Tudor Black Bay Pro GMT. El nuevo éxito de Tudor, con fotos en vivo y precio
Un reloj polivalente y muy atractivo, además de con buen precio
En la pasada feria de Watches & Wonders el reloj más mediático fue el 222 de Vacheron, que vimos en vivo. Pero de los relojes realmente importantes por su novedad, por su construcción y por su proyección comercial, yo creo que es el Tudor Black Bay Pro el que quedó en el puesto más alto. Creo que va a ser -o está siendo- un éxito rotundo, con un futuro más que venturoso por delante.
Tudor lanzó su reloj Black Bay GMT en 2018 (aquí lo vimos en vídeo), y desde entonces ha sido un superventas permanente. Pero había una pega que se le ponía siempre: el diámetro (41 mm) y la altura (14,6 mm), que lo alejaba de algunas muñecas. Cuando apareció el Black Bay Fifty-Eight (aquí vimos en vídeo el Navy Blue, por ejemplo) ese problema encontró solución, porque ahora tiene un diámetro de 39 mm y, aunque la altura permanece, la sensación en la muñeca es de un reloj mucho más gobernable. De hecho se asienta perfectamente, sin cabeceos.
ANTEPASADO ILUSTRE
Hace hoy un año, publiqué un artículo con la historia del Rolex Explorer II. En él repasaba los modelos anteriores y el último que se ha presentado. Si, tras el relanzamiento de la marca en 2012, Tudor se quería separar de su historia con Rolex para reafirmarse como marca independiente, ahora no. Ahora presume de esa relación, y con razón. ¿Por qué no iba a hacerlo, si es una garantía para sus clientes estar respaldado por Rolex? Pues bien, es en ese archivo de Rolex en el que el diseñador Ander Ugarte se ha basado para crear el Tudor Black Bay Pro.
En efecto: el Rolex Explorer 1655, aparecido en 1971, ha sido la base para construir el nuevo Tudor Black Bay Pro.
Pero claro, no es una copia, ni mucho menos. Es más: salvo el bisel, este Tudor es muy Tudor. Difícilmente alguien podría decir que es un «fusilado» del reloj de Rolex.
La verdad es que, ante la demanda de un GMT de menor tamaño, Tudor podría haber optado por hacer un Black Bay GMT más pequeño. Es decir, Fifty-Eight con bisel GMT giratorio. Pero no: Tudor nos ha sorprendido porque ha querido hacer algo distinto, sin tanto aspecto vintage como tiene el Black Bay GMT. El Tudor Black Bay Pro tiene una porte mucho más contemporáneo, más joven, menos serio. Y con un tamaño que vale para casi todo el mundo.
El Tudor Black Bay Pro es un reloj de 39 mm con la caja clásica de la colección. Está hecha de acero inoxidable 316L y está cepillada en la parte frontal, pero con un delgado bisel pulido que recorre la caja de un lado al otro; esto es común a todos los Fifty-Eight. También están pulidas las partes verticales de la carrura, así como el brazalete.
Lo mismo puede decirse del fondo de la caja, que no tiene interés porque es algo que también ha heredado de la casa madre: es sólo una tapa ciega roscada. Lo que sí interesa es que es hermético hasta los 200 metros, lo que hace hincapié en que no sólo es un reloj viajero, sino también aventurero. La corona, por cierto, tiene un nuevo diseño, en el que el perfil acanalado y el tubo de aluminio han sido sustituidos por una corona clásica, más profundamente dentada (a la manera de Rolex). Aún así sigue siendo grande para poder manejarla bien, algo característico de Tudor.
El cristal de zafiro sigue siendo abombado, un elemento recurrente en todos los relojes Black Bay que contribuye al aspecto retro de la colección. Pero, por encima de todo, el Tudor Black Bay Pro presenta un nuevo bisel de acero. No es bidireccional, sino fijo, acabado con un cepillado radial y una escala de 24 horas grabada y rellena de negro, como el del Rolex 1655.
NUEVOS ELEMENTOS DE LA ESFERA
A primera vista, la esfera del Tudor Black Bay Pro parece la clásica de la casa, con un perfil curvado y una textura arenada mate sobre un color negro. Hay una pista de minutos en la periferia, el logotipo del escudo Tudor y el nombre de la marca a las 12 horas, además de tres líneas de texto a las 6 horas. De las tres, la hermeticidad está en amarillo, a juego con la manecilla de GMT. Además, los marcadores aplicados resultan familiares, con una combinación de puntos, rectángulos y un triángulo a las 12 horas.
Pero los marcadores del Tudor Black Bay Pro no son metálicos ni están rellenos de pintura luminosa. Están hechos de bloques de cerámica luminosa con un ligero color crema. No sólo tiene un aspecto muy atractivo y más moderno porque prescinde del borde metálico, sino que también realza el diseño técnico e instrumental del reloj. Las agujas son típicas de Tudor, con un perfil de copo de nieve y rebosantes de Super-LumiNova de grado A.
Por supuesto, el Tudor Black Bay Pro es ante todo un reloj de doble horario, con una aguja de 24 horas independiente que puede utilizarse tanto para mostrar un huso horario adicional como para indicar si es de día o de noche. La indicación se muestra aquí gracias a una aguja Snowflake amarilla. La función es la llamada GMT real, en la que es la aguja de la hora local (la aguja Snowflake principal, más corta y de color crema) la que se mueve en incrementos de una hora, ya sea hacia atrás o hacia delante.
La fecha, una función indispensable en un reloj GMT, se muestra a través de una apertura situada a las 3 horas y está, por supuesto, engranada con la aguja de la hora local. Todos los ajustes se realizan con la corona.
CALIBRE DE MANUFACTURA
En el interior del Tudor Black Bay Pro se encuentra el mismo movimiento que en el Black Bay GMT, es decir, el calibre de manufactura MT5652, fabricado por Kenissi, propiedad de Rolex. Este movimiento automático está certificado como cronómetro por el COSC y está equipado con una espiral de silicio antimagnética. Además, el volante de inercia variable está sujeto por un robusto puente transversal.
El movimiento late a 4 Hz y almacena hasta 70 horas de reserva de marcha una vez que su rotor bidireccional le da cuerda (o manualmente con la corona). En cuanto a la precisión, aunque las normas del COSC se sitúan entre -4 y +6 segundos, Tudor afirma que se encuentra entre -2 y +4 segundos. Pero ya he dicho a menudo que mi Fifty-Eight 925 está por debajo del segundo al día.
CIERRE T-FIT
El Tudor Black Bay Pro equipa el cierre T-Fit, que le da un aspecto de calidad excelente. Un doble cierre -al estilo Rolex- con el logotipo de la marca.
Hay además un detalle muy bueno: el cierre se hace sobre bolas de cerámica, de manera que no se produce desgaste del metal, además de hacer un sonido muy agradable al abrir y cerrar.
Además lleva un extensor interior que puede aumentar el diámetro del brazalete hasta 8 mm., lo que viene muy bien en verano.
Las otras dos versiones tienen los cierres ya conocidos.
PRECIO Y ÚLTIMAS CONSIDERACIONES
El Tudor Black Bay Pro tiene un precio de 3.480 euros con correa de piel o NATO, y de 3.770 euros la versión con brazalete. Es decir, está en ese punto dulce en el que Tudor hace mucho daño a otras marcas, porque sus competidores han ido escalando sus precios mientras Tudor sigue ofreciendo muchísimo a precios inferiores. En algunos casos, sensiblemente inferiores.
Por eso creo que es un reloj tan importante: le da armas excelentes para ubicarse por delante de los demás en precio con un reloj muy atractivo. Y, al parecer, la respuesta de los clientes de Tudor ha sido excelente. Más información en Tudor.es.