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En la muñeca: Blancpain Fifty Fathoms Bathyscaphe Ocean Commitment II

Fotos en vivo y precio del nuevo Blancpain Fifty Fathoms Bathyscaphe Chronographe Flyback Ocean Commitment II, con caja de cerámica azul y calibre excelente.

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Blancpain ha presentado la segunda edición de la colección de Fifty Fathoms dedicados al proyecto Ocean Commitent. Además de su excelente calibre por primera vez integra una caja completamente realizada en cerámica azul. A falta de palabras Blancpain lo ha llamado Fifty Fathoms Bathyscaphe Chronographe Flyback Ocean Commitment II. Vamos a ver sus características, precio y cómo queda en la muñeca (aunque es fácil imaginar el veredicto).

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Este Fifty Fathoms Bathyscaphe Chronographe Flyback Ocean Commitment II (la propia marca reduce el nombre a BOCII) es el, por ahora, último heredero del Fifty Phathoms, el primer reloj específicamente de buceo del mercado. El capitán Robert “Bob” Maloubier, al mando de los buceadores de combate franceses (el grupo en aquel entonces más secreto y con el entrenamiento más exigente) quería equipar a sus efectivos con un reloj que les sirviera en las profundidades para saber, entre otras cosas, la cantidad de oxígeno que les quedaba en las botellas. Tras varios intentos fue Blancpain quien atendió su petición, probablemente porque el propio director de Blancpain entonces, Jean-Jacques Fiechter, era también buceador. El Fifty Fathoms se presentó en 1953 y, a pesar de sus 63 años, goza de una excelente salud.

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Para esta edición el Fifty Fathoms Bathyscaphe se viste, por primera vez, con una caja completamente elaborada en cerámica de color azul. La utilización de la cerámica (procedente del dióxido de circonio -ZrO2 en su formulación química-, también conocido como circonia) es cada vez más frecuente en cada vez más sectores: desde un implante dental a rodamientos de vehículos o recubrimiento de reactores nucleares. Esto es así porque el uno de los materiales químicos más resistentes a la corrosión (lo que garantiza en este caso la durabilidad del color sin degradarse), es extraordinariamente biocompatible y muy resistente al uso. Aunque es verdad que la cerámica puede quebrarse con un golpe fuerte, el dióxido de circonio (la RAE también admite zirconio) presenta una resistencia muy alta a la propagación de roturas.

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La caja, de 43,60 mm de diámetro y 15,25 mm de altura, toma su forma prensando la circonia -que es de color blanco- a la que se le ha añadido aglomerante -para cohesionar el óxido- y pigmentos de color. El ZrO2 pasa por dos fases: una de modelaje a baja temperatura en el que se conforma la caja- y después pasa a la sinterización, que es como se llama al proceso en el que a alta temperatura (aproximadamente 1.400 grados) el producto adquiere su dureza y la forma y grosor final .

Así se crea la carrura, el fondo y el bisel. La cerámica resultante es tan dura que se necesitan herramientas de diamante para terminar de perfilar la caja, y para hacer las inserciones del bisel se necesita un láser de 8.000 watios. Después se toma una lámina de Liquidmetal caliente (una mezcla de circonio y otras cerámicas que fusiona a bajas temperaturas) y se le somete a una presión de 5 toneladas sobre el bisel para que rellene los huecos. Una vez enfriado, el Liquidmetal es 3 veces más resistente que el acero, garantizando así que no va envejecer. La construcción en cerámica y el uso de Liquidmetal es una ténica usada por Omega desde hace tiempo (lo vimos por última vez en estos Seamaster). por lo que sería lógico pensar que la fabricación de las cajas se hace en las mismas máquinas. Tanto la corona como los pulsadores del cronógrafo son también de cerámica, aunque en este caso se hacen por inyección.

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En contraste con el precioso azul profundo de la caja, la esfera presenta un gris meteoro (así lo llama Blancpain) con decoración rayos de sol, de manera que según incida la luz se despliega una paleta de matices que hace aún más atractivo mirarla. Pero es a la vez un gris sereno, que en combinación con el azul que lo rodea hace de un reloj de buceo una pieza elegante. Los 43  mm de diámetro dejan amplio espacio para tres subesferas: el pequeño segundero a las 6 está flanqueado por un contador de 30 minutos a las 3 y uno de 12 horas a las 9, y a las 4:30 por la ventana de fecha. Los índices horarios son redondos excepto a las 3, 6 y 9. Las 12 ostenta un índice en forma de diamante, de manera que la lectura de la hora nunca ofrece dudas: imagina que coges el reloj de la mesilla en la oscuridad; si no sabes si está boca arriba o boca abajo el diamante a las 12 te ayuda a orientarte. La manecilla de las horas es más gruesa que la de los minutos, lo que es muy útil para distinguirla en la oscuridad porque el tinte de SuperLuminova es el mismo para todos los elementos luminiscentes (índices, manecillas, pequeño segundero y botón sobre las 12 en el bisel).

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Lo que se esconde dentro de la caja no sólo está a la altura del exterior, es que lucha por ser lo mejor de todo: el calibre automático F385 integra un volante de inercia variable con tornillos de oro para un mejor ajuste y espiral de silicio. La frecuencia es de 5 hercios (36.000 alternancias a la hora) para mejorar la cronometría y el cronógrafo cuenta con embrague vertical y rueda de pilares -además de la función flyback que ya queda señalada en su nombre-. Y además tiene 50 horas de reserva de marcha. Blancpain acierta al equipar a este Fifty Fathoms Bathyscaphe con un calibre sin la profusa decoración que tanto admiramos de su colección Villeret, porque lo acerca a la idea de reloj-instrumento que está en el origen de la pieza sin dejar de ser atractivo. A ello contribuye, y no poco, la masa oscilante de oro recubierto de platino con el logotipo del Ocean Commitment. Y además es visible gracias a un cristal de zafiro a pesar de presumir de una hermeticidad garantizada hasta 300 metros.

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Todo ello en una caja que, como apuntaba al principio, sólo levanta 15,25 mm. No es una altura discreta, desde luego, pero en la muñeca no se siente en absoluto así gracias al buen diseño del conjunto y a que el azul disminuye la sensación de tamaño.

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El reloj se puede llevar con una correa de nylon (una NATO, vaya) o con una correa textil que no puedo dejar de recomendar encarecidamente, porque el reloj se merece lucir elegantemente en la muñeca y una NATO difícilmente lo consigue. Por cierto que el ancho de las asas es de unos poco habituales 23 mm, así que mejor olvidarse de usar las correas que haya por casa. Se cierra con una hebilla  sencilla pero con mucha presencia.

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Aunque no se sea buceador el  Fifty Fathoms Bathyscaphe Chronographe Flyback Ocean Commitment II es fácil de llevar gracias a su ligereza y a que su apariencia le acerca más a un reloj deportivo que no al competente reloj de inmersión que en realidad es. El reloj ya está disponible en las boutiques de la casa en edición limitada a 250 unidades y con un precio de 18.920 euros. Blancpain afirma que por cada reloj vendido, la Manufactura se compromete a entregar la suma de 1.000 euros para apoyar las expediciones científicas encaminadas a preservar los océanos. Más información en Blancpain.es.

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