Jaeger-LeCoultre Polaris Chronograph: Fotos en vivo y precios
Estilo contemporáneo y el buen hacer de la manufactura en un gran cronógrafo
Vamos a ver el modelo más deportivo de la colección Polaris: el Jaeger-LeCoultre Polaris Chronograph, una complicación que tiene que estar en toda colección que pretenda tener un gran alcance y una vida prolongada, ya que son precisamente los cronógrafos los que sirven de enganche a un modelo. Es decir, no siempre se puede comprar el crono, pero el atractivo que tiene esta complicación en el imaginario del usuario de relojes es tal que es el que lleva a comprar un reloj de esa familia. Y la verdad que en este caso es muy recomendable ahorrar para de verdad poder comprarlo.
Como ya conté cuando se presentaron el pasado enero en el SIHH, los Polaris se han convertido en la nueva familia de Jaeger-LeCoultre. JLC había presentado justo un año antes los Master Control, pero la colección tuvo división de opiniones, como en los toros. A mí son unos relojes que me gustaron mucho en su momento y me siguen gustando. Están aquí con fotos en vivo para que cada uno juzgue. El caso es que los relojes no resultaron tan bien como deseaba Jaeger, porque justo un año después aparecieron los Polaris. Los Master Control siguen lánguidamente disponibles en las tiendas de la marca. Siempre les digo que yo puedo acoger a un ejemplar de cada sin coste alguno, pero no terminan de lanzarse a ello. Una pena.
Obviamente el protagonista de la colección es el reloj que le da nombre, el Polaris Memovox que vimos con fotos en vivo. Pero la manufactura tiene una larga relación con las mediciones en vehículos: Sea aviones de guerra para la I Guerra Mundial o sea automóviles, Jaeger-LeCoultre vio la necesidad de expandir el negocio en tiempos difíciles. Es cierto que en 1927 se vendió el 75% de esa división a la británica S. Smiths and Sons, pero el gusto por las mediciones cortas no desapareció de la manufactura. Por cierto que la compañía británica pasó a llamarse British Jaeger Instruments Limited y siempre mantuvo el logotipo de Jaeger, incluso en los instrumentos para camiones.
Además se conoce a Jaeger-LeCoultre como la GRAN creadora de calibres (más de 1.200 en toda su historia) y una alta complicación como el cronógrafo no iba a faltar en su colección. Sin embargo el calibre que equipa el Jaeger-LeCoultre Polaris Chronograph es el famoso calibre 751 (H). Famoso porque su aparición como primer calibre automático de la casa se remonta a 2004 para el Master Compressor Chronograph. Así de complicado es un cronógrafo que, aún en manos de una experta como JLC, la versión automática sale mucho después de cualquier otra alta complicación. Y si se mira por ahí se ve que no hay tantos calibres automáticos propios. Audemars Piguet, por ejemplo, no tiene un cronógrafo de manufactura.
El que nos ocupa tiene un grosor de 5,70 mm, doble barrilete para una reserva de marcha de 65 horas, una frecuencia de 4 hercios y rueda de pilares con embrague vertical, lo que le da ese característico toque oleaginoso a los pulsadores que, a quien venga de un calibre como el 7750 o cualquier otro sin esos atributos, le parecerá casi fallido de lo suave que es. Y por supuesto el acabado es tan delicado como siempre esperamos de JLC.
La caja tiene 42 mm de diámetro y 11,9 mm de altura, lo que lo mantiene dentro de unas medidas manejables en el día a día. Salvo la de oro rosa, las demás cajas son de acero y presentan un precioso satinado hecho a mano. Bajo el cristal de zafiro nos encontramos con unas esferas muy atractivas. No puede evitarlo Jaeger, aunque quiera hacer un modelo muy deportivo le sale elegante. Es lo que tiene llevarlo en los genes.
La esfera está realizada a base de círculos concéntricos, con el borde exterior inclinado y que acoge un taquímetro. Le sigue una franja rugosa, asfáltica, donde se hospedan los índices aplicados, grandes y contorneados para darles mayor relieve. Por último un disco central con decoración rayos de sol, mucho más delicada y tradicional. El Jaeger-LeCoultre Polaris Chronograph es un bicompax, lo que quiere decir que tiene dos registros: uno para el contador de 30 minutos y otro de 12 horas. Y, si hay que poner una pega al modelo es esa: hubiera sido mucho mejor sacrificar el contador de 12 horas para tener un pequeño segundero, porque con esta configuración en realidad el reloj es un modelo de sólo horas y minutos: como no hay segundero no se mueve nada en la esfera. Y al fin y al cabo ¿quién va a controlar un evento que dure más de 30 minutos?
La combinación de los gruesos índices trapezoidales con los contundentes numerales 12 y 6 y las potentes espadas de horas y minutos hacen del reloj un cronógrafo con mucha personalidad sin tener que recurrir a combinaciones estridentes de colores que pongan en riesgo su elegancia. De hecho las esferas son monocromo: negro (el color tradicional de un reloj deportivo), un precioso azul y un elegante color antracita en la versión de oro.
Hay que destacar por último que el reloj es hermético hasta 100 metros, y ha pasado la prueba de calidad de la manufactura, que se extiende a lo largo de 1.000 horas (aparece escrito en el reverso del reloj). El Jaeger-LeCoultre Polaris Chronograph está disponible con correa de piel o con un brazalete magnífico, con un satinado precioso combinado con pulidos a espejo. Las versiones de acero y piel tienen un precio de 10.000 euros. También hay una correa de piel de aligátor negra para la esfera del mismo color, totalmente prescindible a mi entender (cuesta 200 euros más). Las versiones con brazalete tienen un precio de 10.900 euros. Por último, si se quiere elegir la versión más elegante con caja de oro rosa, hay que estar dispuesto a pagar un precio de 27.700 euros. Los relojes ya están disponibles en la tienda online de la marca, en sus boutique (en España está en Madrid) y en los distribuidores autorizados. Más información en Jaeger-LeCoultre.es.