En la muñeca: Rado True Thinline Nature. Modelos y precio
Tres modelos que seducen en cuanto los ves
Es muy raro que hable de relojes de cuarzo en Horas y Minutos, salvo que tengan alguna característica que los haga destacar: una buena relación calidad/precio, un diseño interesante, ambos, o también -y completamente arbitrario, lo sé- que me gusten particularmente. Los Rado True Thinline Nature cumplen todos los criterios (salvo quizá el precio, que una queja casi habitual con esta marca). Y además siento debilidad por la marca, así que vamos a ver estas tres golosinas.
La familia Thinline (así, todo junto, no sé por qué) hace siempre honor a su nombre (delgado) y ofrece unos relojes que, en realidad, saltan de la categoría de delgados para asentarse más bien en la de “planos” o “extraplanos”, porque la estatura de los relojes es escasísima. En el caso de estos Rado True Thinline Nature es de 5 mm. Y eso no es sino una ventaja porque el número de relojes de cuarzo de altura igual que la de los relojes mecánicos es infinito, y eso les quita interés en tanto en cuanto ya puedes conseguir relojes automáticos o manuales por el precio de cuarzos. Sin salirnos del Grupo Swatch tienes estos o estos, por poner sólo dos ejemplos.
Sin embargo, así como relojes mecánicos extradelgados hay muy pocos, relojes de cuarzo extradelgados tampoco hay tantos. Es cierto que los movimientos de cuarzo lo tienen más fácil porque sólo necesitan una pila de botón y no un rotor, un tren de engranajes, etc. Pero también están obligados a incluir el mecanismo de movimiento de las agujas y la propia placa que alberga la mencionada pila, el oscilador de cuarzo y todos los elementos electrónicos. Por eso y porque siempre es más cómodo trabajar con espacio -y, no lo perdamos de vista, porque no a todo el mundo le gustan los relojes muy delgados- habitualmente los relojes de cuarzo tienen una altura no inferior a los 10 mm.
Los Rado True Thinline Nature son fruto de una colaboración creativa con Grandi Giardini Italiani, una organización que promueve el rico patrimonio de los grandes jardines italianos. De ahí que tomen como inspiración la naturaleza y de ahí también su nombre: Leaf, Water, Earth. Están fabricados en cerámica, tanto la caja como el brazalete. Y aunque los colores son simples, resulta muy difícil reproducirlos de manera uniforme en la cerámica, y ahí es donde el saber único de Rado se expresa en toda su extensión.
Éste es el momento en que debo repetir lo de siempre: hay que probarse la cerámica para saber cómo se siente. Rado fue pionero en el uso del óxido de circonio y nunca lo ha dejado de utilizar porque es un material que le ha dado la mayor parte de su identidad. En la relojería ya hay un montón de materiales distintos (como en todo el mundo industrial por otra parte), tantos que ya muchas veces los nombres de los materiales nos suenan más a a marketing que a realidad. Pero la cerámica de verdad tiene unas características únicas. Un brazalete de cerámica se adapta inmediatamente a la piel, nunca es frío ni caluroso y el tacto y el aspecto es de una suavidad sorprendente. Es, cómo podría explicarlo, como un titanio muy bien pulido (el de los Grand Seiko por ejemplo), pero con un tacto aún más dulce. Y eso sin contar su ligereza. De ahí que ponerse un reloj todo de cerámica es una experiencia muy distinta a lo habitual. Y es adictiva.
Las tres esferas de los Rado True Thinline Nature están realizadas de manera diferente. El modelo Water tiene una esfera de nácar pintada que evoca las corrientes marinas. La del modelo inspirado en la tierra presenta un revestimiento metalizado que asemeja arena; y la del modelo Leaf es de nácar de color verde que está toda ella surcada por un delicado patrón de hoja que se descubre según le incida la luz.
El uso de la madreperla debería ubicar al reloj directamente en el lado de los relojes de mujer, pero no: ni por tamaño de caja (39 mm de diámetro) ni por cómo se ve la esfera hay que descartar estos relojes de las muñecas masculinas. De hecho a mí me han gustado y por eso las fotos las he hecho sobre mi propia muñeca, habiendo podido usar una muñeca de mujer para hacerlas. Es también patente que no van a ser relojes al gusto de todos -por altura y/o diseño- pero es bueno que las marcas no siempre pisen sobre seguro y apuesten por algo distinto (y eso que yo no consideraría estos relojes como “arriesgados”).
Puestos en la muñeca los Rado True Thinline Nature ni se notan. La ya mencionada adaptación a la temperatura corporal los hace parte de la piel, mientras que su delgadez los hace pasar desapercibidos en la muñeca. Salvo por el oasis de color, claro, que sin duda es su gran acierto y que da gusto mirar. Los tres relojes tienen un precio de 2.050 euros y están disponibles en los distribuidores autorizados. Más información en Rado.es.