En la muñeca: nuevo IWC Portofino Manual Día y Fecha
Vamos a ver otra de las novedades de la feria de Watches & Wonders que ya han llegado a la boutique de IWC y que viene a aumentar la colección más clásica de la manufactura: el Portofino Manual Día y Fecha. En realidad ya existía un Portofino con gran fecha (éste, concretamente), pero ahora IWC le ha
Vamos a ver otra de las novedades de la feria de Watches & Wonders que ya han llegado a la boutique de IWC y que viene a aumentar la colección más clásica de la manufactura: el Portofino Manual Día y Fecha.
En realidad ya existía un Portofino con gran fecha (éste, concretamente), pero ahora IWC le ha añadido el día de la semana para hacer del reloj un instrumento más útil aún y de paso ofrecer una versión de acero además de la de oro rojo, que en el modelo anterior no existía. Recordemos que el mercado ha sufrido un correctivo en las ventas con la caída del mercado asiático y ruso, y por tanto si las marcas quieren recuperar al cliente europeo y americano debe atemperar sus precios, y eso pasa por ofrecer versiones más asequibles; y ahí es donde el humilde acero vuelve a la escena de la alta relojería.
Como el Portofino es el reloj más clásico IWC ofrece la caja y las asas -soldadas- completamente pulidas a espejo. Eso ayuda a corregir el efecto del tradicional tamaño de los relojes de la casa; este Portofino Manual Día y Fecha se presenta con unas medidas de 45 mm de diámetro por 13 de altura. Se podría decir que lo fino sólo lo tiene en el nombre (lamentable chiste, lo sé).
Y sin embargo el reloj no parece grande; no es pequeño, claro, pero no golpea a la vista con su tamaño. Eso es debido, además del pulido, a su forma absolutamente redonda y al cristal de zafiro arqueado. Y por supuesto a la pureza de formas de la esfera, que da sensación de calma y orden.
En la esfera nos encontramos, para empezar, con las manecillas tradicionales del Portofino, de elegancia clásica. Los mismos índices también, un sencillo aplique que le viene bien al reloj para no recargar la esfera. Tanto los numerales como las letras -salvo las iniciales IWC- están escritos en una fuente clara (Helvética creo) para mantener ese aire límpido que persigue e identifica a los Portofino.
La gran fecha a las 12 está compuesta por dos discos que encajan perfectamente (aunque el premio a la mejor Gran Fecha se lo lleva Girard-Perregaux por su último desarrollo). Afortunadamente la ventana está realizada en el mismo color que la esfera, algo que no siempre se respeta y que debería ser normativo.
La subesfera del pequeño segundero está muy trabajada: la enmarca un perfil del mismo material que la caja tras el que un bisel decorado con guilloché circular presenta el 60 en rojo que le dota de dinamismo y rompe con la homogeneidad de la esfera.
Entre las 8 y las nueve se muestra la indicación de reserva de marcha, de 8 días. En realidad la marcha podría durar más, pero no lo hace por cuestiones de estabilidad. La indicación sigue la pauta estética del resto de la esfera: una indicación discreta dentro de su tamaño y de fácil lectura. Si le tengo que poner una pega es que el arco que traza no tiene el mismo ángulo de giro que el de el día de la semana -como puede verse en la superposición-, lo que obliga a no ubicarlo de forma simétrica a las 9 horas.
Pero es que además aunque se quisiese no se podría ubicar a las 9. Esto es debido a que el calibre utilizado es el 59220, que ya vimos el Portofino Hand Would Pure Classic y que tiene la indicación de reserva de marcha en el sitio adecuado para mostrarlo en el reverso del reloj pero no tanto en el frontal:
Por lo demás da gusto ver el calibre, con ese imponente barrilete en la parte superior y los puentes tan bien decorados. Además al ser tan grande y tener un bisel mínimo el movimiento luce esplendoroso. Como se puede leer en la Ficha Técnica Completa el órgano regulador se mueve a 4 hercios que permiten a la manecilla del pequeño segundero barrer placenteramente la subesfera de manera continuada, sin los pequeños saltos de frecuencias inferiores.
No descubro nada si digo que el reloj queda muy bien en la muñeca. Es elegante, completo, con una presencia que no cansa y que da gusto mirar.
Moverlo a la luz llena la caja de destellos cambiantes gracias al pulido, por lo que el gesto de mirar la hora es aún más placentero.
Hay que añadir que las correas son de Santoni, la peletería de la manufactura. Son excelentes, como siempre. Negra para la versión de acero y marrón para la versión de oro rojo, con un color cognac precioso.
Por último, los precios: la versión en acero cuesta 13.300 euros y la de oro rojo 23.600. Ya están disponibles en la boutique de IWC en Madrid, donde -una vez más- hice estas fotos. ¡Qué difícil resulta quitarse estos relojes de la muñeca una vez te los pones!