Un diver distinto: Rado Captain Cook Mark III. Fotos en vivo y precio
Estilo retro, estética diferente y complejidad constructiva
Este Rado Captain Cook Mark III es, para mí, una nueva sorpresa de la casa. Siempre me ha gustado cómo a la empresa le gusta salirse -y cada vez con más frecuencia, parece ser- del camino comercial seguro para hacer cosas que marquen una diferencia. Los mayores mercados de Rado son en primer lugar China y después la India, y a más distancia Europa del Este (no es que yo lo crea, se lo oí decir al CEO Matthias Breschan en una entrevista). Pero la marca lleva tiempo tratando de recuperar el sitio que una vez tuvo en Europa y en Estados Unidos, ganado a base de lanzar modelos innovadores. Sobre todo en materiales, claro, que es su gran zona de conocimiento. Al fin y al cabo fueron los que lanzaron la cerámica como elemento viable para la construcción de relojes.
Esto es siempre encomiable porque seguramente la dirección es consciente de que nunca van a ser grandes superventas, pero aún así se arriesgan. En este sentido hemos visto -con fotos en vivo- relojes como el Tradition 1965 con caja rectangular y merecedor del aplauso general en Baselworld 2018, la serie True Designers, hecha con diseñadores de todo el mundo, o incluso un modelo más moderado pero que desde luego se sale del diseño de esferas tradicionales -y que es uno de mis favoritos-, el Hyperchrome Ultralight. Digo que no suelen ir acompañados de muchas ventas porque el mercado es muy tradicional, pero a veces el que arriesga gana: eso es lo que le ocurrió a la casa con el lanzamiento el año pasado de la gama Captain Cook (que vimos aquí), que se ganó el aplauso de todos y fue al parecer también un éxito comercial (merecido).
Es ahora el turno de este Rado Captain Cook Mark III. Pero antes de describirlo tenemos que hacer una parada obligada en los nombres. En primer lugar, ¿qué significa Mark III? Porque es una denominación que nos encontramos a menudo (la más conocida, sin duda la del Speedmaster Mark II). Pues bien, Mark (a menudo contraído a simplemente MK) tan sólo indica una variación en la caja, la esfera o algún componente de un modelo. Una evolución, vaya.
En este caso el Rado Captain ha tenido la forma que ya hemos visto cuando se lanzó el año pasado; después está -precisamente- el Captain Cook Mark II, inspirado en el reloj de 1962 que vemos a la derecha, que todavía no ha llegado a las tiendas y que entiendo que ya no lo va a hacer hasta el año que viene (uno se pregunta por qué lo enseñan un año antes). De hecho el Mark III no se mostró en Baselworld porque se estaba enseñando el Mark II y no querían solapar modelos vintage. Sin embargo se ha lanzado el III sin que el II esté a la venta. Pero el II está en la web oficial y el III no… En fin, una demostración más del famoso deporte suizo llamado «pegarse un tiro en el pie». ¡No hay quien lo entienda! En cualquier caso, cuando efectivamente llegue espero que lo veremos aquí, porque va a levantar mucha expectación (aunque su precio de salida le va a pesar más que unas botas de plomo).
Segundo punto relativo a los nombres: El Rado Captain Cook Mark III no se llama así. O a lo mejor sí. No se sabe a ciencia cierta, porque hasta que no esté en la web no sabremos el nombre definitivo. Los Captain Cook pertenecen a la familia Hyperchrome (no me pregunten por qué), así que el apellido debería aparecer por ahí. También he leído el apelativo «Tradition», y también «Automatic», así que si aunamos todos los nombres nos podría salir algo como «Rado Hyperchrome Tradition Captain Cook Mark III Automatic». Rado no es mucho de nombres largos, afotunadamente, así que esperemos que siga practicando la moderación. Yo, mientras tanto, me aprovecho de la indefinición oficial y le doy un nombre que no se hace bola en la boca cuando lo dices.
Y ahora vamos a centrarnos en lo que ofrece el reloj, que es mucho. En primer lugar la caja, que es nada menos que 46,8 mm de ancho y 48,3 mm de largo. Dicho así, las medidas dan miedo, pero luego no es tanto: no es un reloj pequeño ni los milímetros se evaporan cuando se pone el reloj en la muñeca, desde luego, pero la ausencia de asas hace que el reloj no sea tan tiránico con las muñecas «normales» y encuentre un equilibrio razonable. Además la altura es de 13,9 mm, y parte de ello es debido a que el cristal de zafiro está curvado. Así que el reloj no es el platillo volante que los datos fríos parecen anunciar.
Y además es ligero, lo que ayuda mucho, porque está construido en Titanio Grado 5. Rado dice que además es titanio endurecido; no explica que aleación, pero supongo que será una combinación de vanadio y aluminio, que es una combinación habitual para levantar la condena que arrastra el titanio por ser tan blando. La superficie está arenada, lo que la hace más mate y por tanto más discreta. Otras dos características muy llamativas: es hermético hasta 220 metros, tal como aparece escrito en la esfera, y tiene dos coronas porque es un reloj de buceo tipo «Compressor».
Y es que el bisel está en el interior y se maneja con la corona a las dos. Tiene un funcionamiento suavísimo, hasta el punto de que si no andas con cuidado cuando cierras la corona se te mueve el bisel (como bien se ve en las fotos que presento). Esto no es una queja, sino al contrario: nada es más incómodo que luchar con una pieza tan pequeña como una corona que ofrece mucha resistencia al giro. Solo hace falta no ser tan manazas como yo para que el reloj se comporte como queremos. El bisel está marcado en amarillo en el tramo de los primeros 15 minutos, como es habitual en los relojes de buceo.
Pero lo que más me llama la atención es la complejidad de la esfera, que sigue las formas del cristal y se curva en los extremos. Y aún más todos los índices: los del bisel son redondos, cuadrados o de flecha (el de las 12 horas), mientras que los horarios son de punta de flecha pero facetados en los laterales y en su base. Es una construcción mucho más compleja de lo que suele ser normal en relojes de gama media. Las manecillas también tienen una forma particular, casi agresiva, que le da un sesgo muy deportivo que lo aleja de lo puramente vintage; o al menos de lo vintage tal como lo concebimos. Y, como siempre, el ancla de Rado se mueve libremente bajo las 12. No tiene ningún uso especial, y por eso nos gusta.
Hay algo que sí me llama la atención: para ser un reloj de buceo ni el segundero, ni la manecilla de los minutos ni los 15 primeros minutos del bisel tienen tratamiento luminiscente. Lo del bisel puede pasar porque se puede deducir, pero ¿y la manecilla de los minutos? Y la de los segundos también debería iluminarse para saber que el reloj está en funcionamiento. Ya sé que este Rado Captain Cook Mark III va a estar en la muñeca de buceadores ocasionales, más que profesionales, pero precisamente por eso se debería iluminar al menos la de los minutos. Ojalá alguien me lo explicara.
Pero eso no le quita un ápice de atractivo, para ser honesto. Sigue siendo un reloj que llama la atención, y más cuando te lo pones. Por dentro lleva el ETA C07.621, que no es otro que el Powermatic 80 con su reserva de marcha de 80 horas y su frecuencia de 3 hercios. El calibre no se ve porque lo tapa un reverso roscado y muy bien trabajado, con los caballitos de mar tradicionales en Rado.
El reloj se ata a la muñeca con una correa textil con pespuntes grises. No es una nato y se agradece, porque el reloj pide una correa con más cuerpo para mantenerlo firme en la muñeca. Para ello se le ha dotado también de un cierre desplegable de acero, cuya tapa exterior es de acero recubierto de PVD, satinado y cepillado. Sencilla y elegante.
El Rado Captain Cook Mark III tiene un precio de 2.560 euros, un precio que le va a obligar a luchar mucho contra la competencia. Pero si se quiere un reloj singular, poco visto y que ofrece una construcción muy cuidada, éste sin duda tiene que estar en la lista de los candidatos. Más información en Rado.es.