En la muñeca: Piaget Polo S. Modelos y precios
Repasamos en vídeo y fotos los nuevos Piaget Polo S, el nuevo reloj de lujo deportivo de la marca con dos modelos en acero y con los precios de cada uno
Uno de los lanzamientos más comentados del año ha sido el de los nuevos Piaget Polo S.
Aunque ya hablé de los dos modelos cuando se lanzaron, ahora he tenido la oportunidad de probármelos y examinarlos de cerca, así que os los presento con fotos y vídeo exclusivos junto con mi opinión personal sobre ellos.
Para los que no conocen la historia de la marca hay que aclarar en primer lugar que los Piaget Polo S no surgen de la nada. Bien al contrario, Piaget lanzó el Polo en 1979 con un innovador diseño en el que todo era brazalete, con la caja incrustada y surcado por unas nervaduras que lo identificaban inmediatamente. Fue un éxito casi instantáneo como reloj deportivo de lujo y tuvo por tanto numerosas versiones. En 2009 aparecieron las versiones Polo 45 que conservaba las señas de identidad del modelo pero con una presencia más poderosa: la caja es de 45 mm y está construida en titanio y acero, mientras que sobre la esfera negra se imponen unos índices y numerales grandes, además de una apertura de fecha triple. Las nervaduras originales se mantuvieron en la caja.
Ahora Piaget lanza los nuevos Polo S. La ese viene de steel, porque todos los modelos están realizados en acero. El lanzamiento ha recibido muchas críticas porque el modelo no tiene nada que ver con los Polo originales y porque recuerda demasiado al Nautilus y al Aquanaut de Patek Philippe o, de manera más lejana, al Royal Oak de Audemars Piguet. En realidad la formas del reloj tienen más que ver con la línea Emperador de la propia Piaget. Además, como la caja está separada del brazalete, hubiera tenido más sentido asociar los relojes a los Emperador, pero este nombre es más difícil de pronunciar en otros idiomas (porque el original es en español). También podrían haber buscado un nombre nuevo, pero «Polo» se asocia inmediatamente con el deporte y el lujo, que es el origen del reloj. Y no hay que olvidar la implicación de la marca en este deporte desde hace décadas, por lo que le es muy querido y necesariamente le obliga a tener un reloj con ese nombre.
Piaget sufre en mi opinión lo que podríamos llamar «la infección del Altiplano». Sus logros con este icónico modelo y los movimientos ultradelgados que lo animan son tan omnipresentes que oscurecen las demás colecciones de la marca. Cuando presenté los excelentes Piaget Limelight Stella (en esta entrada) comentaba cómo las hechuras del reloj eran las mismas que las de los Gouverneur, unos relojes magníficos de los que, tras su presentación hace cuatro años, nunca más se supo. Con la línea Emperador pasa lo mismo: parece estar durmiendo el sueño de los justos, salvo el Emperador Coussin XL 700P presentado este año. De hecho las colecciones Emperador y Gouverneur ni siquiera tienen un sitio propio en la web de Piaget, sino que están agrupadas bajo un genérico «Relojes Black Tie». Entiendo la idea de «relojes de etiqueta», pero hoy en día hay que dar más visibilidad al producto y sobre todo separar colecciones para remarcar su personalidad. Esa visibilidad sí se le ha dado al Altiplano y ahora también a los nuevos Piaget Polo S.
Ahora bien, salvo que estemos buscando específicamente algo antiguo o fuera de producción, cuando vamos a comprar algo no lo empezamos a comparar con las versiones anteriores. Si voy a comprar un Volkswagen Golf (por usar otro icono comercial) no voy a decir «es que las formas exteriores del anterior modelo…» o «es que el salpicadero antiguo…». Es absurdo, si te gusta algo más antiguo entonces eso es lo que buscas e intentas conseguir. Si quieres un producto nuevo es porque te gusta ese producto, no sus versiones anteriores. Y en mi opinión el Polo clásico (no así el Polo 45) estaba anticuado y necesitaba un más que urgente lavado de cara.
Voy a poner otro ejemplo: en 1982 Omega renovó su línea Constellation; el nuevo modelo Manhattan no tenía nada que ver con el anterior (ahora resucitado en forma de Globemaster), y sin embargo nadie cuestiona hoy su legitimidad. Cuando entrevisté a Edouard Meylan, Director General de H. Moser & Cie (aquí tienes la entrevista completa) me dijo, con una franqueza poco común en una persona en su posición: “Todo el mundo me decía ‘respeta la esencia de Moser, respeta la esencia de Moser’. Vale, vale, lo respeto; pero ¿cuál es la esencia? Porque lo verdaderamente esencial aquí es que Moser se moría y necesitaba crear modelos que la gente quisiera comprar. No se vive del nombre, por importante o distinguido que sea. […] Nosotros no vivimos de los coleccionistas. Yo quiero acabar el ejercicio sin stocks. Esa es la forma de sacar una empresa adelante”. No se puede decir más claro: lo que quieren las marcas es vender relojes, y por ello el Piaget Polo S está claramente dirigido a un público mucho más amplio que sólo los seguidores de la marca o los coleccionistas.
Esa intención se nota especialmente en los nuevos embajadores del Polo: nada menos que 9, de todas las razas y profesiones. El más destacado de ellos es sin duda el canadiense Ryan Reynolds, pero lo que es evidente es que la manufactura ha querido crear con los Piaget Polo S un reloj que tenga una aceptación extensa en todos los mercados. Esto es esencial en un momento en el que las ventas son cada vez más escasas y difíciles y por tanto las marcas no se pueden permitir resbalones con diseños que luego no se vendan en algunos mercados; ahora todas las ventas son necesarias. ¿Se le podría haber pedido a Piaget más riesgo a la hora de diseñar el nuevo Polo? Sin duda ninguna. Hace un par de días vimos los relojes de aniversario del Nautilus de Patek (aquí) y el parecido de la esfera es demasiado claro. No es una copia, pero el diseño del Polo como reloj deportivo de lujo es, digamos, conservador. Más ruptura hubiera sido mejor recibida, al menos desde los ojos de los aficionados a los relojes y a la relojería como tradición histórica. Pero recordemos: ese aficionado en absoluto tiene (tenemos) más legimitidad que aquel que entra en la tienda y lo que quieres es comprarse un buen reloj de una buena marca que le transmita aquello de lo que tanto hablamos cuando hablamos de relojes. Hay que hacer un constante ejercicio de humildad y bajarnos del pedestal en el que nos encanta estar. Es bueno recordar todo lo que hay detrás, pero no por ello desdeñar a quien no lo conoce y menos aún sus gustos.
En la siguiente página veremos si el reloj está al nivel de lo que se le exige.
¿Está el Piaget Polo S a la altura de los presupuestos con los que la marca lo ha creado? Pues a mí no cabe duda alguna. El Polo S es un reloj muy bien realizado y muy atractivo. La caja, tanto en la versión de tres agujas y fecha como en el cronógrafo, tiene 42 mm de diámetro y una altura de sólo 9,4 mm y 11,2 mm respectivamente, así que ambos modelos se van a mover felices en ambientes formales. No podría ser de otra forma, viniendo de un especialista en calibres ultraplanos. La versión cronógrafo añade dos pulsadores diseñados de tal manera que, aunque son discretos en su forma y se integran bien en el lateral del reloj, su pulsación es siempre precisa.
La carrura está pulida a espejo en las partes frontales y contrasta elegantemente con el cepillado de las verticales y del bisel, que en sus flancos también está pulimentado . Este patrón se repite en el brazalete, en el que el eslabón interior está satinado mientras que la hache que le rodea está pulido. En esto el Piaget Polo S honra sus ancestros, porque el acabado y la presencia del brazalete no sólo es intachable sino también extraordinariamente bella.
La esfera presenta una superficie acanalada y una manecilla de segundero que cobra una presencia muy atractiva gracias al contrapeso con la P inicial del nombre de la marca. La versión de tres agujas comparte dos colores de esfera con el cronógrafo, en plata y azul, y añade una versión de color pizarra que es la más seria pero con mucho estilo.
El cronógrafo incluye dos subesferas, una de 30 minutos y otra de 12 horas. Yo hubiera preferido sólo la de 30 minutos y un pequeño segundero, porque tal como es ahora mismo y salvo que pongas en marca el cronógrafo no hay movimiento en la esfera, lo cual es algo contradictorio en un reloj que supuestamente ha de transmitir dinamismo. Aún así, como ya he dicho, el cronógrafo tiene estilo y a la vez buen porte, como para llevarlo con trajes de vestir sin mayor problema. La ventana de fecha, un elemento siempre conflictivo entre los aficionados pero también siempre requerido por los clientes, es en este caso trapezoidal para darle viveza. Eso sí, sólo muestra 1 día. Lejos queda la triple fecha del Polo 45, más arriesgada y cuestionable porque roba espacio a la esfera sin añadir información adicional. Por último, la lectura en la oscuridad es impecable, con un precioso tintado de SuperLuminova azul.
Piaget ha creado dos calibres nuevos para estos Polo. Podría haber usado calibres ya existentes, pero la casa quiere dejar claro que esto es un nuevo hito en su historia y quiere marcarlo en todos los sentidos. El cronógrafo incluye rueda de pilares y embrague vertical y ambos tienen una efectiva decoración Côtes de Genéve circular, con el rotor en antracita y el escudo de armas de la casa grabado.
Como ya he dicho el Piaget Polo S se lleva muy bien en la muñeca gracias a su tamaño y a su delgadez, y su estética permite lucirlo en cualquier situación, sea formal o informal. Los precios son de 11.000 euros en la versión de tres agujas y de 14.700 euros para el cronógrafo. La versión Polo 45 todavía está disponible y cuesta 400 euros más en la versión de tres agujas y 1.800 en la versión crono. El Piaget Polo S es una propuesta sólida y muy sugestiva, y desde luego mucho más barata que aquellos relojes con los que se le compara. Pero basar una decisión de compra en que «es más barato que un Nautilus» sería un error grave. Hay que comprarse el reloj si te gusta por sí mismo, que es, si sirve de ejemplo, lo que me ocurre a mí. Es un reloj que te sirve en la oficina y en el fin de semana, con opciones de color muy acertadas y una comodidad de uso hace que se integre inmediatamente en el porte de quien lo lleva. Y su delgadez lo convierte en un objetivo también para las mujeres. Estaremos atentos a qué aceptación va a tener en el mercado femenino (que no será baja, creo yo). Más información en Piaget.es.