Para celebrar el 75 aniversario del Portugués IWC ha lanzado un montón de referencias nuevas o actualizaciones de la colección, además de pasar a llamarlo con su nombre en alemán Portugiser en homenaje a la ciudad de fundación de la manufactura, Schaffhausen (o Escafusa en español). El resultado de mezclar toda es información es Portugieser Calendario Perpetuo Digital 75 Aniversario. Nombre largo, como el placer de tenerlo en la muñeca.

El calendario perpetuo  digital y cronógrafo flyback es la primera vez que se plasma en el Portugués, y la verdad es que parece que le estaba esperando porque le queda de fábula. Si al Portugués le hacía falta poco para sobresalir, con esta configuración es un auténtico relojazo.

La caja de oro rojo, preciosa, mide 45 mm de diámetro, 2 más de lo que tenía el Portugués original. La carrura está cepillada, una buena idea porque no sólo ofrece un buen contraste con el pulido del bisel y las asas; además ayuda a disimular las marcas de uso del reloj.

Por supuesto lo que más llama la atención es la doble ventana para el día y el mes, heredada de los relojes de bolsillo Pallweber que la marca lanzó a finales del siglo XIX.

Las ventanas de este Portugieser Calendario Perpetuo Digital 75 Aniversario son muy elegantes, con ese doble marco pintado que las hace destacar aún más y con unos dígitos que ocupan todo el espacio y que se leen perfectamente. A mí es que me gustan mucho las ventanas grandes,  que como ya sabemos son tradicionales en la relojería alemana, y cuando no están bien ejecutadas arruinan el reloj. No es este el caso, desde luego.

Además, como siempre en IWC, todos los ajustes se hacen desde la corona, sin pulsadores adicionales. Simplemente poniendo la corona en la posición intermedia y girando la corona va cambiando el dígito.

Otro de los problemas estéticos de los calendarios perpetuos es la indicación de año bisiesto. IWC ha optado por mostrarlo en el dial y lo hace en este caso con una ventana discreta en la subesfera del pequeño segundero. Es una elección inteligente porque es una ventana que no se va a mover en todo un año.

Pero es que además de calendario perpetuo este reloj es un cronógrafo flyback, con lo que une las complicaciones más demandadas en relojería. Y para no embarullar la esfera los contadores de 60 minutos y 12 horas están en una sola subesfera a las 12, indicados por unas discretas manecillas en acero azulado, igual que la trotadora, que contrasta muy bien con el oro del reloj y la esfera plateada.

El reloj está animado por el calibre de manufactura 89801, en el que destaca el rotor en oro rojo con la tradicional inscripción «Probus Scafusia», que significa «Obra bien hecha en Schaffhausen». Es tan preciso que no va a necesitar ningún ajuste hasta el 2100. Me encantaría estar allí para ver como lo ajustan.

En la muñeca el reloj queda estupendamente, por la caída de las asas y por la nueva configuración de la correa, que en su unión con las asas está curvada para adaptarse mejor al pulso. Está creada por la peletería italiana Santoni, con quien IWC tiene un acuerdo desde hace años. Es de una calidad excepcional.

Tanto la versión de esfera plateada como negra cuestan 49.800 euros y ya están disponibles, por lo menos en la boutique de IWC en Madrid. Es una edición limitada a 75 unidades cada una. Hay también una versión en platino (cuyos detalles están en la Ficha Técnica) limitada a 25 unidades.

¿A que es difícil escoger?