Cualquiera que le gusten los relojes pero no pueda -o no quiera- meterse en un estipendio demasiado alto sabe que en Longines tiene un aliado excelente. En primer lugar el nombre es incuestionable: Longines lleva muchas décadas ocupando ese preciado lugar en el que basta nombrar la marca para que todo el mundo esté de acuerdo en que es una de las buenas. Y eso lo respalda con una calidad de fabricación por encima de la media y con unos diseños muy acertados. Y, para los frikis de la relojería, saber que los calibres que llevan son en su mayoría fabricados en exclusiva para la casa añade el punto adecuado para asentir cuando lo vemos. Y sí, friki ya está en el diccionario. El Longines Spirit 40 mm pertenece a la colección Spirit que la empresa ha presentado este año, enmarcada, sorprendentemente, dentro de la familia Deportes y no en la Heritage, como uno esperaría.
Entiendo que la inclusión en la familia Deportes -con un compañero de habitación tan disímil como el Hydroconquest, pero con más conexiones con el Conquest– se debe a que los Heritage son recreaciones de modelos existentes de la empresa, mientras que los Longines Spirit están «inspirados» en una época, no son relojes que existieron en su momento (aunque seguro que los hubo parecidísimos).
La fuente de inspiración para estos Longines Spirit es la de los grandes mitos de la aviación de la primera mitad del siglo XX (hasta la Segunda Guerra Mundial, en realidad). Amelia Earhart -la primera mujer aviadora en cruzar el Atlántico en solitario-, Howard Hughes -el conocido magnate, ingeniero y piloto plusmasrquista-, y Elinor Smithy -la mujer piloto más joven de su época que batió numerosos récords y estuvo pilotando aviones con 89 años- son algunos de esos nombres míticos de la aviación que en su época llevaron Longines y que dependían de la precisión de su reloj para llegar a su destino. O, simplemente, para llegar vivo.
El Longines Spirit 40 mm toma por tanto todas sus referencias de los relojes de piloto -o simplemente militares-, con la premisa de la máxima legibilidad y precisión. Así, la caja de 40 mm no hace ningún alarde especial. Todas sus superficies están satinadas (como buen reloj-instrumento), salvo un perfil longitudinal pulido que atraviesa el reloj de un asa a la otra, a juego con el bisel para suavizar el tono y mejorar la prestancia (porque es de entender que el reloj no va destinado a las fuerzas armadas sino al público en general).
Y, como no era raro que un avión tuviera que amerizar de emergencia, el reloj es hermético hasta los 100 metros. Además el cristal es de zafiro con tratamiento antireflejos.
La corona es grande -de nuevo, como los relojes de piloto- pero sin exagerar, y lleva grabado el logotipo de la casa. La esfera presenta un bisel interior inclinado con la división de minutos y segundos, porque en esta colección la idea que prima es la de precisión. Recordemos que, en un avión, un error de navegación de 4 segundos podría desviar la aeronave a más de una milla (1,6 km) de su rumbo.
Para remarcar el concepto las manecillas del Longines Spirit 40 mm son particularmente largas, señalando así y de manera exacta el minuto y el segundo en el que nos encontramos. Por eso la manecilla del segundero es roja, un color tradicionalmente relacionado con las medidas de precisión de los cronógrafos deportivos y que, de paso, da un toque de color a la esfera que le sienta muy bien (particularmente porque el rojo ocupa un cuarto entero de la aguja, no sólo la punta).
Las manecillas están bañadas en rodio y arenadas para que contrasten correctamente con el fondo lacado en negro. Los numerales, grandes y rectos, también se ven perfectamente, y además están remarcados por rombos luminiscentes. A ello se une el logotipo de la marca y, a las 6 horas, 5 estrellas que remarcan la palabra Chronometer. Las estrellas tienen también reminiscencias militares, particularmente a partir de los años 40 en los que la Segunda Guerra Mundial refuerza -lógicamente- el patriotismo y basta decir «barras y estrellas» para saber que se está hablando de la bandera norteamericana. Las barras son de difícil uso, pero las estrellas sí se utilizan abundantemente en todos los ámbitos. Y, además de ser el símbolo del ejército estadounidense, las cinco estrellas señalan el máximo rango: General del Ejército.
Por supuesto tanto los índices como las manecillas -incluida la punta del segundero- están tratados con Super-LumiNova, al igual que los rombos sobre los índices (aunque en menor cantidad).
Como bien dice la esfera, el Longines Spirit 40 mm es un cronómetro certificado. Para este modelo se ha usado el calibre L.888.4, que presenté en el vídeo del Longines RailRoad (aunque en el RailRoad no es cronómetro). Es el calibre A31.L01 de ETA adaptado a las necesidades de Longines, con una frecuencia de 25.200 alternancias a la hora (como los Master Chronometer de Omega), espiral de silicio y 60 horas de reserva de marcha.
Esa es la fuente del único problema que tiene el reloj: el diámetro del calibre es de sólo 25,60 mm, lo que hace que la ventana de fecha quede desplazada hacia dentro (en la versión de 42 mm aún más, y Longines ha tratado de disimularlo poniendo un un número 3 cortado que queda aún más raro). Longines es consciente del problema y lo disimula pintando la fecha con un beis tipo vintage, y estoy convencido de que al comprador medio de relojes esto no le importa y probablemente no le parezca raro ni nada. Pero para mí es una disonancia notable. Bien es cierto que el más conocido fabricante de relojes de aviador, IWC, no tiene ningún empacho de hacer lo mismo (pero mucho más caro), pero no dejo de pensar lo bien que habría quedado sin fecha.
Sea como fuere, el calibre no se ve: lleva un fondo de acero con un gran logotipo de Longines. Al contrario de lo habitual, el logotipo utilizado no es el antiguo de Longines, sino el que se usaba en los años 40, enmarcado por un globo terráqueo. Ciertamente transmite a la perfección la estética de la época.
Con la forma de la caja y su esfera negra, el Longines Spirit 40 mm da sensación de ser más pequeño de lo que de verdad es, y se lleva perfectamente en la muñeca, y tiene un porte elegante y atractivo, particularmente con los reflejos que emiten el logotipo de Longines y las cinco estrellas. Ya está disponible en la tienda en línea de la empresa y en los distribuidores autorizados. Su precio es de 2.040 euros -es decir, que tiene mucha competencia-, tanto en la versión con correa de piel como con brazalete de acero. Más información en Longines.es.