En la muñeca: IWC Portofino Hand-Wound Pure Classic acero y oro
La búsqueda de la pureza absoluta
Éste es el «año portugués» para IWC Schaffhausen porque el modelo cumple 75 años y la manufactura ha echado el resto con un montón de modelos (yo echo de menos un Sidérale) e incluso un cambio de nombre al alemán Portugieser. Pero no todo es Portugués, y la línea más clásica, la Portofino, también tiene mucho y bueno que decir. Como éste Portofino Hand-Wound Pure Classic.
Lo primera buena noticia es que hay dos versiones: oro rosa y acero. El acero se está convirtiendo en un material muy apreciado por las casas relojeras porque les permite abrir sus relojes a un público más amplio porque la diferencia de precio es muy notable.
Así, mientras que la versión en oro rosa cuesta 17.800 euros la de acero son 9.150 €. Que no son en cualquier caso precios como para cometer locuras, porque son ciertamente elevados. Pero el acero lleva mucho tiempo siendo una opción en el Portofino, o sea que se ve que no les va mal. Vamos a ver qué ofrece el reloj para justificar su precio.
Constructivamente los dos Portofino Hand-Wound Pure Classic son iguales. Con una caja de 43,5 mm de diámetro y altura de 12 no son precisamente los relojes de vestir más ortodoxos del mundo. Más aún, probablemente los puristas lo pondrán en su lista de herejes. Y es verdad que no es un reloj pequeño, pero con la caja redonda tan clásica, las asas pequeñas y remetidas y el cristal abombado el hecho es que no parece en absoluto tan grande.
Además las manecillas de hoja tradicionales del Portofino ayudan a que el reloj sea más liviano. Hay que hacer notar que el seis, como siempre en el Portofino, está invertido; a mí no me gusta mucho, me parece un símbolo pintado en una tienda de campaña cherokee o algo así. Sé que es parte de la personalidad del reloj, pero yo lo preferiría al derecho. ¿Rechazaría el regalo del reloj sólo por eso? Obviamente no. Es también destacable cómo los numerales arábigos son absolutamente simples. Si no me equivoco la fuente es Helvética, ¡y tendría sentido que lo fuera!. Todo en aras de una pureza absoluta de formas (un ejemplo aún más extremo los vimos el otro día con el H. Moser Endeavour Centre Second Concept).
El reloj está animado por el calibre de manufactura 59060. Cuando damos la vuelta al reloj comprendemos por qué este guardatiempos es tan grande: ¡el movimiento es enorme! una sensación aumentada por el delgado bisel que sujeta el zafiro y que permite apreciar el motor en toda su gloria.
Y es mucha la gloria, porque es francamente bonito de ver. Los dos puentes tienen una forma peculiar que recuerda a la de tres cuartos de la relojería alemana y están decorados con unas sobrias y muy elegantes Côtes de Genève. Además todos los cantos están biselados, como corresponde a un calibre de este nivel. Hay también dos ejes igualmente atractivos que sujetan el volante y el escape.
También se puede ver el enorme barrilete asomándose a las 12. Y es enorme porque el movimiento tiene nada menos que 8 días de reserva de marcha, fielmente indicado por un también muy elegante indicador a la derecha del calibre. Y eso que volante oscila a 4 hercios (28.800 vibraciones a la hora).
Es esa frecuencia la que hace que en cierto modo se eche de menos un segundero central, que se habría movido de manera muy señorial por la esfera. Pero, como digo, IWC aquí ha buscado la pureza de líneas por encima de todo. Un detalle más: ambas versiones vienen con una correa creada por la manufactura de calzado Santoni, negra para la versión de acero y marrón para la de oro. Magníficas.
Como decía antes a pesar del tamaño el Portofino Hand-Wound Pure Classic queda muy bien en la muñeca. No parece tan grande como podría deducirse de las medidas de la caja, pero es que además el pulido de los metales lo hacen fulminantemente atractivo.
Un reloj sin segundero cambia la forma de apreciar el tiempo. Se hace más tranquilo, más sedoso. Esa es la idea que quiere transmitir IWC con los Portofino, y desde luego lo logra con estos dos modelos. Y es difícil elegir entre uno y otro, la verdad; quiero decir si el dinero no es problema, claro. El oro de esta caja es realmente bonito y no creo que nadie dudara en elegirlo, pero es que la de acero la verdad es que no desmerece en absoluto.
Si alguien quiere verlos ya están disponibles (y de manera exclusiva) en la boutique de IWC en El Corte Inglés de Madrid. Mientras tanto todos los datos técnicos están en su Ficha Completa.