Tudor North Flag con calibre de manufactura. Fotos en vivo y precios
Cosntrucción sólida, presencia atractiva y un calibre de manufactura como los mejores
2015 es un año muy importante para Tudor, y en la feria de Baselworld nos ha explicado por qué: tras cinco años de desarrollo presenta su primer calibre de manufactura propio, y lo integra en un nuevo reloj que está llamado a dar la batalla con grandes argumentos. El nuevo Tudor North Flag es su carta de presentación como manufactura y es lo que yo llamo entrar con buen pie.
El Tudor North Flag no puede ser más simple, y sin embargo capta la atención inmediatamente. Mientras que su hermano Heritage Ranger se quedaba algo corto de personalidad (lo más atractivo era la correa, y eso no es buena señal) el North Flag habla por sí solo con seguridad: una faz que recuerda al Ingenieur de IWC (aquí podéis ver la revisión de uno de los modelos) en su simplicidad y su claridad de lectura, en la que el negro de la esfera se combina con un blanco potente en las manecillas, índices y grandes numerales y unos acentos en amarillo que le añaden deportividad.
Todo ello en una caja monobloque que integra las asas y que con sus 40 mm de diámetro se asienta muy bien en la muñeca
El segundero amarillo con ese cabezal setentero (el North Flag está basado en el Ranger II que aparece aquí) es lo más elaborado del reloj, que tiene unos trazos gruesos para no perder la idea de reloj de trabajo. Incluso la manecilla de la reserva de marcha es extraordinariamente simple, pero en simpleza ejecuta perfectamente su trabajo, ayudada por esa una vez más simple pero eficaz escala decreciente. A la derecha hay una ventana de fecha, que es de cambio instantáneo.
Pero lo más importante del Tudor North Flag, como he dicho, está en sus tripas: el calibre MT5621 automático es totalmente de manufactura y, en contra de lo que sería lógico pensar, no está fabricado por Rolex. Ha sido un desarrollo propio que ha llevado 5 años culminar. Tudor lleva años tratando de diferenciarse de su casa madre, y éste es el primer paso serio en esa dirección.
El calibre además tiene certificación COSC (eso sí está en la tradición de Rolex), pero con parámetros más exigentes: tiene una desviación de +/- 3 segundos, cuando lo exigido es -4/6 segundos. Además en el propio laboratorio de Tudor el calibre se somete a un proceso que le hace envejecer 15 años, para comprobar que su fiabilidad perdura a lo largo del tiempo. Las buenas costumbres de la madre han pasado al hijo; qué gran noticia. Ah y, por supuesto, el espiral es de silicio antimagnético, con un volante de inercia variable.
Un detalle -muy bueno- más: reserva de marcha de 70 horas, con la idea de que si te lo quitas el viernes el lunes al volverlo a poner en la muñeca siga funcionado.
Tudor utiliza el láser para grabar el calibre, lo que le permite ser muy preciso en el resultado. Y claro, siendo la puesta de largo del calibre, el North Flag tiene el fondo abierto, por primera vez en Tudor. … y esa es la única pega que le veo: el resultado es demasiado espartano. La masa oscilante está bien realizada, con ese esqueletado que da sensación de deportividad y a la vez solidez. Pero es que no hay ni una mínima decoración en todo el movimiento. Ahí Tudor ha pecado de demasiada sobriedad. Me recuerda al movimiento del Seiko 5, si debo ser sincero.
La idea es mantener los precios contenidos: 3.000 euros con la correa de piel negra y 3.200 con el brazalete de acero. ¡Y hay que ver cómo cambia la presencia del reloj eligiendo una u otra!
Lo que si nos han confirmado hoy es que Tudor no va a dejar de utilizar movimientos ETA. Según afirmaron les gusta, les funciona bien y además son el mejor cliente de ETA.
Vamos a ver qué aceptación tiene el producto entre los aficionados, pero las sensaciones que provoca el reloj son buenas. Ya veremos. Mientras tanto, os dejo su Ficha Técnica Completa y el vídeo promocional, que está muy bien.