Nuevo Chopard Alpine Eagle Cadence 8HF Titanio
Estética propia, excelente construcción y un calibre excepcional
Dentro del segmento de relojes deportivos de acero con caja integrada, que es el que más tirón tiene ahora mismo y al que se apuntan marcas de todos los niveles (desde el ML Aikon hasta el Vacheron Constantin Overseas, por poner dos extremos del segmento), sin duda una de las propuestas de más calidad es la de Chopard su Eagle. Ya presenté en vivo la colección, allá por 2019 (que parece lejísimos). El año pasado la casa lanzó la versión cronógrafo, que le daba un aspecto muy potente, y ahora presenta este Chopard Alpine Eagle Cadence 8HF Titanio, con un calibre excepcional.
Ya sabemos que la mayoría de los relojes laten con una frecuencia de 3 ó 4 hercios (21.600 ó 28.800 alternancias a la hora). Algunos, muy pocos, lo hacen a 2,5 hercios, y otros pocos lo hacen a 5 hercios (36.000 alternancias a la hora). Estos últimos son los llamados «de alta frecuencia». La idea es que, cuanto mayor la frecuencia, menos posibilidades hay de que el volante se desestabilice y por tanto mejore la precisión (aunque no es el único factor que interviene, claro). Chopard lleva años investigando en este campo, y de hecho la marca lanzó su primer reloj experimental con un impresionante tictac de 8 Hz (es decir, 57.600 alternancias por hora) ya en 2012 con el L.U.C 8HF impulsado por el calibre L.U.C 01.06-L. La primera vez que yo referencié un modelo con ese calibre fue en 2014 -al principio de la web-, el llamado «Power Control».
A primera vista, el aspecto de este Chopard Alpine Eagle Cadence 8HF Titanio es similar al de los modelos existentes. La caja sigue teniendo 41 mm de diámetro y 9,75 mm de altura. Sin embargo, el uso del titanio aporta un color ligeramente más oscuro y un aspecto diferente al de las versiones de acero Lucent (llamado así por su brillo). Si de por sí el reloj era muy cómodo de llevar, ahora con la ligereza del titanio tiene que ser como una brisa en la muñeca.
Con un acabado galvánico gris, el aspecto de la esfera texturizada Eagle Iris (por estar inspirada en el ojo de un águila), con sus distintivos marcadores y agujas luminiscentes, también resulta familiar, pero es distinta: sólo aparece un número romano a las 12 horas (frente al 3-6-9-12 de la versión de tres agujas), y ese aligeramiento de la esfera le queda muy bien. Debajo del logotipo aparece la leyenda 8F junto a la denominación del reloj como cronómetro certificado, mientras que a las 6 horas se ha añadido el logotipo creado para este calibre. Sobrio pero muy deportivo.
El Chopard Alpine Eagle Cadence 8HF Titanio integra un calibre automático de manufactura 01.12-C con un regulador dotado de un áncora y una rueda de escape de silicio monocristalino, que tiene un elevado número de dientes y, por lo tanto, necesita menos grados de rotación por latido. De esta manera se reduce la fricción al mínimo y elimina la necesidad de lubricantes tradicionales.
El volante cuenta con una espiral convencional. La relación tamaño/inercia es reducida, y oscila con una amplitud de unos 200 grados solamente. La eficacia de este regulador, en particular gracias a la ligereza del silicio y a sus propiedades tribológicas, ha permitido a Chopard desarrollar este escape de alta cadencia y ofrecer al mismo tiempo una cómoda reserva de marcha de 60 horas.
El Chopard Alpine Eagle Cadence 8HF Titanio se entrega con el brazalete metálico (en este caso también de titanio) de la colección, uno de los mejores del mercado. Es una edición limitada y numerada a 250 unidades, con un precio de 18.900 euros, que en mi opinión no está nada mal para todo lo que ofrece.
Hay también una edición limitadísima -y preciosa- a 8 unidades que ha creado Chopard para Art In Time, una tienda de Mónaco especializada en marcas nicho. Estarán disponibles a partir de mediados de octubre con un precio de 21.800 euros.
Más información en Chopard.es.