Hermès Arceau L’Heure de la Lune: Belleza y complicación técnica única
Una auténtica belleza complicada
Sin duda ninguna el Hermès Arceau L’Heure de la Lune -presentado en el SIHH 2019- es uno de los relojes más bellos del año. Hermès tiene más que acreditado su puesto en el SIHH, aunque para algunos sea una sorpresa. Y lo tiene porque siempre crea relojes con complicaciones poéticas en su presencia y complejas en su desarrollo técnico. Y de paso ha creado una imagen en sus relojes que ya es reconocible como propia, algo muy necesario para cimentar su presencia en el mercado.
Nadie duda de todo lo exquisito que es Hermès, pero conseguir entrar en el sala del trono de la relojería requiere mucho trabajo. Y la manufactura lo tiene hecho.
En realidad el Hermès Arceau L’Heure de la Lune son dos: uno con esfera de meteorito y otro con aventurina. Sin embargo ambos mantienen la misma caja de oro blanco diseñada en 1978 por Henri d’Origny, el más importante diseñador de Hermès desde 1958 y que ha diseñado más de 20 modelos.
La caja tiene 43 mm de diámetro -necesarios para alojar todo lo que ofrece- y unas formas suaves que hacen del conjunto un fluido poético perfecto para el objeto de la pieza.
DOS ESFERAS, DOS SENTIMIENTOS
El reloj presenta cuatro elementos que son cinco: las horas y minutos, la fecha y la fase lunar, que se desdobla en el hemisferio norte y el sur. Las dos lunas están pintadas sobre la esfera, y además se ha colocado la del sur a las 12 horas para aumentar la sensación casi onírica. Al fin y al cabo, en el espacio no existe norte y sur.
Además es en la luna sureña donde se hace una referencia expresa a la marca, con un Pegaso rampante que es la representación del motivo Pleine Lune que Dimitri Rybaltchenko diseñó para la casa. La Luna Norte es, digamos, normal.
Ya he dicho que el Hermès Arceau L’Heure de la Lune se puede encontrar con esfera de meteorito o de aventurina. En principio se podría pensar que la esfera de meteorito es la más lógica, pero sin embargo yo creo que la que de verdad completa el reloj es la de aventurina, en tanto en cuanto estamos hablando de una complicación de ensoñación (como es norma en la casa) y la aventurina representa mejor el firmamento, dándole el toque romántico justo.
Las esferas son lacadas en blanco con manecillas azules, que endulzan su aspecto.
Por su parte la esfera de meteorito tiene un aspecto más frío, más racional podríamos decir. Las subesferas están lacadas en un degradado gris con numerales blancos que contribuyen a ese aspecto más distante.
UN MOVIMIENTO ÚNICO
Lo que distingue al reloj con respecto a otros que muestran la Luna en los dos hemisferios es que en éste el satélite está quieto y son las subesferas las que giran. Esto se consigue gracias al calibre H1837, al que se le ha añadido un módulo al que también se le ha dado un nombre: «L’Heure De La Lune».
Solo el módulo necesita 117 componentes de los 193 que componen el motor completo, lo que da idea de su complejidad. El calibre late a 4 hercios (28.800 alternancias a la hora) y tiene una reserva de marcha de 42 horas.
La decoración es la ya habitual de la marca: platina con acabado perlado y acaracolado, puentes y masa oscilante satinados y adornados con motivo de «H». Por su parte el módulo de la complicación tiene los puentes pulidos y granallados. Se ha solicitado una patente para esta invención.
EDICIÓN LIMITADA
Ambas ediciones del Hermès Arceau L’Heure de la Lune vienen con una correa de aligátor; la de aventurina teñida de azul y la de meteorito en grafito. Son una edición limitada y numerada a 100 unidades que se deben solicitar en la boutique de Hermès.
Como se puede ver en las fotos, las asas recuerdan el estribo de una montura, y tienen distinta forma para que se adapten mejor a la muñeca. En la parte inferior las asas son muy cortas para que la correa «baje» más rápidamente sobre el brazo, mientras que en la superior tiene más juego para no forzar el reloj sobre el cúbito.
La verdad es que relojes con fases lunares hay muchos, pero si se quiere tener uno realmente original y distinto, éste es el que hay que tener. Y su precio ni siquiera es exagerado para lo exclusivo que es: 23.000 euros. Quién pudiera. Más información en Hermès.es.