La colección Vacheron Constantin Fiftysix completa, con fotos en vivo y precios
Todos los modelos de la colección, a examen
El pasado SIHH 2018 Vacheron Constantin presentó una nueva colección a la que llamó simplemente Vacheron Constantin Fiftysix. El nombre en sí ya es un cambio dentro de la marca: de las diez colecciones que componen sus cartera de negocio cuatro hacen referencia directamente a su calidad de manufactura centenaria: Patrimony, Traditionelle, Historiques, y Metiers D’Art. Podríamos añadir también la familia Quai d’Ile, nombre de la calle donde ha estado siempre Vacheron. Es claro que la historia tiene un peso, una gravitas ineludible, y con razón porque por algo VC es quien es.
Llamar a una colección Fiftisix permite que se aparte del núcleo duro de la casa para darla más libertad creativa o, cuando menos, proponer un acercamiento al público distinto al habitual. De hecho en Ginebra los vídeos promocionales presentaban imágenes de tocadiscos, clubs (se intuye que de jazz), hombres jóvenes moviéndose por la noche por calles con iluminaciones rojas y azuladas… Te haces una idea. Muy distinto de la imagen tradicional de la marca. Aunque también hay que hacer notar que esa campaña ha desaparecido, y de hecho a día de hoy ninguno de los 104 vídeos del canal de YouTube de Vacheron está dedicado a la colección Fiftysix, lo que no deja de sorprender.
La idea de los Vacheron Constantin Fiftysix es abrirse a nuevos clientes, y lo que se entiende por nuevos clientes es compradores que no tienen todo el dinero que hace falta para comprarse un VC tradicional, pero que sí les gustaría tener uno porque admiran lo que significa la marca (es decir, que son gente sensata y de buen gusto). Por eso se han lanzado en oro rosa pero también en acero. Sin embargo, como dijo en la presntación el propio Christian Selmoni -responsable creativo- Vacheron Constantin es una manufactura «para conocedores»; y los que conocen (y desean) un Vacheron saben de la existencia de la colecciónl Quai de L’Ile que tiene casi los mismo modelos (excepto el calendario, que es anual y retrógrado). ¿Por qué entonces no utilizar una colección ya asentada y arriesgarse con una nueva?
Por dos motivos: los Quai de L’Ile tienen una forma de caja (que a mí me gusta mucho) que deforma el círculo hasta convertirlo casi en un rectángulo. Y ya se sabe que el comprador de relojes es de gustos clásicos, y en una colección «de entrada» no te puedes arriesgar a sufrir rechazos por ese motivo. Pero, sobre todo, porque los precios de Quai de L’Ile son muy altos. Si tomamos el ejemplo del modelo de día, fecha y reserva de marcha en oro, tiene un precio de 55.500 euros. Ese mismo modelo, con el mismo calibre y el mismo sello del Punzón de Ginebra en el Fiftysix Day-Date cuesta 33.400 euros. Nada menos que 22.100 euros de diferencia. Esto es un problema en mi opinión, porque explicar esa diferencia de precio por quizá una caja algo más compleja de fabricar y un mejor tratamiento de índices y manecillas tiene que costar trabajo.
En el caso de la versión de tres agujas y fecha en acero la diferencia de precio es mucho más justificable: 4.000 euros más para el reloj de «El Embarcadero de la Isla» (que es lo que significa Quai de L’Ile), pero tiene un calibre de manufactura, una indicación de fecha muy buena y el Punzón de Ginebra. La diferencia en la versión de oro es, nuevamente, más problemática: 49.000 (con una indicación de fecha aún mejor que la versión de acero) frente a 19.900 del Vacheron Fiftysix. El resumen es que es imposible para Vacheron convertir los Quai de L’Ile en los relojes de entrada por su ubicación en la escala de precios -ahora muy señalada por los Fiftysix)- y por tanto necesitaba crear algo nuevo (que si tiene éxito en el mercado quizá acabe por aniquilar a los Quai.
Así que, después de este largo exordio, ¿qué ofrece la nueva colección Vacheron Constantin Fiftysix? Pues una gama de relojes de inspiración contemporánea, y más concretamente de los años 50. Una vez más, en palabras de Christian Selmoni, el origen fue la referencia 6073 de 1956 que aparece en esta foto, cuyas asas tenían la silueta de cada una de las secciones de la Cruz de Malta, que es el símbolo de la casa y que se ha querido mantener para la nueva colección. Aunque la verdad es que las formas actuales son mucho más diluidas, no tan marcadas como son las asas del 6073. De hecho si no se dice cuesta verlo. Yo he tenido que hacer una composición con las asas nuevas en Photoshop para darme cuenta del (lejano) parecido con la Cruz de Malta. Esto se entiende, una vez más, por el intento de no crear rechazo.
Para mí los Fiftysix tienen un aire de familia, pero no de Vacheron sino de Jaeger-LeCoultre: me recuerdan mucho a los Master Control que vimos con fotos en vivo, y que por cierto tan poco éxito tuvieron. Eso es una demostración de que lo que yo pienso tiene que ver poco con la realidad: a mí me gustaron mucho y me parecían unos modelos interesantes por distintos, pero el mercado no los aceptó. El caso es que si aquellos me gustaron, estos Fiftysix me gustan igualmente. De hecho me gustan más, porque son aún más refinados. La verdad es que Vacheron sólo sabe hacer un tipo de acabado en sus relojes: el muy bueno. Es que ni queriendo le sale algo que puedas considerar vulgar o poco inspirado (salvo un detalle que ahora explicaré). En cuanto te fijas en los relojes te das cuenta de que estás ante algo distinto y por encima de la media. Vamos por tanto a ver los tres modelos.
VACHERON CONSTANTIN FIFTYSIX AUTOMATIC
Todos los Fiftysix, como ya he dicho, se presentan en oro y acero. Lógicamente el reloj más accesible es el de tres agujas, y sin embargo es el que ha traído más polémica. ¿Por qué? Pues porque incorpora el calibre 1326 que NO es de Vacheron Constantin, sino que es un movimiento digamos «genérico» fabricado por ValFleurier, que es la fábrica de movimientos del Grupo Richemont. Y aunque VC trae el calibre a sus talleres y lo ajusta y decora a su estilo (por ejemplo añadiendo un rotor de oro con la Cruz de Malta), el reloj no tiene el Punzón de Ginebra, un sello que Vacheron tiene a gala que ostentan todos sus relojes.
Siempre digo que eso de la manufactura es algo que nos obsesiona a los aficionados, pero al público en general le da un poco igual. Sin embargo si VC es una marca para conocedores, ¿no van a querer esos conocedores tener la experiencia completa y por tanto este reloj se les queda corto? Yo no tendría mayor problema en llevarlo (con orgullo), pero no soy yo el público al que se dirige la marca. Sea como fuere, el calibre se mueve a 4 hercios y tiene una discreta reserva de marcha de 48 horas y, por si no lo he dicho aún, un rotor precioso. Además, ajustado por VC significa con toda seguridad que estamos ante un cronómetro COSC como mínimo, aunque no esté certificado.
El motor se encapsula en una caja de 40 mm de diámetro y 9,60 mm de altura, por lo que se lleva perfectamente con puños ajustados. La esfera alterna numerales arábigos con índices (rellenos de Super-LumiNova azul). La división de la esfera en sectores dota al reloj de dinamismo y ese aire cincuentero que, por el gusto que tenemos hoy en día, nos resulta moderno y muy atractivo. El sector horario tiene una sutil decoración en rayos de sol, mientras que el área interior delimitada por la minutería de ferrocarril es finamente graneada. El único borrón en la esfera (y esto es siempre subjetivo) es la ventana de fecha, demasiado simplona y que rompe la estética de una faz perfectamente concebida. Parece una idea de última hora. Ciertamente el mercado exige una fecha, pero quizá, si se hubiera ubicado a las 6 horas, o si el fondo de la ventana hubiera sido del color de la esfera, no resaltaría tan negativamente.
¿Es un detalle que va a impedir la compra del reloj? Yo creo que no, pero uno está tan mal acostumbrado por Vacheron que siempre le pide más. Los dos relojes se atan con una correa de aligátor y sus precios son de 11.700 euros la versión de acero y de 19.400 euros la versión de oro.
VACHERON CONSTANTIN FIFTYSIX DAY-DATE
Como el cronógrafo es la complicación más popular porque los cuarzos la han usado -y usan- masivamente, estamos muy acostumbrados a las subesferas, que de manera instantánea e inconsciente asociamos con la medida de los tiempos cortos. Por eso estos Fiftysix son los que presentan un porte más vigoroso. La información de fecha y día se aloja en dos registros simétricos, a las tres y a las 9 respectivamente, resaltados además por un guilloché circular para hacerlos destacar aún más.
La simetría se rompe con la indicación de reserva de marcha, tratada delicadamente para no saturar la esfera. Así, el sector de reserva mínima se marcado de un color que replica el de los numerales. Es curioso: normalmente los relojes de oro rosa dan un aspecto cálido y sin duda más elevado al reloj, pero creo que en este caso me gusta más la versión en acero, no sé por qué. Como siempre, cuestión de gustos.
El calibre utilizado en este modelo es el 2475 SC/2, que sí es propio de Vacheron y sí está avalado por el sello del Punzón de Ginebra. También se mueve a 4 hercios y la reserva de marcha es de solo 40 horas. La decoración, impecable. En el caso del Day-Date la altura crece hasta los 11,60 mm, que sigue siendo una medida perfectamente llevadera en cualquier circunstancia.
Lógicamente aquí también (en toda la colección, de hecho) se utiliza una correa de aligátor, negra para la versión de acero y marrón para la de oro. La de acero tiene un precio de 17.300 euros, mientras que la de oro tiene un precio de 32.400 euros. De nuevo un salto notable entre metales que tampoco es consistente: aquí hay una diferencia de 15.100 euros entre acero y oro, mientras que en la versión de calendario la diferencia es de 12.800 euros. Seguro que hay una explicación que a mí se me escapa, y ojalá tuviera el dinero como para poder plantearme cuál comprar, porque me gusta mucho el reloj.
VACHERON CONSTANTIN FIFTYSIX COMPLETE CALENDAR
Mi modelo favorito, sin discusión. Me parece una preciosidad, con esa belleza atemporal que hace que no importe qué año se produjo: siempre va a gustar. La proporción de las formas, esa manecilla azul para señalar el día -escrito con unos guarismos tan atractivos que además en la versión de oro son de ese mismo color-, la fase lunar que por muy racionalista que te pongas siempre endulza y alegra la esfera… Me parece un acierto por todos lados. Además, aunque el calibre 2460 QLC/1 incluya el mecanismo para el calendario, las medidas del reloj son las mismas que las del Day-Date, así que el reloj va a estar deseando juntarse con un traje formal para lucirse a modo.
Los calendarios completos son aquellos que no reconocen la variación de longitud de meses y siempre cuentan hasta 31, por lo que hay que hacer la corrección correspondiente en los meses de menos de 31 días. Este «defecto» los había postergado en pos de los calendarios anuales (que sólo necesitan corrección en febrero) y, por supuesto, los perpetuos. Pero desde hace un par de años más o menos esta complicación ha vuelto con relativa fuerza porque ofrece una misma presencia formal, mismo cuidado en su decoración y unos precios más moderados. Y, francamente, hacer una corrección cinco veces al año no parece la más terrible de las torturas. Es más, da gusto poder toquetear tu reloj.
Los precios de los Fiftysix Complete Calendar son de 22.800 euros para la versión de acero y de 35.500 euros la versión de oro. Digamos por último, en cuanto a versiones, que VA anunció en septiembre un nuevo Fiftysix Tourbillon, sólo para sus boutiques. Con un precio de unos 118.000 euros (bajo pedido), se aleja sin duda de la idea de «reloj más asequible para nuevas generaciones», pero me encantaría verlo en vivo porque en las fotos oficiales se ve fantástico. Veremos a ver qué variaciones se presentan en el próximo SIHH, para el que ya hemos empezado la cuenta atrás. Y, ahora que ya están los relojes en las tiendas, veremos cuál es la respuesta de los clientes. Más información en VacheronConstantin.es.