanos mayores (los Lambda y Lux) de los que hemos visto diferentes versiones en vídeo aquí y aquí. Otra de las ventajas del calibre de manufactura es su delgadez (3,2 mm), lo que permite que todos los Nomos Glashütte At Work estén bien por debajo de los 10 mm de altura. Así que el trato con los puños de las camisas es muy afable.
La colección se lanza con una esfera plateada y otra en azul marino, que son configuraciones que ya conocíamos. Sin embargo hay otra esfera, llamada Silvercut, que es la más interesante y de la que aquí vemos tres ejemplos. En realidad es un satinado horizontal muy marcado, de manera que la personalidad del reloj se acentúa notablemente.
La característica común de las esferas Silvercut es la manecilla del pequeño segundero, que es siempre roja. La subesfera que al acoge a las 6 horas se distingue perfectamente porque está en bajorrelieve y decorada con guilloché radial, lo que anima una esfera conceptualmente seria porque está concebida para llevar al trabajo.
Los demás elementos coinciden con los que ya conocíamos antes de cada modelo, guardando así un aire de familia. Pero desde luego estas versiones Silvercut los hace sobresalir de manera notoria. Y eso tiene mérito, porque la cartera de productos de la casa está ya muy poblada y sacar la cabeza por encima de los demás cuesta mucho trabajo.
A mí la colección Nomos Glashütte At Work -y particularmente esta decoración- me parece perfecta, muy necesaria en la marca porque a mucha gente los relojes se les hacía demasiado pequeños. Y los que les parezca demasiado grandes hay que decirles que la muñeca no dice ni mú cuando le atas uno de estos ejemplares, porque están perfectamente equilibrados y se llevan como una pluma. Los precios comienzan en 2.880 euros del Tangente, pasan por los 3.060 euros para el Tetra y llegan hasta los 3.180 euros del Metro. Éste es también el precio máximo que se encuentra en la colección, salvo la ya mencionada versión en oro rosa. Los relojes ya están disponibles en la joyería Wempe de Madrid, que es donde se tomaron estas fotos, además de por supuesto la tienda online de la marca. Más información en NomosGlashutte.es.