Girard-Perregaux Laureato
Como comienzo de las celebraciones de su 225 aniversario Girard-Perregaux lanza una nueva versión del Laureato, nacido en 1975
2016 marca la celebración del 225 aniversario de Girard-Perregaux, por lo que suponemos va a ser un año de festividades -probablemente discretas y elegantes, como todo en la manufactura-. La primera de ellas es el retorno de una de las colecciones de la casa que había pasado a la historia y ahora vuelve a la luz: el Girard-Perregaux Laureato.
El origen del reloj es bastante peculiar: al parecer el distribuidor italiano de la marca sugirió el nombre a la manufactura en 1975, tomado de la traducción al italiano de la famosa película de Mike Nichols de 1967. Aunque habían pasado casi 10 años desde el estreno, la película se convirtió en un icono de la época por su reflejo de cómo la juventud se rebela ante las ataduras de la generación anterior para perseguir sus sueños. Nada nuevo en realidad, pero es un tema común a todas las generaciones y representarlo mediante un tema tabú (el sexo con una mujer madura), ayudó a que el éxito fuera universal. Y además la película transcurre con las canciones de Simon & Garfunkel, que no han perdido un ápice de su belleza. En resumen, es una película que todavía se disfruta hoy en día.
Relojeramente hablando el reloj tiene también unos orígenes llamativos. En 1972 se había lanzado el rompedor Royal Oak de Audemars Piguet, un reloj deportivo con cuerpo de acero. Tres años después nacía un Laureato que también tenía un bisel de 8 lados y una esfera decorada con tapicería (Clous de Paris). Sin embargo el Laureato tenía unos argumentos de venta propios. En primer lugar mezclaba el acero con el oro y, más importante aún, el movimiento que lo gobernaba era de cuarzo, no automático. Y no cualquier cuarzo, porque Girard-Perregaux estaba muy centrada en la exactitud, así que creó su propio movimiento, el 705, que le permitió lucir en la esfera la leyenda «Quartz Chronometer». De hecho los 32,768 Hz del calibre se convirtieron en el estándar de la industria.
El éxito de la pieza hizo que el reloj fuera evolucionando. En 1996 hizo su aparición el primer Laureato con movimiento automático -GP 3100- lo que trajo consigo un aumento de las medidas originales, mientras que en 1998 se cambió el diseño para poder acoger el icónico Tourbillon con Tres Puentes de oro. El EVO3 de 2003 llegó a los 44 mm y el bisel pasó a estar por un lado satinado y pulido y por otro remarcado por la junta negra que lo hacía hermético y que está en la base de la creación del modelo deportivo Hawk (que se puede ver aquí y aquí).
Ahora, 41 años después de su nacimiento, Girard-Perregaux vuelve a los orígines del Laureato para ofrecernos una visión más contemporánea del modelo, en un movimiento que seguramente será refundacional: si esta nueva visión tiene éxito estoy seguro de que supondrá el principio de una colección en expansión. El acero vuelve a estar muy de moda, lo que le viene perfecto a este sencillo tres agujas que complementa su aire deportivo con una esfera muy elegante. La caja es de 41 de diámetro y por supuesto presenta el bisel octogonal cepillado y pulido, con un brazalete que se integra perfectamente con la caja.
Ha perdido sin embargo la junta de caucho, lo que ha afectado a su hermeticidad: se queda en tan solo 30 metros, lo que de facto le saca de la categoría deportiva para enmarcarlo directamente en un reloj puramente de vestir. Si bien el efecto resultante es indiscutiblemente más elegante, una hermeticidad de 100 metros habría sido lo más adecuado. Pero, como reloj de vestir, el guardatiempos cumple perfectamente porque tan solo levanta 10,10 mm de altura, cortesía del calibre de manufactura GP03300-0030 que tan sólo tiene 3,20 mm de alto. A cambio la reserva de marcha es de sólo 46 horas, correcta pero algo insuficiente en estos tiempos.
Este nuevo Laureato se lanza en 2 versiones que sólo difieren en el color de la esfera: plateada o azul marino. Ambas recuperan el dibujo «Clous de Paris» original , con manecillas de bastón recubiertas con material luminiscente. El conjunto es muy elegante y curiosamente recuerda más a un reloj de los años 50 que 70. Como siempre en Girard-Perregaux el contrapeso de la manecilla del segundero es muy atractivo.
Llama la atención sin embargo que el nuevo Laureato es una edición limitada a 225 unidades (como la fecha del aniversario). Si la idea es relanzar la colección y de paso acercar la marca a un público más amplio con un reloj de aspecto renovado y no tan clásico como las otras colecciones de la casa (1966 y 1945), el hacer una serie limitada no parece la mejor de las estrategias porque al cabo se quedará dentro de las fronteras de los seguidores fieles. Además marcarlo con un precio que rondará los 13.000 euros no es desde luego una oferta amable hacia el mercado, especialmente cuando el 1996 en acero, con el mismo calibre, cuesta 8.400 (se puede ver aquí). Veremos cómo desarrolla la colección Girard-Perregaux y que decisiones toma en el futuro. Más información en Girard-Perregaux.com.