El nuevo Rado Captain Cook Bronze, en vídeo
Una perfecta reedición del modelo original del 1962, pero construido en bronce y cerámica
No hay casa relojera con la vista puesta en el público general que no tenga en su colección un reloj de buzo, porque es la categoría -junto con los cronógrafos- más popular después de los tres agujas y fecha. Y como los cronógrafos son caros, los relojes de inmersión son aún más importantes. Rado no tenía un buzo como tal en los últimos años, y crear uno desde cero es peligroso porque te puede salir muy parecido a otros ya existentes y carecer de legitimidad.
La solución la tuvo, como ocurre a menudo, en sus archivos: un modelo de 1962 que ni siquiera fue excesivamente exitoso (sólo se hicieron unas 8.000 unidades durantte los 6 años de su existencia). Pero como ahora nos gusta lo vintage, la reedición de 2017 tuvo mucho éxito. Tras ver las versiones de 2019 que vimos en vídeo, cuyo diámetro bajaba a 42mm, ahora aparece este Rado Captain Cook Bronze.
No cabe duda de que en los últimos años el resurgir y la expansión del bronce ha sido firme. Seguramente tenemos un recuerdo cultural de las cosas fabricadas con esta aleación que nos resulta muy atractiva. Y una de las cosas que más nos atrae además es que el metal va a degenerar con el tiempo, porque el bronce se ve afectado por el ambiente y desarrolla verdín, que además es tóxico. Algo que sería inadmisible en cualquier otro producto, en un reloj como este Rado Captain Cook Bronze se convierte en su principal atractivo. Y es que los relojes son algo muy personal, y el hecho de que podamos tener un reloj absolutamente singular -aunque haya dejado de ser como el que que nos atrapó en primer lugar- puede llegar a ser irresistible.
Por supuesto el Rado Captain Cook Bronze no difiere en nada de la versión que ya conocíamos en acero. La caja mide 42 mm de diámetro, 13 mm de altura y 48 mm de punta a punta, lo que le permite asentarse perfectamente sobre la muñeca. Tanto la caja como el bisel están hechos de bronce, y el propio envoltorio del reloj avisa de que está fabricado en una aleación de cobre de cobre y aluminio y que va a desarrollar un «abundante pátina». Da un poquito de miedo imaginarte lo que puede pasar, ¿verdad?
Pero el frontal del bisel está hecho en cerámica, que con ese color verde musgo es particularmente atractivo. Incluso elegante. El numerales e índices del bisel están grabados a láser y metalizados, pero no tiene rastro de material luminiscente. Seamos francos, de todos modos: quién va a usar este reloj para bucear. Lo que sí es llamativo es el sonido del bisel al girar: realmente potente. Pero muy preciso, eso sí.
Aunque el cristal tiene la forma abombada del original, es de zafiro, y además con tratamiento antirreflectante. La corona, grande y sin protectores, es roscada porque el Rado Captain Cook Bronze es hermético hasta 300 metros. Además está decorada con el ancla de Rado.
La esfera del Rado Captain Cook Bronze repite la decoración brillante en rayos de sol, y además está curvada. A las 12 horas, como siempre, la pequeña ancla símbolo de la casa que se mueve con el movimiento del reloj, sin más uso que el puro gusto estético de hacerlo. Los índices y manecillas son dorados para ir en consonancia con el material de la caja, y por supuesto todos están perfectamente tratados con Super-LumiNova. Y también se sigue manteniendo la curiosa separación entre la a y la i de Captain. La fecha está marcada en rojo, como en el modelo original del 62.
Por dentro se mueve el calibre ETA C07, que no es sino el PowerMatic 80 que, como su nombre indica, tiene 80 horas de reserva de marcha. Esto es gracias a un volante que se mueve a 21.600 alternancias/hora y un muelle real más delgado, largo y resistente. Lleva funcionando desde 2012, así está ya más que probado. El calibre no se ve porque está bajo una tapa roscada de titanio (no puede ser de bronce porque es irritante), decorada con tres hipocampos, el otro símbolo de la casa.
El reloj se completa con una correa de cuero verde aviejada que le pega completamente, y terminada con una hebilla grabada también en bronce. El Rado Captain Cook Bronze tiene un precio de 2.660 euros. Por comparar, el Bell & Ross Diver Bronze cuesta 3.900 euros (con un calibre inferior), la edición limitada del Oris Carl Brashear costaba 2.600 euros (con caja y bisel de bronce, pero con menos hermeticidad y también un Sellita como Bell & Ross). Por último, el Tudor Black Bay Bronze tiene un precio de 3.930 euros, aunque en este caso equipa un calibre de manufactura (aunque con menos hermeticidad). Así visto, no parece que el Rado Captain Cook Bronze sea una elección tan descabellada, ¿a que no? A mí me gusta mucho, esa es la verdad. Más información en Rado.es.