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Tudor Black Bay P01: el reloj más polémico de Baselworld, en vivo

El reloj más comentado, más por lo que no ha sido que por lo que realmente es

Tudor Black Bay P01
Tudor Black Bay P01

Cada día tiene su afán, según versa el dicho, y cada Feria tiene su polémica. Su «talking piece», como se dice en inglés (y ahora ya en español también, seguramente porque «objeto de debate» no nos parece lo suficientemente moderno y «cool»). En el caso de Baselworld 2019 el reloj del que todo el mundo ha hablado ha sido el Tudor Black Bay P01, lo que da una idea del poder de las redes sociales. Me explico:

En enero Tudor publicó esta foto en Instagram. La foto llevó a todos los seguidores de la marca a pensar que la casa iba a lanzar una nueva versión del Submariner, que se puede ver en este artículo de Monochrome. Personalmente me alegro de que no lo hayan hecho, especialmente si lo que lo que quieren los fans es que sea el Submariner de manecillas Mercedes. Lo que no necesita Tudor es volver a parecer un Rolex venido a menos.

El caso es que llegó Baselworld y lo que hemos visto ha sido el Tudor Black Bay P01, y eso ha desatado las iras de mucha gente y las críticas al reloj: que si eso qué es, que qué formas son esas, que qué feo, que qué bonito… ¿Qué hay de todo ello? Vamos por partes.

UN POCO DE HISTORIA

Tudor Black Bay P01
Prototipo original a la izquierda y modelo actual

El origen del Tudor Black Bay P01 está en el reloj de aquí arriba: un prototipo que Tudor diseñó por encargo de la Armada estadounidense en la segunda mitad de los años 60. Lo que se llamó «Commando Program» era un reloj con unas características determinadas, la más llamativa de las cuales era un bisel giratorio bidireccional de 12 horas.

No resulta extraño por tanto pensar que el reloj hubiera estado destinado a los Navy Seals, las tropas de élite que realizan operaciones rápidas y por tanto necesitan medir el tiempo transcurrido (o el faltante) con exactitud. El bisel quedaba asegurado con dos biseles abatibles, que le daban un aire aún más poderoso. Añadía además una corona a las 4 horas. El caso es que el proyecto no vio la luz y el reloj se quedó en los archivos de la marca. Hasta este año.

EL NUEVO TUDOR BLACK BAY P01

Tudor Black Bay P01

Cincuenta años después de que el reloj pasara a dormir el sueño de los justos, Tudor ha considerado que era un buen momento para darle la vida que no tuvo tras su concepción. Para ello ha creado una caja de acero de 42mm de diámetro. Esto en sí es normal; lo que no lo es tanto es la longitud total del reloj: 50mm de un asa a la otra, lo que no hace muy buenas migas con las muñecas pequeñas.

El bisel es muy fiel al original, así que tiene un aspecto muy primario, muy de instrumento. Pero eso no significa que el mecanismo no sea refinado: el eslabón que lo bloquea es firme y cuando está cerrado el bisel no tiene la más mínima tolerancia. Como corresponde a una herramienta todo está satinado, pero es un trabajo sin tacha, perfectamente realizado.

Tudor Black Bay P01
Sólo bascula el eslabón superior. El inferior es fijo y se ha añadido sólo a efectos de simetría
Tudor Black Bay P01

Mientras que el aspecto tan voluminoso de este Tudor Black Bay P01 es cuestionable, la esfera (que, a tono con el aspecto retro del reloj, está curvada) es francamente atractiva. Afortunadamente Tudor ha mantenido su auténtica señal de identidad, la manecilla horaria «Snowflake» (copo de nieve). Está acompañada por los índices -pintados, no aplicados- y ventana de fecha ya conocidos (puedes ver los mismos índices, pero aplicados, en esta preciosidad). En rojo, en un contraste habitual en la marca (y en Rolex), aparece la hermeticidad del conjunto: 200 metros. No es este Black Bay un reloj de buceo, pero está bien que mantenga las características de la familia.

Tudor Black Bay P01

Lo que sí llama la atención es la inclusión de la corona a las 4 horas. ¿Había visto Tudor el Seiko 6215 y copió la idea, o es pura casualidad y se les ocurrió a ellos? Nunca lo sabremos. Quiero pensar que es una idea tomada del diver japonés, porque si no Rolex habría reclamado universalmente el concepto como propio y anterior a lo que Seiko estaba haciendo entonces. Pero como digo, nunca lo sabremos. El caso es que la inclusión en el Tudor Black Bay P01 corrobora la buena idea que es, ya que es mucho más cómodo porque no interfiere con la mano cuando esta se mueve.

Tudor Black Bay P01

El reloj se mueve gracias al calibre autmático de manufactura Calibre MT5612, un excelente movimiento con certificado COSC que late a 28.800 alternancias/hora (4 Hz) y tiene 70 horas de reserva de marcha. Además integra un espiral de silicio y ofrece una precisión de -4/+4 segundos al día (aunque ya sabemos que el calibre es aún más preciso). Por supuesto el calibre no se ve porque el fondo es ciego.

Tudor Black Bay P01

El Tudor Black Bay P01 es cómodo si se tiene muñeca, como ya he dicho. No es, desde luego, el Tudor que yo me compraría, pero es comprensible que habrá quien lo quiera, siquiera por su singularidad. Si el reloj se hubiera quedado en el archivo de Tudor no hubiera pasado nada porque la casa ha ofrecido otros relojes en Basilea que son más atractivos, pero como su misión era ser un objeto de debate, su trabajo en este mundo está hecho.

Además se van a hacer pocas unidades, lo que encima hará que crezca el deseo de obtenerlo. Intachable ojo comercial de Tudor, ciertamente. Quien lo consiga encontrar tendrá que afrontar un precio de 3.730 euros. En esto Tudor ha sido justo, ya que es el mismo precio (más o menos) que otros Black Bay. Hay más información en Tudor.es.

Tudor Black Bay P01