El Tudor Black Bay Fifty-Eight Bronze Boutique Edition es una novedad por dos motivos: En primer lugar porque está realizado completamente en bronce. No es una novedad absoluta en el mercado, porque recordemos que el año pasado vimos en vídeo el Oris Hölstein, que sí fue el primer reloj hecho todo en bronce, incluido el brazalete. Y también es novedad el que sólo se venda en las boutiques propias de Tudor, lo que restringe mucho el acceso y, por tanto, lo hace aún más valioso.
Es de todos conocido que el bronce está en el origen de todas las aventuras submarinas, ya que se usaba para multitud de elementos en contacto con el agua. Esto es debido, además de por su resistencia mecánica, por la forma en que se oxida: el bronce entra en contacto con el medio de trabajo y durante las dos primeras semanas, más o menos, desarrolla una pátina de óxido que lo recubre y que a partir de ahí permanece inalterada.
En eso se basa la construcción de este Tudor Black Bay Fifty-Eight Bronze Boutique Edition: el reloj tomará un aspecto único porque la pátina dependerá de la piel del dueño y de dónde lo utilice. Por eso el cardenillo o verdín (que es como se le llama al óxido del cobre y sus aleaciones) varía entre el azul verde y el gris. Un ejemplo prototípico es el color de la Estatua de la Libertad estadounidense.
No es la primera vez que Tudor mecaniza el bronce: en 2016 lanzó el Tudor Black Bay Heritage Bronze, que vimos en vivo. Pero esta vez la novedad es que también el brazalete está hecho en bronce. Además este Fifty-Eight tiene 39 mm de diámetro (por 43 del Heritage), que es una medida mucho más universal. Además la altura es de 11,9 mm y el largo es de 48. Es decir, que se lleva muy cómodamente en la muñeca, que es uno de los factores de éxito de los Fifty-Eight.
El proceso de fabricación también es diferente al de una caja de acero, a menudo estampada o fresada. Las barras de aleación se cortan en pequeños cilindros y se calientan antes de ser estampados para adoptar la forma aproximada de la caja central del reloj. A continuación, se requieren no menos de cuarenta pasos adicionales (fresado, roscado, taladrado) para obtener la caja.
El bisel giratorio unidireccional está realizado en bronce con disco de aluminio anodizado en «bronce-marrón» mate, con graduación de 60 minutos. La gran corona con la rosa Tudor grabada está roscada, porque recordemos que este Tudor Black Bay Fifty-Eight Bronze Boutique Edition es un reloj certificado para buceo con una hermeticidad garantizada hasta los 200 metros (aunque se prueba para que aguante un 25% más).
Bajo el cristal de zafiro nos encontramos con una esfera también en marrón, pero con un discreto degradado desde el centro hasta el borde. Tanto el borde de las manecillas y los índices como la pista de minutos y los textos tienen un color de oro viejo que encaja perfectamente en el reloj, que a la vista resulta armónico y atractivo.
El calibre que lo mueve es el ya conocido MT5400, un automático que late a 4 hercios y tiene una reserva de marcha de 70 horas. El volante tiene una regulación por tuerca de microajuste para variar la inercia del volante, además de una espiral de silicio amagnético. Y además ostenta el certificado COSC de cronometría, cuyas tolerancias son de -2/+4 una vez ensamblado (en vez de -4/+6 sólo el calibre). Como es habitual, la tapa trasera es cerrada y por tanto impide la vista del calibre. En este caso también es de bronce.
Una importante actualización introducida en este Tudor Black Bay Fifty-Eight Bronze Boutique Edition es la presencia de un cierre plegable rediseñado con un sistema de microajuste. Es una primicia para Tudor, y particularmente importante: el «T-fit» puede extender el brazalete hasta 8 mm en cinco posiciones. Y, aunque la marca aún no ha comunicado su implementación en el resto de la colección, se supone que llegará más pronto que tarde.
El Tudor Black Bay Fifty-Eight Bronze Boutique Edition tiene un precio de 4.270 euros, que incluye una de las excelentes correas de tela de Tudor, además de una garantía de 5 años. El problema es, como decía al principio y su nombre indica, que el reloj sólo se vende en las boutiques de la marca (lo que sin duda debe haber contrariado a los distribuidores oficiales), que se pueden encontrar aquí.