Nada detiene la caída de la exportación de relojes suizos
Un agujero cada vez más profundo
Cuando he ido a la web de la Federación Suiza a ver los datos de la exportación de relojes suizos me ha llamado la atención una frase: «La tendencia anual debería estabilizarse gradualmente». «¡Vaya!»-he pensado-, «¡por fin han dejado de caer las ventas!». Luego he visto el gráfico:
Yo no soy muy bueno para interpretar gráficas, pero yo veo una caída de la exportación de relojes también en octubre. En concreto, la caída es de un 7,1%. «Pues como esa sea la estabilización de la que habla la Federación» -me he dicho- «para marzo está cerrada la mitad de la industria».
Ya sé que, si estás 5 metros bajo el agua, subir hasta los 50 centímetros por debajo del agua es un gran paso, pero no hay que engañarse: te sigues muriendo ahogado. En septiembre la caída fue del 12%, y lleva cayendo desde enero. Si la alegría es que la caída es un 42% inferior a la del mes pasado, magro consuelo es ese.
Sobre todo porque no hay una perspectiva clara de cuándo va a mejorar esto. Hay vacunas previstas, pero no hasta el año que viene, y vacunación masiva no habrá hasta 2022. China sigue creciendo, pero si el mes pasado era un 79%, este mes es sólo el 15%. Y China es ahora mismo el destino prioritario de la exportación de relojes suizos. Como empiece a flaquear seriamente, apaga y vámonos.
La única alegría viene del dato positivo de Hong Kong, pero claro: es un punto arrasado por las protestas políticas, que lo ha paralizado todo, así que cualquier mínima venta es mucho más de lo que había.
Todo lo demás sigue cayendo. Dentro de Europa, España es el peor país de todos: cae un 27,6%
En general las caídas siguen el mismo patrón: los relojes por debajo de 200 francos suizos (valor de exportación, no de venta al cliente final) son los más perjudicados, y los menos los de aquellos que están por encima de los 3.000 francos suizos. Y de ellos, sólo los bicolor ven cifras en negro.
Y con las medidas cada vez más restrictivas en los países más importantes, dudo yo que esa «estabilización» sea de las que traen alegría. A ver si con las ventas navideñas…
