François-Henry Bennahmias, CEO de Audemars Piguet, optimista sobre el futuro
"el lujo no es un asunto de precio sino de emociones"
A pesar de que tanto el SIHH como Baseworld 2017 han infundido nuevo optimismo al sector, los números siguen pintando un panorama no muy halagüeño. Sin embargo François-Henry Bennahmias cree el futuro pinta bien.
En una entrevista a la revista suiza Bilanz, el Director General de Audemars Piguet, François-Henry Bennahmias, hizo una serie de afirmaciones sobre el sector de la relojería y el futuro de la misma y el de su manufactura que merece la pena reseñar.
A pesar de la dificultad de la situación, Audemars Piguet va a contratar a unas 100 personas y además está construyendo su museo y un hotel adyacente (me lo anoto desde ya en la lista de «sitios a visitar»). «Somos una de las pocas casas relojeras a las que les va bien».
«Los ingresos de 2016 superaron la frontera de los 900 millones de francos suizos, y eso manteniendo nuestra producción estable en 40.000 unidades anuales. Durante los próximos cinco años no nos vamos a plantear incrementar la producción, de la misma manera que no vamos a incrementar precios, o muy poco. Pero cada vez vendemos más a través de boutiques propias, por lo que me quedo con el margen del minorista. Si hoy vendo 5.000 relojes en mis boutiques y mañana 8.000, eso más margen para nosotros». Más aún, Bennahmias afirma que «en 2011 había 540 tiendas que vendían nuestros relojes. Hoy sólo son 320, y mi objetivo son 250». Sorprende la claridad con la que el François-Henry plantea a sus boutiques como claro competidor de la red de tiendas tradicional.
«También estamos recogiendo los frutos que habíamos sembrado años atrás. Fundamentalmente hemos puesto la Casa en orden y hemos trabajado duro para mejorar la calidad de los productos. Y de las entregas también. Por ejemplo, los modelos que enseñamos en Ginebra en enero estuvieron listos para su entrega inmediatamente, mientras que años atrás no llegaban hasta octubre. Además de recortar el número de puntos de venta también lo hemos hecho con los productos, y el mercado ha respondido bien a lo que hemos presentado. Los clientes aprecian que Audemars Piguet no haya vendido su alma al diablo para poder vender más».
«En números globales -continúa Bennahmias- la industria relojera suiza genera unas ventas de unos 20.000 millones de francos suizos. Si añades los distintos márgenes de los intermediarios llegamos a unas ventas totales de unos 50.000 millones de francos suizos. Si lo comparas con los 180.000 millones que vende Mercedes Benz, te das cuenta de que somos una industria muy pequeña.
Pero ahora fíjate en el mercado: por un lado hay unos 30 ó 40 millones de personas con potencial para comprarse un reloj suizo de lujo. Por el otro está Audemars Piguet y sus 40.000 relojes, o los 600.00 relojes de lujo que se hacen al año por las marcas que estamos ahí arriba. Si miras esos números -lo que somos capaces de producir y el número de clientes potenciales- sólo puedes llegar a una conclusión: tenemos por delante grandes años. Ahora tenemos que comprender cómo podemos llegar a todos esos millones de posibles clientes. Y el precio no tiene que ver con ello. Oí todo tipo de tonterías en el SIHH sobre cómo los precios de los relojes suizos se han convertido en un verdadero problema. ¡Bobadas! El lujo se basa en las emociones, no en el precio. Si el producto es bueno el cliente acepta el precio.
En 1972 dieron el golpe con el Royal Oak. ¿Cuándo aparecerá si siguiente producto disruptivo?
«Nuestro siguiente producto auténticamente nuevo sería un Smart Watch.»
Pero eso no es un producto para Audemars Piguet.
«¿Y quién te dice que no nos atrevamos? Nosotros pensamos en todas direcciones, y siempre tenemos varias cosas en el horno.»
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«Pero antes de centrarnos en crear el nuevo Royal Oak tenemos que conseguir que el Royal Oak actual sea el producto definitivo. Todavía hay que hacer un trabajo colosal. Mucha gente no sabe siquiera qué es un Royal Oak. De mis 40 millones de clientes potenciales muchos no conocen el Royal Oak, y muchos de ellos ni siquiera saben qué es un reloj. Para dirigirnos a ellos tenemos que adaptarnos a su lenguaje, porque ya no se comunican como nosotros. El mundo digital y las redes sociales se han convertido en algo fundamental para el lanzamiento de cualquier producto o campaña publicitaria». AudemarsPiguet.es.