Laurent Ferrier Grand Sport Tourbillon en oro. Superlujo deportivo y elegante
Superlujo siempre elegante
Qué remanso de belleza es siempre Laurent Ferrier. No recuerdo un reloj que no me haya gustado. Unos más y otros menos, pero nunca uno que diga aquello de «qué necesidad había». No creo que me ocurra eso con ninguna otra marca. Dentro de la moda de los «relojes deportivos de lujo en acero», el Grand Sport Tourbillon destaca sobre los demás por muchos motivos: en primer lugar porque sus acabados están por encima de cualquier otro (quizá con la excepción del Odysseus de Lange, como éste que vimos en vivo). En segundo porque, al contrario que todas las marcas, que comienzan una colección con tres agujas -y fecha, en la mayoría de los casos-, el Grand Sport Tourbillon arrancó con un tourbillon.
El primer modelo de 2019, que vimos en vivo, ya lo llevaba, y así se mantuvo en la versión del año siguiente. Ha sido este año cuando ha presentado un Grand Sport automático y sin tourbillon, que también vimos en vivo.
Pero tanto el tourbillon como el movimiento automático sólo se revelan dando la vuelta al reloj, así que el aspecto exterior no cambia, respetando la línea estética del modelo y su belleza intrínseca. Vamos a ver este nuevo Grand Sport Tourbillon.
Coincidiendo con el 12º aniversario de la marca, el Grand Sport Tourbillon con brazalete integrado aparece en un sólido traje de oro rojo. Comparte las mismas dimensiones que las versiones anteriores de acero, así que el diámetro de la caja es de 44 mm y la altura de 13,40 mm. Como el material es el oro rojo, el peso aumenta a 310 gramos, que no es poca cosa.
Con su caja en forma de barril y su bisel en forma de cojín, el reloj emite un claro aroma de los años 70, y atenúa sus dimensiones con un inteligente juego de formas convexas y cóncavas y bordes redondeados. Los protectores de la corona integrados protegen la emblemática corona de cebolla para garantizar la resistencia al agua de 100 metros de la pieza.
El brazalete de tres eslabones presenta acabados satinados similares, con biseles pulidos brillantes en los eslabones centrales.
Pasando de un tono chocolate más claro en el centro a uno más oscuro en los bordes, el cálido color marrón de la esfera degradada de este Grand Sport Tourbillon combina a la perfección con el oro rojo. Los característicos índices en forma de gota y las agujas con forma Assegai (jabalina) están elaborados en oro rojo, tratados con Super-LumiNova blanca y aplicados a la esfera opalina.
Para acomodar el pequeño contador de segundos a las 6 horas, los marcadores a las 5 y 7 horas son notablemente más cortos. La esfera está protegida por un cristal de zafiro abombado que acentúa el aspecto redondeado del reloj.
En consonancia con la búsqueda de sobriedad de la marca, el tourbillon no aparece en la esfera, sino que sólo es visible en el reverso de la caja. El calibre manural, con un tourbillon de un minuto, está exquisitamente acabado, con 30 ángulos interiores trabajados a mano, avellanados pulidos y puentes de aspecto contemporáneo horizontales, satinados y con tratamiento de rutenio.
El movimiento almacena 80 horas de reserva de marcha y late a una frecuencia de 3 hercios. Además está equipado con una espiral doble.
El Laurent Ferrier Grand Sport Tourbillon es una edición limitada a 28 unidades con un precio de 224.000 francos suizos que, además no incluye el insultante IVA. Si al principio decía que no hay Laurent Ferrier que no me guste, no es menos cierto que tampoco hay Laurent Ferrier que pueda pagar. Qué triste es la vida del tieso. Más información en LaurentFerrier.ch.