Smart watch y relojes mecánicos. Evolución del mercado
La evolución de los "smart watch" y la industria de los relojes mecánicos
Digital Luxury Group ha publicado su World Watch Report en el que se manifiesta la evolución desde 2014 de los llamados «smart watch» en relación con la industria tradicional de los relojes mecánicos, un buen reflejo de lo que ha sido hasta ahora la cambiante actitud de la industria ante el Apple Watch y el segmento que representa.
En septiembre de 2014 publiqué un artículo en el que reflexionaba sobre el impacto de los llamados relojes inteligentes en la industria relojera y, francamente, no iba muy desencaminado. Recomiendo leerlo antes de seguir adelante (en este enlace).
Es evidente que 2014 fue el verdadero inicio del mercado de los smart watch que, aunque ya existía, se vio acelerado por el nombre mágico de la tecnología estos últimos años (desde la aparición del iPhone en 2007, diría yo): Apple. Es obvio que es un segmento que está en sus albores y que todavía no se sabe con seguridad cuál será su futuro y cómo evolucionará, pero lo que sí se puede afirmar con casi total seguridad es que ha venido para quedarse.
Tengamos en cuenta que Apple ha tenido durante décadas aproximadamente un 3% del mercado mundial de computadoras y aún así nunca lo abandonó (ahora está en el entorno del 8%). Así que, aunque el mercado del reloj inteligente no fuera lo que se espera de él -y no hay realmente motivos para pensar que no lo sea- no hay razón para pensar que lo fuera a abandonar. Y, dado que Apple sirve de caballo percherón que tira del carro del mercado, es probable que las demás marcas también sigan adelante -particularmente Samsung, como en el mercado de los móviles-.
Así que como decía lo único que se puede esperar del segmento del smart watch es que crezca. Pascal Koening, el director general del Smartwatch Group -un grupo de estudio sobre los relojes inteligentes con sede en Ginebra (qué irónico)- dice que «en 2018 la industria goblal del smart watch superará el tamaño de la industria relojera tradicional»
Para poner esta afirmación en perspectiva digamos que el mercado actual de relojes (sin contar estos nuevos inteligentes) es de aproximadamente 42.000 millones de dólares. Para que el mercado de los inteligentes (que actualmente es de 1.300 millones de dólares) supere al de los relojes tradicionales necesitaría un crecimiento del 139% anual durante los próximos 4 años (suponiendo que el mercado tradicional se quede como está ahora).
APPLE GANA A TODOS
Apple tiene el mejor marketing del mundo. Siguiendo el lema de que hablen de mí aunque sea mal la empresa es experta en lanzar con mucha anticipación globos sonda sobre productos que va a lanzar en el futuro. Esos globos crean rumores que tienen una resonancia enorme porque el mercado norteamericano es muy fiel a la marca y el peso de los internautas norteamericanos es el mayor de internet.
Así que para cuando Apple realmente sale al estrado a comunicar algo la campaña de marketing ya lleva tiempo funcionando, lo que le permite alcanzar resultados positivos más rápidamente que cualquier otra marca. No extraña por tanto el siguiente gráfico en el que se puede ver cómo prácticamente desde el momento de la presentación pública del Apple Watch ha liderado las búsquedas sobre los smart watch.
LA REACCIÓN DE LA INDUSTRIA TRADICIONAL
Las casas relojeras han cambiado muy rápidamente de opinión. O por lo menos algunas de ellas. No hicieron caso alguno hasta que Apple confirmó que iba a lanzar un artefacto que apuntaba a la muñeca, el espacio corporal tradicionalmente ocupado por los relojes. Al principio la opinión generalizada fue fría, casi despectiva. «Qué sabrán estos», fue más o menos el fondo de las reacciones.
Jean Claude Biver, expresivo y colorido como sólo él es, fue el más sonoro en su reacción, expresada desde su posición de director general de TAG Heuer; básicamente puso al reloj de Apple a caer de un burro. Pero, al igual que el animal, él también se paró en seco y se puso a caminar en dirección contraria, un camino que tendría su siguiente parada en Baselworld, donde anunció su alianza con Google e Intel para crear su smart watch.
Pero antes de Baselworld (que es en marzo) Montblanc había anunciado en el SIHH de enero su E-Strap (que nosotros ya repasamos en vídeo). Sin embargo, según el gráfico de World Watch Report, el interés por el posible smart watch de las marcas relojeras tradicionales era incluso anterior al anuncio de Apple. Significativamente desde primeros de 2014 hay interés en uno de estos relojes fabricado por Rolex.
Más aún: es llamativo cómo durante el año 2014 hubo muchas búsquedas de información sobre smart watches pero relacionados con las marcas tradicionales.
En el gráfico las marcas «Prestige» son aquellas que tienen inspiración deportiva. Las otras pertenecen a la categoría de «Alto Nivel».
Esto para mí tiene un significado: la gente espera que sus relojes se los haga una casa relojera, aquellas marcas en quienes los usuarios tradicionalmente confían. ¿Eso quiere decir que lo van a hacer? Pues no parece que vaya a ser así. De las marcas de relojes de lujo sólo IWC y Montblanc van a tener algo parecido, pero no viene a sustituir al reloj de pulsera sino a adaptarse a la correa del que ya se lleva.
En realidad Alta Relojería y Smart Watch no parecen casar bien; y donde no casan bien es particularmente en la cabeza de sus clientes, incapaces de asociar un -por ejemplo- Jaeger-LeCoultre Master Ultra Thin Tourbillon con un reloj recargable. Aparte de que las ventas de los relojes de lujo van bien, así que por qué preocuparse. Zapatero a tus zapatos, piensan (pienso yo también y piensan sus clientes). Viene a cuento las declaraciones del Director General de Cartier, Stanislas de Quercize, sobre el Apple Watch y el reloj tradicional: «Es enteramente complementario; es otra forma de tener información, pero no tiene el mismo valor: cuando miras la hora en un smartphone o en un smart watch no te informan de la belleza del paso del tiempo». Es un argumento recurrente entre quienes han probado un reloj inteligente: te puede gustar o no los diferentes tipos de información que te da (correos, mensajes, ejercicios físicos); pero como reloj carece de alma.
Supongo que en el futuro saldrán numerosas carátulas para personalizar los smart watches; pero por mucho que te gusten al cabo de unos segundos se apaga la pantalla. Como decía el chiste que circulaba por internet, es como tener una novia cuyo apellido es «.jpg»: el amor no va a ser plenamente satisfactorio. Eso nunca ocurre con un reloj mecánico.
Además ahora mismo el Apple Watch tiene otro problema añadido: vale mucho más que el iPhone más barato y sin embargo depende enteramente de él para ser funcional. Las mismas aplicaciones están en uno y en otro por lo que es difícil justificar el gasto. Los smart watch con Android son más baratos y funcionan con teléfonos que también son más baratos; pero aún así adolecen del mismo problema de dependencia (y, no olvidemos, de obsolescencia). Y en el caso del Apple Watch de oro el precio comienza en 11.200 euros, mucho dinero por algo que nace con la idea de ser finito. Yo dije en su momento que si el Apple de oro salía con precios atractivos podría hacer daño incluso a marcas establecidas, pero tal como lo han ubicado no tienen posibilidad alguna de dañar a las marcas de lujo, que SÍ tienen un nombre hecho como objeto transcendente y reconocido.
¿Quiere esto decir que Apple y los demás fabricantes van a fracasar? En absoluto. Hay estimaciones de que Apple va a vender 36 millones de relojes solo en Estados Unidos. Es verdad que es allí donde tiene su base más fiel de seguidores/compradores, pero da una idea del potencial de su reloj. Y, como decía antes, Apple tira del carro para los demás, por lo que lo más seguro es que también aumenten sus ventas en el futuro. Recordemos además que Android tiene el 78% del mercado e iOS sólo el 18,3, y ningún smart watch es compatible con los otros sistemas operativos.
Pero hay además un nuevo factor en el mercado: Swatch parece que por fin va a lanzar su reloj inteligente a finales de agosto, después de anunciarlo en febrero. Se sabe que va a tener mucha batería y tecnología NFC para pagos, pero poco más. Seguramente tendrá una serie de aplicaciones fijas, pero limitadas. Como dijo el presidente de Swatch Nick Hayek, «¿actualizar el reloj cada año? Ese no es nuestro negocio«.
Sin embargo yo creo que lo más importante es el precio; si Swatch lanza un producto que compita con sus propios relojes de cuarzo «normales» puede llegar a cumplir de forma masiva el deseo de Apple: lanzar un producto «de moda» que se compre por impulso y que no importe renovar cada uno o dos años como máximo. Eso es lo que consiguió el padre de Hayek cuando lanzó los Swatch en 1983. Apple busca el negocio a través del margen, Swatch lo hace a través del volumen (aunque dudo que tenga malos márgenes, francamente).
El próximo año por estas fechas sabremos muchas más cosas sin duda. Estaremos atentos.