Ya sabemos que IWC presenta cada año una colección de relojes nuevos que se centran en un sólo producto. Éste es el para IWC el año del Portugieser, su reloj más importante por su trascendencia histórica y por haberse convertido en uno de los modelos más reconocibles de la relojería suiza. La nueva colección ha venido con un par de novedades importantes: en primer lugar, la nueva versión tres agujas en 40 mm, algo muy importante para poder abarcar más muñecas, porque el diámetro habitual de 44 mm es una barrera natural para mercados tan importantes como el asiático, que necesita relojes más pequeños.

La otra novedad está precisamente en el IWC Portugieser Chronograph, que –tal como conté aquí– incorpora por fin un calibre de manufactura. No es que el anterior motor, con base Valjoux 7750 pero muy modificada por la casa, no le fuera bien, pero no tenía mucho sentido que uno de los modelos más vendidos de la casa tuviera todavía un movimiento subcontratado, sabiendo que la hace tiempo que tiene un calibre cronógrafo propio.

Por supuesto, dado que el reloj es ya más que añejo (la versión crono del Portugués se lanzó en 1994), IWC ha lanzado la nueva colección en todos los colores habituales. Y, aunque es una marca que tiende a ser conservadora con sus relojes, nos ha sorprendido con estos dos IWC Portugieser Chronograph con esferas roja y verde. No es que sean colores absolutamente nuevos en la casa, pero sí poco frecuentes. En lo que yo recuerdo, sólo hay una esfera roja en un calendario perpetuo edición especial Lewis Hamilton, mientras que la esfera verde la hemos visto en dos ejemplos: un Pilot’s Watch Racing Green y un Portugieser Calendario Anual de 2018.

Se puede aducir que hay otros verdes, como este estupendo Spitfire Calendario Perpetuo que vimos con fotos en vivo, pero no es un verde tan vivo como el de este IWC Portugieser Chronograph. El Portugieser sigue triunfando después de tantos años porque su diseño es perfecto, y por tanto las variaciones sólo pueden venir por la parte del color de la esfera. Pero al ser un diseño clásico sus compradores también suelen tener ese gusto, así que las veleidades cromáticas deben ser cuidadosas.

Al igual que los cronógrafos existentes en la colección, los recién llegados comparten la misma caja de 41 mm y una altura de 13,1 mm. Las superficies están pulidas y cepilladas y la caja está equipada con pulsadores de pistón y un bisel extremadamente delgado, que ofrece una vista expansiva de la esfera y hace que el reloj parezca más grande. El cristal de zafiro tiene, según dice la casa, tratamiento antirreflejos por ambos lados, pero -como se puede ver en las fotos- es francamente mejorable.

El IWC Portugieser Chronograph está más cercano a un reloj de vestir que a un cronógrafo deportivo, así que la ausencia de material luminiscente no desentona. Sin embargo, las nuevas esferas cepilladas con rayos de sol en verde y burdeos proporcionan suficiente contraste con las manecillas y los marcadores chapados en rodio para consultar la hora sin problemas.

El cronógrafo toma notas de diseño de su antepasado de 1939 y presenta números arábigos aplicados y elegantes manecillas de hoja. Los dos contadores están alineados verticalmente (el totalizador de 30 minutos a las 12 y segundos pequeños a las 6 en punto) y están ligeramente empotrados y decorados con surcos concéntricos. Los índices de horas y minutos son pequeños círculos en bajorrelieve, rodeados por una escala impresa de un cuarto de segundo para que la lectura el tiempo transcurrido mediante la trotadora central, con una longitud perfecta, sea precisa.

Otra sorpresa a bordo del IWC Portugieser Chronograph fue la adición de un fondo de caja de cristal de zafiro para ver el movimiento automático de manufactura, el calibre 69335. Basado en el 69000 de IWC, el 69335 tiene un diseño de rueda de pilares y la energía se obtiene de un sistema de bobinado bidireccional similar al mecanismo Pellaton. Late a una frecuencia de 28,800vph / 4Hz y tiene una reserva de marcha de 46 horas (se habría agradecido que llegara a los dos días, para ser sincerlos). Ninguna de las referencias en la nueva línea de cronógrafos integra totalizador de horas o fecha. Ni falta que les hace, a decir verdad.

He dejado aparte el modelo azul porque en realidad no es una novedad. Las esferas azules son una constante en la colección y en esta Referencia IW371606 es igual a la que ya existía y que vimos aquí con fotos en vivo. Aunque con calibre ETA, claro. Hubo otra versión más reciente, para la colección 150 aniversario, pero en este caso la esfera tenía un tratamiento distinto.

Por supuesto, todo en la versión azul es exactamente igual que en sus hermanos de colección.

Los tres modelos se presentan con correas de piel de cocodrilo negro y vienen con un nuevo cierre desplegable de mariposa. El precio de venta del cronógrafo IWC Portugieser Chronograph (Ref. IW371616 en rojo y Ref. IW371615 en verde) es de 7.950 euros. Esto es sólo 200 euros más que la versión con calibre ETA, así que es una diferencia de precio más que justificada. Y que, por cierto, sigue poniendo de manifiesto la diferencia de precio con el modelo de reserva de marcha, 5.000 euros más caro sin que haya una razón clara.

Los tres modelos están ya disponibles en la boutique de la marca y en los distribuidores autorizados. Más detalles en IWC.es.