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Nuevos Seiko Prospex Diver Solar: fotos en vivo y precios

Dos nuevos buceadores en la familia, esta vez alimentados por la luz

Seiko Prospex Diver Solar

Seiko Prospex Diver Solar

Dos nuevos buceadores acaban de unirse a la gran familia de la manufactura japonesa: los Seiko Prospex Diver Solar vienen a aumentar la oferta no sólo de grandes relojes de buceo, sino que además esta vez lo hacen pensando en la absoluta comodidad del usuario: su pila se carga mediante la luz. Pero además tienen un transfondo histórico que merece la pena ser señalado: el primer Tuna con calibre de cuarzo.

UN POCO DE HISTORIA

Seiko Golden Tuna Ref. 7549-7009

El Seiko Golden Tuna Ref. 7549-7009 original de 1978

Como ya vimos en la presentación con fotos en vivo del Seiko Marinemaster Professional Diver’s 1.000 m Hi Beat, Seiko presentó su primer reloj de inmersión en 1965, al que siguió uno en 1967 y otro en 1968. Sin embargo ese mismo año Seiko recibió una carta de un buceador por saturación quejándose de que los relojes se llenaban de helio y acababan por reventar. Los ingenieros de Seiko se tomaron muy en serio el problema y comenzaron a estudiar las posibles soluciones. Además comenzaron desde cero, sin basarse en lo que ya había.

Siete años más tarde presentaron la referencia 6159-7010 que, por su forma, enseguida se ganó el apodo del Tuna CanLata de Atún, aunque al final se quedó solo en Tuna. Gracias a su caja monocasco y a la junta del cristal en L se eliminó el problema del helio. El reloj era hermético hasta 600 metros, llevaba dentro un calibre de alta frecuencia (10 hercios/36.000 alternancias a la hora) y tenía un diámetro de 51 mm. No para todo el mundo, claro, pero un excelente reloj para profesionales.

Seiko Golden Tuna Ref. 7549-7009

Dibujo de explosión del Seiko Golden Tuna Ref. 7549-7009

Tres años después Seiko presentó el primer Tuna movido por un motor de cuarzo, y de paso el primer reloj de buceo del mundo movido por un cuarzo. Aunque ahora parezca extraño, en 1978 el cuarzo era un elemento novedoso y nada barato, y su utilización facilitaba la precisión y la resistencia. La caja era algo más pequeña (48 mm). y estaba recubierta de nitruro de titanio -también conocido como Tinita-, que es en realidad un material cerámico con una extraordinaria dureza sólo por debajo del diamante (se usa para recubrir brocas y fresas, por ejemplo). El color del TiN es dorado, y por eso el reloj se ganó el sobrenombre de Golden Tuna (tuna de oro).

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Es ese reloj el que estos dos Seiko Prospex Diver Solar homenajean ahora, si bien rebajando las especificaciones para conseguir un buen precio. La caja mide 46,70 mm de diámetro, pero no es tan problemático porque la distancia entre asas es más o menos como la del diámetro, así que está bien equilibrado.

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Lo que definitivamente lo convierte en un instrumento prácticamente limitado al medio acuático es su altura de 11,5 mm. Es verdad que no es exagerado, pero unido al diámetro obliga darle mucho espacio. Nada que no sea llevarlo con puños desabrochados. Pero no le quita ni un punto de atractivo, sobre todo a los que son devotos del diseño Tuna.

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Seiko ha querido recuperar el color dorado del modelo de 1978 y para ello ha dado un recubrimiento de PVD (el modelo SNE498P1EST) a los bordes del bisel y al segundero. Además, fiel al original, lleva la correa de silicona con pliegues, uno de los avances del Tuna original de 1975. Gracias a su estructura se puede adaptar a los cambios de presión que ocurren durante el descenso y ascenso, que provocan un aumento y disminución del diámetro de la muñeca.

Seiko Prospex Diver SolarPero, por si acaso no es del gusto de todo el mundo, también ha presentado una versión con brazalete de acero y sobre todo sin el color dorado. Es la referencia SNE497P1EST. Es mucho más discreto que su hermano dorado y por tanto más fácil de llevar en el día a día.

Lo que llama mucho la atención es cómo en unos relojes tan asequibles Seiko ha conseguido reducir el tamaño pero manteniendo la protección contra la entrada de helio y además la certificación como reloj de buceo (de ahí la leyenda «Diver’s 200M»). No hace sino recalcar la maestría de la casa nipona.

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Bajo el cristal de Hardlex (que no es zafiro, pero desde luego es mucho más resistente que el Hesalite) hallamos una esfera que, como siempre en los relojes de buceo de la casa, tiene grandes índices y manecillas para una lectura perfecta, y una impregnación de Lumibrite más que generosa para ver en la oscuridad.

El reloj se mueve gracias al V157, un cuarzo cuya pila no necesita cambiarse porque se recarga con la luz. Además, con máxima carga, tiene una autonomía de 10 meses. E integra una función de preaviso de agotamiento de energía y otra de prevención de sobrecarga.

Y para rematar, los precios, que vuelven a ser imbatibles: la versión dorada tiene un precio de 540 euros, mientras que el precio de la versión con brazalete es de 550 euros. Como digo, insuperable. Los relojes ya están disponibles en la boutique de Seiko en Madrid. Además, en España, Andorra y Portugal los relojes se entregan con una caja especial que incluye un libro sobre los relojes de buceo. Más información en Seiko.es.

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