En la muñeca: Tudor Heritage Black Bay
Otra atractiva versión del Black Bay, que parece no tener final
Tudor lleva haciendo salivar a los aficionados a la relojería desde 2012 con el Tudor Heritage Black Bay, un reloj que cumple con todos los códigos del deseo: imagen distintiva neo-vintage, perfectos acabados, calibre de manufactura y precios contenidos. Vamos a repasar dos modelos: el ya conocido Tudor Heritage Black Bay Black y el Tudor Heritage Black Bay Dark, por primera vez recubierto con PVD negro.
La presentación de Tudor en la feria de Baselworld 2016 estuvo fundamentalmente centrada en el Tudor Heritage Black Bay, y con razón. Es sin duda el modelo más exitoso y deseado de la casa -con permiso de su hermano el Tudor Pelagos, que ya presenté en esta entrada-, y en estos momentos tan turbulentos para la industria lo más inteligente es centrarse en aquello que está funcionando y minimizar los riesgos. Ya vendrán tiempos mejores en los que poder experimentar.
Pero es que además la posición de Tudor es sólida, porque tiene una cartera aquilatada de productos potentes y muy buscados, así que pisar sobre la base de un producto como el Tudor Heritage Black Bay es perfectamente lícito: está dando mucho sin que se le vaya la cabeza con los precios, como le ha ocurrido en estos últimos años a buena parte de la relojería suiza. Por otro lado el año pasado Tudor se convirtió en una manufactura porque lanzó su primer movimiento propio, desarrollado por la casa y sin intervención de Rolex con el objetivo de separarse de un hermano mayor que durante mucho tiempo ha ahogado su personalidad. Y es un buen calibre, automático además: funciona a 4 Hz y está regulado por un volante de inercia variable con una espiral antimagnético de silicio. Tiene una reserva de marcha de 70 horas y certificado de cronometría COSC. Sin embargo no es visible porque el fondo es ciego.
El Tudor Pelagos ya recibió el nuevo movimiento en 2015, así que tocaba equipar al superventas de la casa con el nuevo motor. Y para celebrarlo se han dado ciertos retoques estéticos y lanzado nuevas versiones; la más popular es sin duda el Tudor Heritage Black Bay Bronze que ya repasamos en este artículo. La caja sigue siendo de 41 mm de diámetro, una medida perfecta para acomodarse en cualquier muñeca. Está fabricada en acero 316L -habitual en la relojería por ser hipoalergénico-, conocido en el mundo industrial como el acero “grado marino” gracias a su resistencia a la corrosión. La versión Tudor Heritage Black Bay Black tiene las partes frontales del reloj y el brazalete satinados, mientras que la carrura está pulida. En el Tudor Heritage Black Bay Dark todo el recubrimiento de PVD es cepillado.
El bisel giratorio unidireccional está realizado en acero (con PVD en la versión Dark) con disco de aluminio anodizado en negro mate, por encima del cual sobresale el cristal de zafiro y su característica forma de domo. Por supuesto se mantiene el triángulo rojo alrededor del punto luminiscente sobre las doce, una de las características favoritas de los seguidores de la marca.
En la esfera también ha habido cambios estéticos. En primer lugar a las 12 se ha sustituido la rosa de la casa Tudor por el logotipo actual. Es un cambio que tiene sentido porque en las versiones anteriores -que se pueden ver con fotos en vivo en esta entrada– el logotipo no constaba en ningún sitio, lo cual no dejaba de ser una inconsistencia especialmente en el mundo actual en el que es fundamental la coherencia y persistencia de la imagen de marca. Ahora la rosa Tudor sólo aparece grabada en la «gran corona». Esto tiene una ventaja añadida: la imagen siempre está vertical, porque la rosa es redonda. Eso no ocurre con el escudo porque sólo tiene una posición vertical. Puede parecer una tontería, pero a los amantes de los detalles llevar el dibujo torcido les puede volver locos. Y sí, lo confieso: yo soy uno de esos.
Otro de los cambios significativos es el texto a las 6 horas, que ahora ocupa tres líneas rectas y además en escala. En ellas se informa de la hermeticidad (200 metros) y de que el reloj es un cronómetro certificado. En esto de poner mucho texto sí que se le nota el origen rolexiano. En la versión Tudor Heritage Black Bay Dark la profundidad aparece en rojo, y queda muy bien. Por supuesto continúa la manecilla de la hora y el segundero con forma de copo de nieve, como se las conoce históricamente. La visión en la oscuridad es perfecta.
El Tudor Heritage Black Bay Black está disponible en dos versiones: con brazalete de acero o con correa de piel negra envejecida. En ambos casos el reloj viene con una correa de nylon extra. En el caso del Tudor Heritage Black Bay Dark también hay dos posibilidades: o la correa de piel o un brazalete de acero recubierto en PVD negro, además de la correa de nylon. Salvo las correas de tela las demás se sujetan a la muñeca de su afortunado poseedor con una hebilla plegable con cierre de seguridad.
Los relojes ya están disponibles en las tiendas y en la boutique de Tudor recientemente abierta en El Corte Inglés de la Castellana en Madrid, y sus precios son: Tudor Heritage Black Bay Black con brazalete de acero: 3.480 euros. La versión con correa de cuero cuesta 3.190 euros. Por su parte el Tudor Heritage Black Bay Dark con brazalete de acero y PVD tiene un precio de 4.230 euros, mientras que si se elige la versión con correa de piel el precio es de 3.930 euros. ¿Con cuál te quedarías? Más información en Tudor.es.